¿GENOCIDIO?

Sería una gran paradoja que el pueblo judío que hace menos de un siglo fue víctima del mayor genocidio de la Historia, se hubiera convertido ahora en estado genocida, empeñado en exterminar al pueblo palestino.

Fue aquel espantoso holocausto que costó la vida a seis millones de hebreos, el factor que movilizó al mundo entero a buscar un hogar que permitiera a los supervivientes vivir en paz en un país propio. Así nació Israel en 1948. Y desde entonces, los israelitas han conocido todo menos la paz, viéndose agredidos por los estados árabes de la zona con una periodicidad angustiosa de forma que el gobierno de Tel Aviv tuvo que vivir alerta para defenderse del que iba a ser un inevitable nuevo ataque.

Hasta 2023 tales agresiones podrían ser más o menos graves, pero Israel se sintió capaz de repeler cada una de ellas en escasos días. El ataque terrorista de HAMÁS en noviembre de 2023 tuvo una gravedad mucho mayor. Las 1200 personas asesinadas en condiciones terribles y los 139 rehenes capturados supusieron un golpe difícil de asumir por parte del gobierno de Netanyahu.

La reacción de Israel fue inmediata y muy dura. El pueblo de Israel reclamaba tal dureza no solo por vengar a sus muertos sino también por intentar evitar la repetición de semejantes actos. El conflicto lamentablemente estaba abocado a tener durabilidad ya que los objetivos israelíes no se podían alcanzar en pocos días: acabar con todos los miembros de HAMÁS, rescatar a cada uno de los rehenes. El pueblo judío respaldaba la acción bélica de Netanyahu quien era consciente de que su posición política solo se mantendría mientras durara la guerra.

Es evidente que entre los objetivos de Israel no se encontraba acabar con el pueblo palestino y que las víctimas civiles que se están produciendo -ciertamente excesivas- no son buscadas por el ejército hebreo sino que son consecuencia del intento de exterminar a las fuerzas de Hamás que buscan escudo y refugio tras las inocentes familias palestinas en los hospitales, las escuelas y los mercados.

El número de víctimas crece dramáticamente a medida que se prolonga la guerra y es raro el día que no se reporta la muerte de medio centenar de personas, muchas de ellas víctimas de inanición o cuando se encontraban haciendo cola esperando recibir algún pobre alimento.

Las organizaciones internacionales, en especial la ONU y el tribunal de justicia se han volcado en contra de Israel y de su dirigente al que han calificado de criminal de guerra. En la Unión europea, España y algunos otros países hemos reconocido al Estado Palestino. La reciente vuelta ciclista de España será recordada por las violentas manifestaciones en contra de la participación del equipo israelí, que impondrá la interrupción de la legendaria prueba y amenaza con repetir el boicot en años próximos, así como también aplicarlo en otras actividades deportivas y musicales, como es el caso de Eurovisión en la que media docena de países han amenazado con no participar a menos que se excluya a la representación de Israel. Dados los catastróficos resultados de España en el Festival sería una salida digna ausentarse de él con tan “noble” excusa.

Poner en paralelo los casos de Rusia e Israel es injusto. Moscú fue un claro agresor a Ucrania en tanto que Israel tuvo que defenderse de la terrible agresión de Hamás, como antes tuvo que hacerlo en otras muchas ocasiones y probablemente se repetirán en el futuro.

Sería deseable acabar la guerra de Gaza lo antes posible. Es evidente que ello depende de un número elevado de factores y no sólo de la voluntad de Israel.

 

Imagen: El Observador CR

  • Jorge Fuentes Monzonís-Vilallonga es Master en Ciencias Políticas y Económicas y Derecho. 
    Diploma de Altos Estudios Internacionales. Embajador de España en Bulgaria en 1993. 
    Primer Embajador de España en Macedonia en 1995. 
    Embajador de España en Bruselas WEU en 1997, entre otros cargos.