Que la experiencia es la madre de la ciencia es un dicho que, como otros muchos del refranero español está cargado de realidad. Las elecciones del pasado 26J nos han dejado un panorama político cuyos resultados dan pie a multitud de reflexiones y de cábalas sobre todo en tertulias, medios de comunicación y partidos políticos. No ocurre lo mismo con los votantes que, en estos momentos, se preocupan más por las merecidas vacaciones y el disfrute estival que por los avatares políticos y piensan que a la vuelta del mes de septiembre el puzle político estará resuelto.
Los partidos políticos que han nacido con personas jóvenes o han apartado a las personas con experiencia están cometiendo errores de estrategia política, propia de políticos con falta bagaje y experiencia, lo que nos hace ver los bandazos que unos y otros están dando según sopla el viento.
Podemos no asumiendo su derrota cuando se habían hecho ya su propio cuento de la lechera, y despreciando y haciendo comentarios contra los votantes, una actitud propia de una pataleta de niños malcriados, sin querer ni saber reconocer su derrota y su pérdida de simpatizantes.
Ciudadanos cuyo centro de su acción política se basa en Albert Rivera también apunta a falta de estrategia vetando a Rajoy con su única herramienta de 32 diputados, craso error ya que uno no puede jugar de farol en política, si no se tiene las cartas adecuadas para poder negociar.
El señor Sánchez, el de momento secretario general del PSOE, que elección tras elección se estrella sacando los peores resultados de la historia de los socialistas en España, se permite el lujo de desoír a la experiencia y al buen hacer de personas como Leguina, González o Paco Vázquez con una gran trayectoria política al frente de distintas instituciones. Ellos, la voz de la experiencia, le están avisando al señor Sánchez que con su bisoñez política está abocando al partido socialista a cotas de aceptación ciudadana inimaginables.
La vida política, como en todas las familias y todas las organizaciones que se precien de funcionar bien, debe buscar el equilibrio generacional entre persona que aporten experiencia y raciocinio frente a las nuevas ideas y el empuje de los jóvenes. Esto es necesario para el mejor funcionamiento de las instituciones y, en estos momentos, España lo necesita.