Hay un sector de otrora votantes del PP que se han alejado por la mala gestión de la corrupción política y por la debilidad o ausencia de valores morales que antes preconizaba, entre ellos el aborto.
Los votantes que ha ido perdiendo el PP se han ido a la abstención o a Ciudadanos, en este último caso por su insistencia en combatir la corrupción política, pero no los que preferirían un partido político que defendiera de verdad la vida y reformara el aborto en España, ahora totalmente libre tras la reforma de Zapatero, y también los que miran con asombro cómo se aprueban en diversas comunidades autónomas ley de ideología de género, como es el caso de Galicia donde el PP gobierna con mayoría absoluta o Extremadura.
Entre esos sectores, hay diversas actitudes, y que han visto cómo en el Congreso Nacional del PP se ha reafirmado un sí a la vida, pero abstracto, y con algo más de esperanza lo que ha afirmado Isabel Bonig, la presidenta del PP en la Comunidad Valenciana: el aborto no es un derecho, es un fracaso. Si es un fracaso, ¿qué propone el PP a nivel nacional?
Un sector de votantes desengañados por el PP sigue votando, no obstante, al PP, porque le parece que es el único partido que con eficacia de gobierno puede llegar a hacer algo más a favor de la vida y de otras cuestiones morales, que no ven factible votando a Ciudadanos ni, por supuesto, al PSOE u otras formaciones. Por ejemplo, la defensa de la libertad de enseñanza sí la defiende el PP.
Otro sector piensa que hay espacio político al margen del PP, para crear un nuevo partido. Dicen que hay exlíderes del PP que así lo piensan, pero nadie se atreve a dar un nombre con cierta fiabilidad de que abandere un nuevo partido, o lo esté planteando. Tal vez algunos de los senadores o diputados que pidieron a Rajoy que se cambiara la legislación abortista de Zapatero, como había prometido en la campaña electoral el PP en 2011, y que comprobaron en sus carnes la respuesta de Rajoy: ninguno repitió en listas electorales.
Desde el PP dicen y aspiran a acoger votos de todo tipo de sensibilidades morales, alegando que es un partido transversal. Ese término, a la vista de lo que sucede, genera escepticismo.
Los líderes del PP piensan que sus votantes no tienen otro partido al que votar, para una defensa cercana de valores morales en torno a la vida y la familia. Han de calcular bien esa estrategia, porque por sus hechos no lo está haciendo: laminan voces discrepantes, e incluso invocan lealtad al partido, cuando a veces el propio partido es contradictorio y atenta contra lo que prometió. Que le pregunten a Alberto Ruiz Gallardón, que no tuvo más remedio que dimitir porque se creyó que de verdad el PP quería cambiar la legislación sobre el aborto.
Los valores morales pesan poco en los votantes, y eso me parece un cáncer. Parece que baste la gestión. En su momento, pareció que Vox sería el partido que podía acoger a los descontentos, pero se ha demostrado que no. Es más: quienes defienden que hay espacio político para un partido distinto al PP menosprecian a Vox, alegando que se trataría de hacer un partido político serio.
Sopesando la realidad social española y el panorama político, me parece que otro partido político en España que defendiera mejor que el PP los valores morales no tendría mucho éxito, lo cual es una lástima, pero es lo que hay en nuestro país sociológicamente. Los nombres que se mencionan Alberto Ruiz Gallardón, Jaime Mayor Oreja, etc. no suenan a reales para ese proyecto.
Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
Escribe, también, en su web personal.