La diputada del PP, portavoz de Medio Ambiente en Les Corts, Elisa Díaz, presentó la denuncia a Fiscalía el 25 de octubre para que se investiguen las muertes de los burros. La Fiscal Delegada de Medio Ambiente, con fecha 2 de noviembre, ha notificado la apertura de diligencias y ha designado un Fiscal Instructor, que concluirá su tarea con un informe-propuesta de denuncia, querella o archivo de la denuncia. La Fiscal habla de la muerte de 10 de los 50 burros “antiincendios” que “aparecieron con un aspecto esquelético, estado que induce a pensar que se ha dado una situación de inanición”, que “pueden revestir los caracteres de un delito de maltrato animal”.
Quedan muchas dudas. Mireia Mollà, consellera de Agricultura, ha despejado balones, diciendo que se enteró el 13 de octubre de unos hechos que arrancaban del mes de agosto, y que administrativamente era responsabilidad del dueño de los burros y del director del Parc. La ecologista Mollà dijo que había solicitado voluntariamente comparecer en Les Corts, y no es cierto: se le estaba pidiendo que compareciera desde unos cuantos días antes. ¿Cuándo se celebrará esa comparecencia? Parece que va para largo: cuanto más se retrase, mejor para la consellera. Se habla de 10 burros muertos, de 11 ¿alguien puede decir cuántos, ya, sin esperar a la comparecencia o que nos enteremos por el Fiscal Instructor?
La Consellería puso en marcha este proyecto, y le cuesta poco dar el dato de cuántos son exactamente los burros muertos. Los medios de comunicación publicaron la iniciativa de la Consellería en agosto: hemeroteca, internet, fieles testigos. Entre cómo se “vendió” este proyecto y cómo está gestionando la Consellería estas muertes de burros con aspecto esquelético, hay un abismo: ahora silencio sepulcral, un director general que ha dimitido, y Mollá que ha reconocido que “no ha habido buena tutela del proyecto”. Se ha abierto expediente al director del Parc Natural. Puede, por tanto, costar el cargo a alguien más, sobre todo si sirve para diluir la responsabilidad de Mollà.
Lejos de un ecologismo de salón o de despacho, toca a Fiscalía valorar si hay un delito. También toca políticamente dar la cara en Les Corts. El ecologismo, a veces, es dialéctico: ni se estudian a fondo ciertas iniciativas, ni se sigue su ejecución con un mínimo de cercanía y de profesionalidad. Se busca la foto, para dar la imagen de que, con presentar un proyecto, ya los ciudadanos lo dan por hecho. Un penoso goteo de muertes de burros que ofrece muchas dudas e incógnitas.
Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
Escribe, también, en su web personal.