Juan Roig, el presidente de Mercadona, ha decidido destinar 70 millones de euros, procedentes de su sueldo y dividendos en su empresa, para reactivar la economía nacional y valenciana, así como en labores sociales y de mecenazgo. Tiene una larga trayectoria de apoyo económico y personal a proyectos sociales, y en estos momentos de pandemia lo que urge es relanzar la economía, y él como empresario es lo que ve oportuno hacer. Es una iniciativa muy loable, pues la crisis sanitaria ha generado una crisis laboral, económica y social que bien se puede calificar como catastrófica. Y en las catástrofes cada uno hemos de plantearnos cómo colaborar, bajo las diversas formas de colaboración existentes, que abarcan la dedicación de tiempo en tareas de voluntariado –por ejemplo, para repartir alimentos a miles de familias necesitadas en estos momentos-, las ayudas económicas o plantearnos cada uno cómo colaborar con nuestro propio trabajo, incluido el periodístico, buscando la verdad.
Si Juan Roig ha tomado esta decisión, con una cuantía que está a su alcance y de pocos más, no por eso hemos de inhibirnos. Todos estamos comprobando la solidaridad de muchos. Seguimos echando en falta la ayuda de muchos gobernantes y partidos políticos, en términos económicos, porque liderar proyectos políticos es también liderar proyectos para ayudar a paliar los agobios económicos de millones de españoles.
Entro muy a gusto a comprar en las tiendas de Mercadona, por la calidad, el trato humano y el modo de dirigir que tiene Juan Roig, que imprime en sus decisiones empresariales una dimensión ética muy valiosa. Gasto dinero en Mercadona, porque sé que piensa en las familias y en la sociedad, porque tiene unos horarios que facilitan la conciliación del trabajo y la familia. Y como yo, me parece que muchos son clientes por esa visión empresarial y humana, la que le lleva a denominar “jefes” a sus clientes.
Es evidente que el Gobierno ha gestionado muy tarde y muy mal la crisis del coronavirus. Se ha puesto de manifiesto la falta de capacidad del Gobierno, con miembros –Pedro Sánchez a la cabeza– que no tienen una experiencia profesional distinta a la política, su trabajo ha sido siempre vivir de cargos políticos. Y así nos va. Más de uno se plantea qué hubiera sucedido si el presidente del Gobierno fuera Juan Roig: hubiera previsto lo que venía, se hubiera rodeado de los más competentes –y no de cuotas políticas que nada tienen que ver con la aptitud, nos consideraría “jefes” a los ciudadanos. ¡Qué distinto sería!
Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
Escribe, también, en su web personal.