No me lo podía creer cuando me lo ha contado un amigo psiquiatra. Por la confianza que me merece, no he hecho más comprobaciones. Se había ofrecido como voluntario para prestar ayuda psicológica y psiquiátrica en la zona de la DANA, donde se calcula que un 30% de los 850.000 habitantes afectados necesita o va a necesitar ayuda psicológica. Se ofrecieron voluntarios psiquiatras, psicólogos y trabajadores sociales.
Pues bien: hace unos días, les han dicho que no hacen falta, que se hacen cargo de todo los Servicios Sociales. Es imposible que Servicios Sociales pueda llegar a todo. Este amigo me dijo: “Las instituciones, el Estado, han fallado, han sido humilladas, y ahora quieren hacerse los indispensables, rechazando toda ayuda que ponga en evidencia su fracaso e ineptitud, durante la DANA y en lo sucesivo”.
Es una situación, la actual, de múltiple riesgo, pues ni hacen ni dejan hacer. ¿Por qué? Parece cuadrar todo: para justificar empleos, dinero, impuestos, ante la rabia generalizada por el fracaso total en la DANA y todavía ahora. Y porque hay ideologías estatalistas muy extendidas, que quieren que todo problema social lo resuelva el Estado, y no la iniciativa privada: en vez de coordinar, encauzar y potenciar la ayuda de todos, cierran las puertas a la sociedad.
Pedro Sánchez debía haber cogido desde el primer momento las competencias. Carlos Mazón estuvo más que lento, y Pedro Sánchez vio la ocasión de desgastar a Carlos Mazón, y más adelante presentarse como “salvador” de los valencianos.
Sin embargo, en Paiporta, el 3 de noviembre, Pedro Sánchez comprobó que sus cálculos no se correspondían con la realidad. Por falta de empatía, por narcisismo, por llegar sonriendo ese día a Paiporta, pensó que había violencia y lo que había era una lógica rabia y dolor. Optó por la peor solución: huir. Abucheos a él y a Mazón, los Reyes salvando la situación con valentía y empatía. Sánchez tiene atravesado ese gesto del Rey, porque dejó en evidencia la cobardía del presidente del Gobierno.
El día de la DANA hubo un fracaso total de las instituciones, como no imaginábamos al comienzo, y conforme se va sabiendo. No solo el enfrentamiento Sánchez-Mazón, sino la Confederación Hidrográfica del Júcar, la AEMET, sino también –y va en aumento– el fracaso de muchos alcaldes, Sanidad, UME, y también de Bomberos.
Como se vio en el funeral celebrado este lunes en la catedral de Valencia, los “¡vivas!” a los Reyes y los abucheos a los políticos son una nueva fotografía del fracaso generalizado.
De ese fracaso generalizado con la DANA, se salvan los voluntarios, que también han visto cómo se entorpecía y entorpece su labor, a veces impidiéndola. También se salvan los Reyes, y –pese a quien pese– empresarios como Juan Roig y Amancio Ortega, con medidas eficaces, enseñando a los gobernantes cómo se ayuda de verdad. Atentos porque todo esto genera envidias, y es imprevisible lo que puede pasar por el hecho de que las instituciones se han sentido humilladas. Y se sienten.
Penúltimo dato que hemos conocido: los bomberos de Valencia han denunciado las deficiencias del operativo que atendió la DANA del 29-O. Los delegados del sindicato mayoritario SPPLB, mayoritario en la plantilla municipal, han explicado que sus mandos rechazaron movilizar refuerzos ¡pese a tener 100 efectivos esperando instrucciones!, ¡y que contaron con más de 40 bomberos que acudieron por iniciativa propia desafiando el criterio de sus jefes!
Un cabo ha dado pormenores, pues empezó a ofrecerse a las 11.26 de la mañana del día 29. Contestación: que si el consorcio lo requería, ya se avisaría. Solo habló con sus jefes a las 19.15 horas, ya con calles de Paiporta anegadas, cuatro veces el caudal del Ebro. La tragedia ya estaba desatada. Sin embargo, pese a pedir refuerzos, este cabo y dos compañeros –que tampoco habían sido activados– salieron a ayudar. ¡Fueron los primeros buceadores en llegar a La Torre, barrio de Valencia inundado, a las 21.15! Salvaron a decenas de personas.
Los bomberos piden la destitución de sus mandos, por no anticiparse a la emergencia con los datos que había la mañana del 29-O, por no actuar con rapidez ese día y por no haber estado a la altura los días posteriores, porque “siguieron sin movilizar recursos extra”.
Bomberos Valencia ha dado algunas explicaciones, que prefiero omitir. En este caso, son argumentos que se deshacen al escucharlos, aludiendo a que había que atender en la ciudad caídas de ramas y cascotes debido al temporal de viento.
Se han hecho tantas cosas mal que es preciso analizar una por una, para poner remedio y que no se vuelva a repetir una situación tan calamitosa de inacción, enfrentamiento y hasta crueldad de las instituciones y servicios. Es el mejor homenaje: aprender de verdad las lecciones.
Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
Escribe, también, en su web personal.