Incendios trágicos y trágicas verdades

Los incendios están asolando España, provocando muertes y destrucción. Las redes sociales están a la altura de la tragedia, incendiarias y exponiendo realidades y opiniones que hierven la sangre.

En primer lugar, volvemos a vivir la inacción del Gobierno. Pedro Sánchez se lava las manos dejándolo en manos de las comunidades autónomas, como ya ocurrió con la DANA del 29 de octubre. Que pidan ayuda, si la necesitan: se lo echó en cara Felipe González. 

Ante una emergencia nacional como los incendios que estamos viviendo, Pedro Sánchez ha seguido veraneando unos cuantos días. ¡Qué pachorra y qué falta de responsabilidad!

En segundo lugar, la metedura de pata de Pedro Sánchez diciendo que va a promover un pacto de Estado por el cambio climatológico, en plena devastación por los incendios, es una payasada en sentido estricto. Necesitamos un presidente del Gobierno mínimamente responsable.

No se lo cree nadie que estos incendios son a causa del cambio climatológico. Lo que todo el mundo dice es que son a causa del abandono durante décadas –sí, del PP y del PSOE– de una política forestal razonable.

No es una impresión mía. Recojo la opinión de la mayoría, o eso creo, así como de expertos profesionales. Javier Madrigal, por ejemplo ingeniero de montes e investigador de Ciencias Forestales del INIA-CSIC lleva 25 años investigando cómo domar el fuego y reducir los daños del monte, y ha sido contundente: “Lo que estamos viendo hoy son sesenta años de abandono rural”.

Los vecinos del puerto Pandetrave hicieron un cortafuego eficacísimo, y en la zona de Valdeón (León) sus habitantes ya no peligran. Medio centenar de jóvenes que han preferido continuar en sus localidades para intentar detener el avance de las llamas. ¿No nos recuerda la reacción de los jóvenes voluntarios en la DANA y la parálisis-tardanza-inacción de las instituciones?

Más ejemplos significativos. Cuatro vecinos apagaron un incendio que una unidad de bomberos aseguró que lo harían ellos, que se marcharan. No hicieron caso y salvaron sus propiedades y bienes, sin ver actuar en ningún momento a esos bomberos.

Vecinos de Riaño (León) desbrozando laderas ante la cercanía del incendio en los Picos de Europa. Con más que ironía, en redes sociales alguien se ha cuestionado ante este hecho: “No los multarán, ¿verdad? Si los ecologistas de salón hubieran permitido a la gente del campo los usos tradicionales, hoy España no estaría arrasada por el fuego

Hablemos de las instituciones. Se cacarea la ayuda internacional, y ¡a la vez vemos cómo salen unidades de bomberos el lunes 18 de Valencia, Alicante…! Con perdón, menuda ayuda: más lentos que un desfile de cojos. Y no es por culpa de los bomberos, sino de los mandos, de la inacción del Gobierno, que tenía que haber pedido refuerzos inmediatamente a otras comunidades autónomas.

Y la UME movilizada tarde, llegando a lugares en que esperaban órdenes para actuar. ¿Por qué no se ha enviado masivamente militares? Jóvenes dispuestos a todo, preparados, con sueldo. ¿Cómo se puede tener un Ejército así de pasivo ante una catástrofe? Ni me lo explico yo ni mucha gente.

Es indignante, cruel, lo que estamos viviendo estos días. Los habitantes de las zonas incendiadas están hablando muy claro, también en las redes sociales: ¡nos prohíben cortar árboles y trabajar los montes, y nos dejan tirados cuando hay incendios!

Se está hablando mucho de los “ecologistas de salón”, con toda razón. Por proteger una especie –pájaro o pez, a veces como hipótesis-, se abandona a los hombres con una inexistente previsión de pantanos, cortafuegos y cuidado del monte todo el año.

Los ganaderos y agricultores saben por qué han aumentado los incendios. Un agricultor experimentado lo ha dicho: hacían “contrafuegos” ellos mismos en caso de incendio, y durante el año se limpiaba el monte, bien porque había ganadería, bien porque ellos sabían que ahí podía originarse un fuego.

Me lo ha contado un buen amigo. En un incendio donde vive “no nos dejaron actuar a los vecinos, que en realidad somos los que conocemos el monte”. Muchos bomberos, pero “poco efectivo: al final se quemó más de la cuenta”. Contar con los vecinos, conocedores a fondo del lugar, es un objetivo necesario: profesionalidad más conocimiento del terreno. ¡Los más interesados son los vecinos!

Pedro Sánchez encabeza la culpa por esta oleada de incendios, por haber rebajado a la mitad el dinero que se ha destinado estos años. Y una vecina lo ha dicho: “¡Queremos los mismos medios que Cataluña, sin comunidades autónomas de primera y de segunda!”. 

A la vez que se expresaba así esta vecina desolada, Illa anuncia que abrirán nuevas embajadas de Cataluña: hasta cruel decirlo ahora, podía haber tenido unas semanas de silencio por compasión.

Un expolítico me ha comentado una solución, que ponen en evidencia una España ineficaz por la burocracia y el sectarismo. Como hay tres millones de empleados públicos, con una parte de ellos crear unas unidades de “pastores funcionarios”. 

Un Gobierno entregado a las exigencias de sus socios, pendientes de abrir embajadas, recaudar ellos los impuestos, que está más pendiente de las subvenciones al cine y a sus múltiples chiringuitos, que antepone la inversión en políticas de igualdad a la seguridad de los españoles. Nadie se puede extrañar de lo que está pasando. 

La tragedia continúa. Ojalá aprendamos algo que sea eficaz y rectifiquemos mucho, bastante o algo.

  • Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
    Escribe, también, en su web personal.