Pedro Santisteve, ahora portavoz de Zaragoza en Común (ZEC) y alcalde de la ciudad de 2015 a 2019 –candidatura que incluyó a Podemos, Izquierda Unida y Equo, entre otros partidos-, ha propuesto para Fernando Simón la distinción de Hijo Predilecto de la ciudad, por su labor durante la epidemia del coronavirus.
El alcalde Jorge Azcón (PP) ya ha dicho que no se le concederá, que no es digno de tal distinción, y va a ser que NO por aritmética de concejales en el consistorio. Doy por supuesto que, si ahora gobernaran ZEC, PSOE y Chunta, como sucedió en los cuatro años anteriores y con Santisteve como alcalde, sería que SÍ.
Ante la polvareda levantada en la ciudad del Ebro, otra personalidad política aragonesa ha saltado a la palestra: Sira Repollés, consejera de Sanidad, ha afirmado que Fernando Simón “se merece más que nadie ser Hijo Predilecto de Zaragoza”.
Fernando Simón nació en Zaragoza, en 1963, estudió y vivió muchos años, licenciándose ahí en Medicina, en la misma promoción de 1987 que la consejera de Sanidad. Son amigos, ya de sus veraneos en Caspe, de donde era natural –todo casualidades– la anterior consejera de Sanidad aragonesa, Pilar Ventura, que tuvo que dimitir hace unos meses por el aluvión de críticas, entre otras de su sucesora, Sira Repollés.
Las amistades y la política explican muchas decisiones y actuaciones. Si no, que se lo pregunten a Pedro Sánchez, que como presidente del Gobierno lo está demostrando. Sin embargo, Fernando Simón, zaragozano hasta la médula, debe estar pasándolo mal, por la polémica de su no-distinción en su ciudad natal, y seguro que estará pensando que ojalá se hubiera callado ZEC y le hubiera dejado tranquilo.
Que su colega y amiga, Sira Repollés, diga que Simón es el que se merece más que nadie la distinción, me indigna, porque las críticas y querellas se merecen un respeto, y ni siquiera la amistad o la política justifican exageraciones injustas. Es cierto que pedir ecuanimidad en política es casi hablar de poesía, pero cierto sentido del ridículo han de tener los políticos.
La mayoría deseamos que nada de lo relativo a la pandemia se politice, y no paramos de ver politizaciones. Queremos rigor sanitario, social y eonómico.
Si le preguntáramos al Consejo General de Enfermería de España, que ha presentado en el Tribunal Supremo una querella contra Fernando Simón –y otros, por ejemplo Pedro Sánchez y Salvador Illa– por negligencia durante la pandemia, por la propuesta de ZEC, es seguro que se asombraría. Proponer como Hijo Predilecto a quien diversas entidades y personas han llevado a los tribunales por negligencia, es contradictorio… salvo para un político como Santisteve, que se la hubiera concedido la distinción si gobernase en el ayuntamiento.
Politiza Santisteve de modo inoportuno con su propuesta. ¿Y el ayuntamiento actual politiza o es coherente? Ciertamente, es una decisión institucional y política, pero a mí me parece coherente tras las críticas y la mala gestión de la epidemia en Aragón y en el resto de España: el drama de las residencias de ancianos se ha vivido con intensidad en Aragón, así como el baile de cifra de fallecidos y contagiados, o el uso de la mascarilla según intereses o imprudencias del Gobierno. No es lógico concederle la distinción, pero es que tampoco ha sido lógica la propuesta de Santisteve.
Queda también la incógnita de qué hubiera hecho Santisteve si hubiera sido alcalde. No descarto que ni siquiera hubiera propuesto ZEC a Fernando Simón como Hijo Predilecto, pues bien sabe que las calles zaragozanas claman contra Simón. Pero como está en la oposición y sabía que no prosperaría su propuesta, ha jugado la baza, para achacar a PP, Ciudadanos y Vox que politizan los premios y la gestión de la pandemia. En política existe el doble juego, y también el triple juego, guste o no.
Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
Escribe, también, en su web personal.