LA SOLUCIÓN A NUESTRAS NARANJAS
Es legítimo y es el momento de que los ciudadanos se pregunten, en realidad, quien defiende sus derechos y sus intereses. Difuminada en el tiempo la dialéctica izquierda derecha, más allá de prejuicios más o menos arraigados, los partidos políticos aparecen, en realidad, ante el ciudadano, como meros gestores de fondos públicos, dominados por entidades supranacionales y grandes corporaciones que aglutinan en torno así la mayor concentración de riqueza conocida en la historia humana.
Si nos referimos a nuestro campo valenciano, la presente campaña agrícola ha sido la más desastrosa de la historia. Toneladas y toneladas de cítricos procedentes de Sudáfrica, Marruecos y Egipto, producidos a costa de salarios miserables, en condiciones de semiesclavitud, utilizando pesticidas cancerígenos prohibidos en Europa, y transportados a miles de kilómetros de distancia, a costa de contaminar y destruir el medio ambiente, han hundido irremisiblemente nuestros productos, impidiendo su comercialización. Todo ello en un estado de aparente normalidad, en el que se intenta que esta ruina económica aparezca como inevitable, que pase desapercibida, o que se dé la batalla por perdida; sin embargo, basta con indagar un poco para dar con las consecuencias del desastre, puesto que, mientras incansablemente en la primera portada de los telediarios aparece la consabida víctima de la violencia de género, se silencia que en este país nuestro se suicidan todos los días diez personas. En Francia veinticinco. Se dice que se silencia a fin de evitar el efecto contagio; principio que, al parecer, incomprensiblemente, no rige para la violencia de género.
Desesperados, los agricultores valencianos no vislumbran perspectivas de mejora para esta situación. Sin ir más lejos, en su última visita turística a Valencia, el Sr. Comisario europeo de agricultura, Sr. Hogan, tuvo a bien frivolizar con la situación y campechanamente llegó a poner en duda que los problemas existentes sean consecuencia de esta competencia absolutamente ilícita y desleal que citamos, dando a entender que su visita obedecía, únicamente, a cuestiones protocolarias, tras lo cual, rápidamente volvió a Bruselas en donde le esperaba, sin duda, una auténtica vida de lujo y confort.
EL PP FIRMO A FAVOR DEL ACUERDO DE LIBRE COMERCIO CON SUDAFRICA
Por otra parte, a estas alturas, nadie duda de que los acuerdos de libre comercio ni son libres ni son comercio; firmados por una UE (¿estamos seguros de que esto es Europa?) que al parecer defiende intereses desconocidos, han sido, lamentablemente, ratificados sin problema alguno en el ámbito europeo por el Partido Popular, con la abstención del PSOE. Y es en estas circunstancias, el ciudadano percibe a Bruselas como una especie de cueva oscura, repleta de intereses inconfesos, y dirigida por burócratas a las órdenes de unos jefes desconocidos, cuando la desafección política se extienda como una mancha de aceite por toda Europa.
Es el contexto infernal al que nos lleva la globalización a la que nos han dirigido. Frente a ello, en España, sólo un partido político ha surgido defendiendo la idea del estado nación como prevalente frente a esos ocultos intereses globales, comprometiéndose a proteger a sus ciudadanos.
Así es, sólo un partido político (Vox) se ha declarado español, sin complejo alguno, y que, en consecuencia, defiende a los españoles. No sólo esto, sino que lo hace frente a cualquier que vulnere los intereses de éstos, como establece su medida 83: anteponer las necesidades de España y de los españoles a los intereses de oligarquías, caciques, lobbys u organizaciones supranacionales; llegando a afirmar, en su medida 99, incluso la posibilidad de abandonar los organismos supranacionales si son contrarios a los intereses de España.
Por supuesto que también es el único partido político que defiende sin remilgos nuestras fronteras (recordemos que, en el colmo de la laxitud, desidia e ineficiencia, Rajoy llegó a afirmar que no creía en ellas), como establece en su medida 96: impulsar un nuevo tratado europeo en cuanto a fronteras, soberanía nacional y respeto por los valores de la cultura europea y que aumente considerablemente el peso de España en la toma de decisiones.
PRINCIPIO DE PREFERENCIA EUROPEO
Y, más concretamente, en el tema citrícola que nos ocupa, Vox defiende el Principio de Preferencia Europeo, que, en resumidas cuentas puede entenderse, rápidamente, como el principio en virtud del cual ningún país tercero puede introducir en Europa sus cítricos mientras quede una sola naranja española colgando en nuestros campos.
Haciendo memoria, en este sentido, sería interesante recordar que los tres pilares básicos de la Política Agraria Común, en 1.957, en el famoso TRATADO DE ROMA, el precursor de la actual Unión Europea, eran:
1.- Unidad de Mercado
2.- Solidaridad Financiera
3.- PRINCIPIO DE PREFERENCIA EUROPEO, Artículo 39.
El 1. La Unidad de Mercado, suponía la libre circulación de mercancías entre los PAISES MIEMBROS, ÚNICAMENTE.
El 2. Solidaridad Financiera: Los gastos que se derivaran de estas políticas serían sufragados entre todos los estados miembros.
El 3. PRINCIPIO DE PREFERENCIA EUROPEO: Los países miembros se abastecerían con la producción interna, de forma que se evitaba que los países del norte se abastecieran a precios irrisorios en el mercado mundial, esto hubiera llevado al traste con la política agraria común, y es precisamente lo que ahora mismo está ocurriendo, en una UE comandada desde el norte.
Este principio trataba de garantizar un nivel de vida equitativo a la población agraria, en especial mediante el aumento de la renta individual de los que trabajan en la agricultura.
Dado que resulta demasiado evidente que este objetivo ha sido olvidado, es el momento de rescatarlo y de luchar por él, y es lo que se dispone a hacer este partido en las instancias europeas.
Para Vox la agricultura es prioritaria, por lo que se posiciona en favor del Principio de Preferencia Europeo, y se compromete a salvar a nuestros agricultores, protegiendo los productos europeos frente a los de procedencia extranjera, pues sólo así conseguiremos recuperar nuestro papel de productores, superando el de simples consumidores al que, al parecer, nos aboca la UE, volviendo a tener la dignidad que como ciudadanos Europeos nos merecemos y consiguiendo que exista el necesario relevo generacional en el campo.
RESTO DE MEDIDAS AGRÍCOLAS
Y solo así, por otra parte, se dará cumplimiento al resto de sus medidas para el campo y la agricultura, a la necesidad de combatir las desigualdades de oportunidades que separan a los ciudadanos del medio rural y del urbano (medida 69), no olvidándose, incluso, de la cuestión hidrológica, defendiendo un nuevo plan hidrológico en su medida 34 bajo el principio de la solidaridad y el bien común. Un Plan que desde el respeto a la sostenibilidad de los recursos hídricos y de los ecosistemas, permita una gestión eficiente del agua.
No podemos relajarnos ni dormirnos, la situación es más grave de lo que pudiera parecer a simple vista, nos estamos jugando un sector, el primario, del que comemos, que en el pasado nos ha dado dinero y lustre, del que viven más de 500.000 familias sólo en Valencia, un mundo rural en el que se encuentra la sabiduría milenaria, nuestras raíces y del que depende nuestro futuro.
Como decimos en Valencia, “no hay mal ni bien que cien años dure”, al contrario de lo que nos han hecho creer, la globalización no es inexorable ni eterna, se nos ha impuesto desde Bruselas, y depende de nosotros el evitarla.