Aktion T4. Con este nombre se conoció a finales de la década de los años treinta en la Alemania nazi un proyecto en virtud del cual se trataba de eliminar a los ancianos y enfermos, a fin de suprimir a las personas que se consideraban físicamente defectuosas. Según las fuentes, las víctimas fueron entre 275.000 y 300.000 personas, y el proyecto sólo se paralizó por la valiente oposición de un prelado católico, horrorizado ante tal brutalidad.
Este total desprecio por la vida humana, especialmente por los más vulnerables, se conoce con el término de eugenesia, y consiste, básicamente, en la eliminación física de los más desvalidos, de los que más protección necesitan. Tal barbarie siempre se había asociado al nazismo y a Adolfo Hitler; sin embargo, ahora, nada menos que un Doctor en medicina, Frits Rosendaal, acaba de hacernos caer en la cuenta de que actualmente existen partidarios de esta forma de actuar en la propia Holanda, al hacer unas declaraciones en el mismo sentido, aludiendo al error que comete la sanidad española o la italiana en intentar salvar o luchar por la vida de sus ancianos.
Concretamente, este Jefe de Epidemiología Clínica del Centro Médico de la Universidad de Leiden considera que estos ancianos no tienen derecho a que se les ingrese en una UCI, no tienen derecho a que se luche por su vida. Es evidente, que según Rosendaal la opción correcta para él es dejarles morir en casa, como si fueran perros; según él, no hace falta intentar salvarles, no hace falta ingresarles, no vale la pena el esfuerzo.
La propuesta escandaliza por lo que supone de absoluta falta de ética y moral, por la brutalidad que supone de selección natural, de que sólo sobrevivan a esta crisis sanitaria los más fuertes, de absoluta falta de la más mínima caridad cristiana, por su salvajismo, por su total desprecio por los ancianos, su total ausencia de cualquier vestigio civilizado, su total carencia de sensibilidad para con los que sufren más, a los que Rosendaal, al parecer, desprecia, pues considera o que viven una vida indigna, o son indignos de vivir.
“Admiten a personas demasiado viejas en las UCIS”, nada menos, ha sido concretamente lo que al parecer ha declarado todo un doctor en medicina que en su día tuvo que hacer el juramento hipocrático en el cual, textualmente hay que repetir las siguientes palabras: “….en cualquier casa en la que entre no llevaré otro objetivo que el bien de los enfermos…”.
Este holandés desconoce que los católicos apreciamos la vida, que la respetamos, cualquiera que sean sus circunstancias, que nuestro credo nos obliga a intentar proteger a aquellos que más lo necesitan, a preservar la vida, en cualquier circunstancia, pues como regalo de Dios, sólo a Dios corresponde privarnos de la misma; que creemos en la caridad y que no dejamos a nadie atrás, por muy anciano que sea; por lo que sus declaraciones merecen todo tipo de repulsa y desprecio por la brutalidad que llevan implícita, máxime en una sociedad que presume de ser avanzada, una sociedad del siglo XXI.
Me hubiera gustado poder decir en este artículo que los comentarios del Sr. Rosendaal, deprecian a su país, lo degradan, y lo llevan a la barbarie y al primitivismo más salvaje, que su punto de vista es tan miserable y mezquino que no merece la pena perder más tiempo con él. Que puede que en España no tengamos la renta per cápita de su país, pero, a diferencia suya tratamos de ayudar a nuestros ancianos hasta el final, nos preocupamos por ellos y jamás les dejamos desamparados, puesto que somos demasiado conscientes de que todo lo que somos se lo debemos a lo que durante su vida ellos hicieron por nosotros, algo que parece que Rosentaal ignora.
Sin embargo…sin embargo, y al hilo del excelente artículo de D. Javier Arnal, me inquieta el porcentaje de fallecidos en nuestro país en las residencias de ancianos. Porque no se habla de ancianos fallecidos en los hospitales, después de haber luchado por su vida, si no en las residencias. Es como si, sin decir nada, el gobierno estuviera siguiendo a Rosentaal. ¿De verdad que hemos caído tan bajo?.