La ideología de género

Después del fracaso histórico del marxismo, han surgido en occidente otras ideologías con pretensiones revolucionarias, no ya políticas, sino culturales y sociales, y una de ellas es la autodenominada ideología de género, muy aireada por los movimientos radicales feministas y del orgullo gay. No es sólo un movimiento reivindicativo, sino también una “ideología”, esto es, una filosofía sobre la persona humana, y concretamente en su condición sexual, que pretende subvertir desde sus mismas raíces; como todas las ideologías, es un sistema cerrado de ideas a semejanza de los credos, porque ha de admitirse en bloque, y no admite diálogo. Y es una ideología de “género”, una palabra que hay que entender en su significado gramatical de género masculino, femenino o neutro, porque abarca estas tres acepciones; aunque se presta a una cierta ambigüedad, la palabra está elegida con una intención bien precisa y calculada: cambiar las ideas que tenemos sobre la persona humana.

Contrastes (2ª parte)

A veces, muchos pensamos que retrocedemos en nuestra evolución con una Ley injusta de impuestos mal distribuidos, unas pensiones de nuestras viudas y pensionistas insuficientes. En la usurpación como padres de nuestros derechos en la educación de nuestros hijos y nietos al amparo de la Constitución, ¿dónde queda su artículo 27,3? con la intromisión ideológica y doctrinaria del partido en el Poder (Asignatura de Educación para la Ciudadanía de nuestros jóvenes). Con una Ley de Dependencia de nuestros ancianos, gaseosa y grandilocuente, carente durante años del necesario soporte económico para hacerla real y eficaz… En fin, nos da la sensación que el Estado con su parcial control, se infiltra en la sociedad e intenta manipular, con demasiada frecuencia, nuestras creencias y valores, nuestras costumbres y tradiciones. En resumen influir e inmiscuirse en nuestras vidas, en nuestros principios y conciencias.

Náufragos, robinsones y llorones en Internet

La aparición de internet, la irrupción incesante de las nuevas tecnologías de la información y la multiplicación de las redes sociales han propiciado un cambio cultural y económica gigantesco, y eso que todavía estamos en el comienzo.

Afecta al ámbito laboral, lo comprobamos en la imparable venta o gestión “on line” de casi todo tipo de productos o bienes –en los bancos los empleados están muy nerviosos, al observar la disminución de clientes físicos y la necesidad de readaptar plantillas, a titulo de ejemplo-, en los medios de comunicación que llevan tiempo intentarse adaptarse con desigual éxito, en el ámbito familiar, educativo, administrativo: nada queda ajeno prácticamente a la revolución digital.

Usar bien internet

Me ha alegrado la decisión de la Generalitat Valenciana de racionalizar el uso de internet entre los funcionarios. Se pueden y deben ahorrar unos cuantos millones de euros, que pagamos entre todos, de modo que los funcionarios y cargos de la Generalitat utilicen internet sólo para lo que es necesario para su trabajo, tanto en ordenadores como en dispositivos móviles. Tanto los funcionarios como cualquier ciudadano debemos reflexionar ante las facilidades que otorga internet, para el trabajo, pero también para la distracción, el entretenimiento o usos inadecuados para el fin que se ha contratado, en el caso de los funcionarios con el dinero de todos. Si un ciudadano utiliza convulsivamente internet –que los hay-, como se lo paga de su bolsillo, puede decidir en qué se lo gasta, pero no si es un gasto pagado con nuestros impuestos o la empresa.

El Paraigües

¡Vaja, home! No sé per qué, em dona l’impressió de que este se’n va sense mi… ¿Que no? Ya voran com sí… En acabar-se el café en llet que demanà i pagar-li al del bar, s’ha baixat de la banqueta, s’ha abotonat la gavardina i ha mirat de reüll a la mulata eixa que està assentada junt a la porta…

¿No et dia yo? ¡Al carrer sens recordar-se de que entrà al bar en mi! ¡Au, fill, que Santa Bàrbera et guarde!

Bo. Em van a permetre que els explique per qué estava tan segur de que açò anava a ocórrer.

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