Las infraestructuras y la cultura son dos factores elementales que refuerzan la identidad y la idiosincrasia de un pueblo. Por ello, los territorios que desean incrementar su personalidad intentan potenciarlos. Casualmente, o no, la nueva remodelación del gobierno llevada a cabo por el presidente del Gobierno Pedro Sánchez ha nombrado para ocupar estas dos significativas carteras a dos ministros catalanes. La de Infraestructuras a Raquel Sánchez, sustituyendo al valenciano José Luis Ábalos y ha elegido para ministro de Cultura a Miquel Iceta, remplazando al ministro valenciano Rodríguez Uribe. ¡Con la que está cayendo! El nuevo ministro no sabemos si practica el “ball de Torrent l’u o el dos”; unas veces apuesta por una España confederal y referéndum para Cataluña y otras se nos muestra frio constitucionalista. Lo que tenemos claro es su apuesta catalanista político-cultural.
LAS PROVINCIAS, el domingo 18 de julio, recogía en primera página que el Puerto de Valencia, el Corredor Mediterráneo y el Tren de Cercanías, otra vez estaban en el aire, y que el cambio de Gobierno pone en peligro infraestructuras claves para la Comunidad Valenciana. Como si fuera una maldición. Cuando había una posibilidad de llevar a cabo esas reivindicaciones valencianas con el apoyo del ministro Ábalos, el presidente Sánchez lo defenestra.
La equidad es una virtud de la justicia que impulsa a dar a cada uno lo que se merece o corresponde; es decir, recibir imparcialidad en un reparto o en el trato. Los distintos gobiernos centrales no parecen entenderlo así con los valencianos desde hace algunos años. El análisis de las balanzas fiscales y las insuficientes inversiones públicas en la Comunidad Valenciana así lo testimonian.
Sabemos que la situación socio económica de la C.V. no es buena y que tenemos una deficiente financiación del Gobierno del Estado. Nos preguntamos: ¿quiénes son los responsables?, ¿a qué se debe?, ¿cuándo va a solucionarse este agravio? Muchos son los compromisos de los políticos cuando se aproximan las elecciones, pero pasan los gobiernos de cualquier signo y la situación económica continúa siendo discriminatoria. Los valencianos no es que seamos incrédulos, sino que nos están haciendo escépticos con las promesas electorales.
Un informe elaborado a finales de 2013 por la comisión de economía de los premios Jaime I, compuesta por los ilustres profesores Jaime Lamo de Espinosa, José Barea, Juan Velarte, Pedro Schwart y Ramón Tamames ya puso de manifiesto la discriminación económica que sufríamos los valencianos y proponían modificar el “statu quo” del vigente sistema de financiación.
Los valencianos somos unos impositores natos a la tesorería del Estado. La C.V. tiene un gran desfase entre lo que aportamos y lo que percibimos. Los informes de expertos reflejan que somos una Autonomía que tiene déficit fiscal y una renta por habitante inferior a la media de las Comunidades. Al respecto, el que fuera conseller de Hacienda, Juan Carlos Moragues, señaló: “la discriminación que sufre la Comunitat Valenciana es extrema, única, injusta, irracional y estructural”. ¿Cómo es que financiamos los servicios de Comunidades más ricas que la nuestra? El actual sistema de financiación autonómico nos penaliza.
La Historia es memoria de los tiempos. El tripartito del Botánico hace unos años criticaba y denostaba el FLA del ministro Cristóbal Montoro al que calificaban de chantajista con su plan económico para la C.V; posteriormente el conseller socialista Vicent Soler esperó el FLA de la ministra correligionaria María Jesús Montero, como agua de mayo.
El motivo de la desafección y mala financiación valenciana está en la escasa consideración que los diferentes gobiernos nos han tenido y en nuestro limitado poder de influencia. Necesitamos un revulsivo social que nos despierte como pueblo y debemos exigir nuestras justas reivindicaciones, tanto en Madrid como en Bruselas.
Asimismo, exigimos que se nos respete nuestra historia y cultura. Las falsedades históricas del llamado “Institut Nova Historia” -financiado con erario público- generador de las más estrambóticas hipótesis y teorías, que manipula y se apropia de lo ajeno, que promueve un proyecto quimérico anexionista, “los países catalanes”, con la connivencia de instituciones públicas valencianas merecen nuestra desaprobación.
LAS PROVINCIAS. Opinión. Publicado el miércoles 21 de julio de 2021, p. 27
José Vicente Gómez Bayarri es Licenciado en Filosofía y Letras, Doctor en Historia,
Catedrático de Geografía e Historia, Académico de número de la RACV y Medalla de
Plata de la Ciudad de Valencia.