¡Peligro!

Cuando el zorro predica, no están seguros los pollos”
(Miguel de CERVANTES)

En estas últimas reflexiones que contemplaba los principios y realidades en que se desenvolvía nuestra actual sociedad, señalaba escuetamente el problema que se nos avecinaba con los consabidos movimientos populistas, radicales y antisistema, que intentan de nuevo resurgir al acercarse el año electoral, con elecciones municipales, autonómicas y generales. Decía que la intención de estos grupos era cargarse el sistema bipartidista actual al amparo que los más afectados y descontentos por la crisis, oigan las promesas que desean oír, para así con sus votos llegar al poder e implantar el suyo (marxismo, comunismo, nacionalismo radical o últimamente el populismo) todos de la misma familia. Sistemas fracasados en multitud de naciones que los sufrieron en el pasado y en el presente, soportando millones de muertos, millones de pobres, y pérdida total de derechos y libertades. Decía que se vieran en la actualidad los últimos rescoldos en Cuba, Venezuela, Corea del Norte, Irán, Francia (populismo de extrema derecha) o España y Grecia (populismo de extrema izquierda).

Se trata de un verdadero ataque al sistema actual de partidos mayoritarios aprovechando la corrupción, el paro y la crisis económica, que en efecto han tenido un impacto grave en la sociedad, en especial en las clases más desfavorecidas, y que indudablemente se están intentando corregir con efectivas medidas (aunque lentas e insuficientes) y claros progresos, en el que todos los marcadores económicos, medios de comunicación y organismos internacionales señalan a diario para España acertados, a pesar de la estrategia y ceguera de estos grupos que se obstinan en no ver la luz evidente al final del túnel, sin pensar ni pararse a admitir que algo bueno se habrá hecho desde 1978 durante la transición democrática, en el que la mayoría de la sociedad, incluidos los “cabreados”, reconocen como importantes y trascendentes.

Así, por citar brevemente tres actividades básicas que determinan por si solas el progreso o deterioro de un país en una transición como la nuestra, nos fijaremos en la Economía, la Educación y la Sanidad. La renta per cápita media nacional en 1980 era de 10.500 € y en 2013 de 22.300 € (País Vasco y Cataluña 30.000 y 27.000 € respectivamente). El PIB pasó de 0,5 Billones de € en el año 1980 a 1,0522 Billones en 2013. En Educación en el año 1980 había 27 universidades y en el curso 2013-14 impartieron clases 82 universidades. Y en Sanidad hasta el año 1986, que se crea la Ley General de Sanidad, la sanidad era la “patata caliente” que se pasaban los sucesivos gobiernos, y que delataba su alto coste y deficiente calidad, tanto en prestaciones, como en la no gratuidad de los medicamentos y la relativa población que se beneficiaba de ella. La citada ley contempla, desde entonces, la salud de los ciudadanos como “función pública, universal y gratuita”, equiparándose superior a la media de los países de la OCDE.

Finalmente, es de destacar la “Marca España” que al comienzo de la transición prácticamente no existía. A España se la conocía no solamente por su Historia y referente en el mundo, sino por “el sol, los toros y el olé”; ahora se la conoce por todo lo anterior y además por sus empresas, por sus grandes obras e inversiones, por su alta tecnología que dirigen prestigiosos ingenieros, arquitectos e investigadores por todo el mundo, con una mano de obra altamente cualificada. En resumen, la “Marca España” tiene prestigio, fama y seriedad, que demuestran claramente que no hemos perdido el “paso” y el tiempo durante nuestra transición, en especial con nuestra Constitución que “los de siempre” ya quieren reformar, en especial los artículos que les dan “alergia” y van contra sus intenciones e intereses de partido. Termino estas comparaciones del periodo de nuestra transición democrática con la vivencia personal que tuve al visitar Alemania en la primavera de 1990, pocos meses después del derribo del Muro de la vergüenza (9 de Noviembre de 1989) y comprobar con mis ojos “el paraíso comunista” de la entonces Alemania oriental o “democrática” que algunos “chavales de la Complutense”, ahora año 2016, nos quieren implantar.

Entramos al país por Turingia, concretamente por la población de Einsenach de 40.000 habitantes, donde en 1685 nació el compositor Juan Sebastián Bach y en 1817 Lutero tradujo el Nuevo Testamento del griego al alemán. El recorrido hasta llegar a Einsenach fue desolador, carreteras por las que solo circulaban escasos y pequeños coches utilitarios, todos iguales, como de cartón piedra y escasa potencia que no podían circular a más de 50 Km/h y que les adelantábamos como si fuéramos un fórmula 1. Cada 10 km. aparecían las torres de control, vigilancia y tiro, con infinidad de alambradas, todo abandonado. Durante el recorrido por la ciudad, encontré jardines sin cuidar, aceras y calles deterioradas. Los cristales rotos de las ventanas de las casas habitadas eran de cartón; entré en una carnicería y estaba vacía de gente y de género, solo habían huesos, salchichas y morcillas de todos los tamaños y colores. Comimos en el mejor hotel de la ciudad, solo había menú único: “guisado de patatas con costillas de cerdo, una manzana de postre y un supuesto café de calcetín”. Éste era el “paraíso comunista” extendido por toda Europa oriental controlada por el comunismo de la Unión Soviética durante décadas, en el que hoy y aquí siguen soñando estos grupos de la izquierda radical que nos quieren vender, mirando los modelos de Cuba, Venezuela, Irán… Así lo vi, así era y así lo cuento, para que los encantados y “cabreados” actuales piensen antes de votar, lo que ya nos podría venir en este año electoral o venideros. A Einsenach pienso volver, pues después de 25 años de ausencia comunista, me han dicho que esta preciosa y desconocida.

Yo les diría a aquellos –aunque no me oigan- que quieren “asaltar el cielo” que se lo ganen honradamente en los escaños y no sembrando odios en la calle; que para ser Presidente o Ministro del Gobierno de España hay que estar más preparados y formados. Muchos pensamos que una licenciatura de la Facultad de Políticas de una Universidad no sea suficiente para serlo. Me permito aconsejarles –pues tiempo e inteligencia les sobra para ello- que se formaran más, que estudiaran otras carreras, Económicas, Derecho o Periodismo, varios idiomas, por ejemplo y que pasaran varios años por la Administración Local, Autonómica y Central como Concejales, Consejeros o Diputados, que conocieran el mundo Empresarial y los Sindicatos, las Fuerzas Armadas y de Seguridad del Estado, la Educación y la Sanidad, la Historia del Mundo y en especial la nuestra…y entonces a lo mejor, nos creeríamos algunas de las increíbles, peligrosas e imposibles teorías, promesas y amenazas que hoy proclaman, que al día siguiente desmienten, modifican o “reculan” que al fin demuestran ignorancia, inexperiencia e incapacidad para presidir y gobernar hoy con éxito el Gobierno del Estado. De lo contrario, que nadie se llame a engaño, como decía Cervantes en cabecera: “Cuando el zorro llega y predica en el corral, no están seguros los pollos”. A lo que además me atrevería a añadir, que no solo no están seguros los pollos, “sino también sus alimentos, sus corrales, sus propietarios, sus patrimonios y sus libertades”. Quien no lo crea que se lo pregunte a los griegos, iraníes, coreanos, cubanos, venezolanos…como decía al principio y luego, si quieren, que los voten.

  • Juan Urios Ten es Coronel del Ejército y escritor