En Roma se está celebrando un Sínodo de Obispos sobre los jóvenes. Y el Papa ha dicho unas contundentes palabras a un numeroso grupo de jóvenes, procedentes de España: lo digo alto y claro, una Iglesia sin jóvenes no es Iglesia. Es inevitable pensar en el distanciamiento de los jóvenes de la Iglesia, basta ver la asistencia a la Misa dominical o en días festivos, por ejemplo: apenas se ven jóvenes, e incluso cabe fijarse en que hay pocos que tengan menos de 50 ó 60 años. El Papa les pidió a los jóvenes tres cosas muy concretas, y a la vez de máxima actualidad: inconformismo, alegría y compasión. Pero antes de esas peticiones, el Papa les pidió perdón por los escándalos en la Iglesia, y no sólo por los abusos, sino también escándalos de mundanidad, de apego a valores que no son evangélicos, de incoherencia de vida, como casi justificación para que un joven diga: yo me hago ateo, parece más coherente. Es una reflexión incisiva, que va dirigida a la médula de lo que pide un joven: coherencia, ejemplo.
Pidió a los jóvenes que participen y opinen, mencionando expresamente las canciones, animándoles a que compongan canciones con letras y ritmos alegres, dentro del natural inconformismo de la juventud. Sobre la alegría, el Papa aludió en concreto a la costumbre italiana de, cuando el sacerdote inicia la homilía, muchos salen a fumar un cigarrillo durante ¡40 minutos! Y ahí el Papa mencionó lo aburridos que pueden ser los sermones, como un elemento que aleja también de la práctica religiosa, y pidió que las homilías sean provocadoras, y no pasen de 8 minutos, puesto que lo importante es la Misa, no hacer de la homilía el centro, y además pesado. Sobre la compasión, les dijo palabras también directas, como suele hacer el Papa Francisco.
Es una impresión personal, pero me atrevo a afirmar que, en los últimos 5-8 años, las iglesias de la provincia de Castellón están sufriendo un descenso de asistentes a Misa. Por supuesto, gente joven apenas se ve, salvo menores de edad que les llevan sus padres. No me parece una impresión negativa ni parcial, sino de mera observación, corroborada por otros muchos. Entre las causas, desde luego figura la difusión de abusos perpetrados por eclesiásticos en diversos países, que aleja a los fieles. Pero ¿qué sucede con la gente joven? Pueden participar de esa reacción de rechazo de sus padres, pero es que la fe se recibe, sobre todo en la familia, y hace años ya que las personas que ahora tienen entre 35 y 45 años por poner una referencia han dejado de asistir. Es complejo, pero el Papa lo ha abordado con valentía. Homilías breves, por favor.
Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
Escribe, también, en su web personal.