Gracias, Germán

El pasado sábado, 17 de agosto, falleció en Calamocha Germán Reguillo, tras una larga enfermedad. Nacido en Segorbe y calamochino consorte, su vida ha tenido tres lugares fundamentales: Segorbe, Calamocha y Castellón. El funeral y entierro ha sido en Calamocha, y la familia nos avisará para una Misa en Castellón ofrecida por Germán.

Con el señorío con el que vivió, ha vivido estos años de enfermedad del mismo modo, ejemplarmente, cuidado con el cariño de su mujer, Emma, y sus hijos Emma, Germán, Ana y Fernando, y de toda la familia, muy conocidos en Castellón. 

Germán ha dejado una huella profunda en Castellón. Lo que estoy escribiendo ahora lo he dicho antes de que falleciera, no es fruto de unas cariñosas palabras tras su fallecimiento. Ha sido una persona apasionada, amable, trabajadora, con gran sensibilidad social, un volcán de iniciativas y respetuoso con las ideas de todos. 

Sin abundar en detalles personales familiares, conocí a Germán en Calamocha, siendo yo un chaval. Vivíamos en la misma calle, en la calle Castellana, a escasos 40 metros, en la misma acera, por lo que es fácil suponer la familiaridad, más de mis padres y hermanos que de mí, entonces un chaval. Vivían en “Teléfonos”, donde las hermanas de Emma nos conseguían llamadas telefónicas -“conferencia con…”- muy programadas con Barcelona o Madrid, en un proceso que ahora bromeamos porque era una epopeya, pero entonces era un punto neurálgico en la villa. Y yo pregunté quién era Germán Reguillo. Recuerdo la respuesta: “Es una persona importante y buena persona”.

Germán ocupó cargos políticos –Subjefe Provincial del Movimiento en Castellón, diputado provincial-, docentes –25 años director del Colegio menor “Santa María del Lidón”, profesor de Derecho en la UNED–, e institucionales –Jefe de la Sección de Patrimonio de la Dirección Territorial de la Consellería de Cultura, asesor jurídico de la Jefatura de Costas-. Impulsó la asociación Gregal, con los Premios 9 de marzo, y colaboró con el club de Opinión Jaime I mientras la salud se lo permitió.

De sus libros, él destacaba “Tiempos amargos. La Guerra Civil en Castellón”, donde recogió las represalias de los dos bandos. Su ecuanimidad, rigor, moderación, espíritu abierto y dialogante hizo posible ese libro. Buen conversador, con muchos amigos, Germán deja un recuerdo agradecido, el poso de un hombre culto, con gran corazón para ayudar a muchos y una vida cristiana que ahora estará disfrutando plenamente. Ese es el “hombre importante”, educado y cordial, que saludaba hasta a un chaval.

  • Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
    Escribe, también, en su web personal.