Si en algunos países escandinavos el Estado vela por los ciudadanos desde la cuna hasta la tumba, sistema que ha sido criticado por encontrarse cerca de un comunismo de derechas y por desestimular la iniciativa privada, en España y en algún otro régimen progre de nuestro entorno ocurre todo lo contrario. La vida se vuelve aquí, para muchos, incierta, frágil y peligrosa desde el principio hasta el final. Intentaré demostrárselo.
Hoy en día, en España nacemos de puro milagro. No solo porque en nuestro invierno demográfico solo nace poco más de un niño por pareja, por lo que nuestra civilización esta abocada a desaparecer antes de medio siglo, sino porque con la nueva Ley del Aborto aprobada ayer por este incalificable Tribunal Constitucional que nos controla, después de 13 años de dudas desde que ZP la ideara, el aborto ha pasado de ser una excepción para escasos supuestos (violación, malformación del feto, grave riesgo para la madre) a ser un derecho de la mujer, derecho a matar. De forma que el 1’19 de nacimientos, puede quedar reducido a menos de un bebe por señora de media.
Supongamos que está usted, bebé, entre el escasísimo cupo de los nacidos y que hace las delicias de sus padres que soñaban con tener una niña o un niño. Pues bien, con la defensa de los LGTBIQ, y en particular con la reciente Ley Trans, el suspense de los padres sobre el género de su retoño puede durar años porque a partir de una temprana edad su niño puede optar por ser niña o viceversa. Y aun dentro de cada uno, de los dos géneros, puede optar por cada una de las seis siglas mentadas.
A medida que vamos creciendo en la vida, la situación se vuelve cada vez más inquietante, en especial para las mujeres. En virtud de la ley de Solo si es si estuvimos a punto de primar al violador o al pederasta, reduciendo sus penas y poniéndoles de patitas en libertad. Más de mil delincuentes se beneficiaron de la ley, lo que suponía un estímulo para los violadores de igual forma que el indulto a los sediciosos o malversadores suponía un aliciente para sediciosos y corruptos.
A medida que vamos avanzando en la vida, nos encontramos con la difícil tarea de encontrar trabajo y entre los parados y los fijos discontinuos hay en España más de 4 millones de familias en situación agónica.
Ello hace que el derecho a la vivienda se convierta en papel mojado. Si España venía siendo un país de pequeños propietarios de su vivienda en un porcentaje del 69%, en los últimos años la cifra ha descendido hasta el 35% por lo que la gran mayoría se ve en la necesidad de alquilar su piso cosa que puede hacer tarde y mal, al tener que pagar el 40% de su sueldo, justo el doble de la media europea.
Consecuencia directa de tal situación es el asalto a okupar viviendas ya sea por la vía de no pagar el alquiler o simplemente cambiando la cerradura de un piso vacío temporal o definitivamente. La reciente Ley de Vivienda, en lugar de corregir tal dislate, protege al okupa frente al legítimo propietario perpetrando una gravísima anomalía typical Spanish.
Si al final de esta azarosa existencia se acercan ustedes al capítulo final, hay que andarse con cuidado porque gracias a la Ley de Eutanasia, si agarra usted un catarrillo persistente y su familia no está muy estructurada -Dios no lo quiera- puede acercársele algún alma caritativa que ponga fin a sus molestias en menos que canta un gallo.
Este es el tipo de vida que el actual Gobierno, gracias a la inspiración de ZP, la sabiduría de UP y el beneplácito del PSOE ha podido ofrecernos sobre la base de unas cuantas leyes – resumo: Aborto, Trans, Solo si es si, Trabajo, Vivienda y Eutanasia- que mucho me temo va a ser difícil quitarse de encima.
Esta es la herencia vital que nos deja el Presidente, aderezada por unas Instituciones que apuntalen su permanencia. Perdón por el oscuro paisaje dibujado y que ustedes lo pasen bien.
Imagen: actualidadyanalisis.com, elpais.com, elperiodico.com, abc.es, uik.eus, diariosur.es, y eldiarios.es
Jorge Fuentes Monzonís-Vilallonga es Master en Ciencias Políticas y Económicas y Derecho.
Diploma de Altos Estudios Internacionales. Embajador de España en Bulgaria en 1993.
Primer Embajador de España en Macedonia en 1995.
Embajador de España en Bruselas WEU en 1997, entre otros cargos.