Hace unos días, Ximo Puig afirmó que no consentiría que, como herencia de esta pandemia, quedara en la sociedad una “gerontofobia”, que la Generalitat no lo permitirá, y se deshacía en adjetivos para destacar el esmerado cuidado que se merecen los ancianos. Esa defensa de los ancianos, en estos momentos resulta sospechosa por parte de Ximo Puig, porque busca esconder una realidad dolorosa: el elevado número de ancianos fallecidos por el coronavirus, y de modo especial en las residencias de ancianos. Además, yo no observo en la sociedad gérmenes de “gerontofobia”, sino gritos desesperados de que haya más residencias de ancianos y se gestionen mejor: una vez más, Puig pretende crear un problema social donde no lo hay, para erigirse en guardián de los ancianos. Táctica desinformativa, una vez más.
En la provincia de Castellón han fallecido 195 personas por coronavirus: de ellos, más de la mitad –en torno a 100, porque los datos se facilitan de modo muy difuso ¿por qué será?– han fallecido en residencias de ancianos, más de la mitad. En estos días me he enterado de tres residencias que no han tenido ningún fallecido ni ningún contagiado, y tienen fama de llevarse con gran profesionalidad, dos de ellas privadas y otra pública. Y el dato que ni Oltra ni Barceló darán es, según mis averiguaciones, 95 de los 100 fallecidos, en residencias públicas: de las 40 residencias que hay en la provincia, sólo 12 son públicas. Por tanto, el dato es escandaloso para las públicas, es decir para Mónica Oltra, aunque ahora se esconde en Ana Barceló alegando que en el Estado de Alarma las residencias dependen de Sanidad.
Las residencias públicas pagan mejor a los empleados que las privadas, y suelen tener más personal. De hecho, la Consellería de Sanidad está “tentando” mucho a los trabajadores de las privadas para que vayan a trabajar en las públicas. Un dato para Mónica Oltra: no se ha construido ninguna residencia pública en los 5 años que ella es consellera responsable del área, ella que tanto defiende el sistema público para todo. Reto a Mónica Oltra a que dé este dato: cuántos ancianos estaban pendientes de ingresar en una residencia el 15 de marzo, por falta de plazas, en una provincia que para 107.000 personas mayores de 65 años sólo hay 3.069 plazas, muy por debajo de la media nacional. Y no sigo, porque es sangrante. La fortaleza de una cadena se mide por el eslabón más débil, y en la sociedad son los ancianos, que cada vez son más por el aumento de la esperanza de vida y las situaciones de dependencia.
Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
Escribe, también, en su web personal.