¿Cambio climático o MANIPULACIÓN CLIMÁTICA? (I)

Toda la masa de “educados”, entendiendo por tales aquellas personas que, con una educación universitaria, de ahí lo de “educados”, están dispuestos a seguir, sin ningún tipo de sentido crítico, y a pies juntillas, como si de las verdades del evangelio se tratare, todas las barbaridades que el actual establishment del nuevo desorden mundial les ofrezca, sea la ideología de género, la diversidad de género obligatoria, la violencia de género, los múltiples géneros, el feminismo fanatizado, el extremismo político de una izquierda impostada, el hipócrita ecologismo de salón… esa casta de la que se compone gran parte de la izquierda actual, según Piketty, han quedado en estos meses que ha durado el confinamiento nuevamente en ridículo por los hechos que seguidamente, paso a exponer siquiera sea sucintamente.

1.- Es un hecho notorio y conocido por cualquiera que se ocupe del campo el que a diario hay vuelos, y me refiero a aviones, que no parecen realizar ninguna ruta comercial, pero que surcan el cielo a diario, dejando unas curiosas estelas que no desaparecen, sino que, pasado algún tiempo se transforman en una especie de nubes extrañas.

2.- Parece existir una relación directa entre este hecho y la circunstancia de que no llueva.

La mera exposición de esta sospecha por parte de los afectados, mayormente gente de campo, que es la única que mira hacia el cielo, pues los de ciudad sólo miran ya las pantallas de sus móviles, ha venido siendo objeto de todo tipo de burlas por parte de estos “educados” de ciudad. Conspiracionistas, rústicos o ignorantes han sido algunos de los calificativos empleados por regla general cada vez que este tema ha sido mencionado. Según los urbanitas, todo se debe al vapor de agua que emana de los potentes motores de los aviones.

Pero, ¿realmente es así?

Pues no. Aunque sí es cierto que esta creencia está muy difundida, es decir, que las nubes son vapor de agua, es errónea, pues está científicamente demostrado que las nubes se componen de gotas de agua o cristales de hielo, es decir, de agua en estado líquido o sólido, pero nunca de vapor, pues este, como el gas que es, se evapora y se disuelve en la atmósfera. Entonces, ¿qué son estas sustancias que permanecen en el cielo cambiando de forma caprichosamente?.

Por otra parte, es cierto, todos lo sabemos y aparece en todos los medios de comunicación, que las previsiones de esas maquiavélicas organizaciones internacionales sobre el clima, dan ya por sentado que España se va a convertir en un desierto, pues cada vez llueve menos.

2

¿Pero realmente es así, o existe una manipulación del clima, hecha de la mano del hombre a fin de evitar que llueva y convertirnos, de esta forma artificial, en un desierto?.

Aunque lo pudiera parecer, la pregunta no es descabellada. El clima es un elemento estratégico, y no hace falta creer en ninguna conspiración para ello. Cualquier militar profesional sabe muy bien de lo que hablo. ¿Es posible que exista ya entre nosotros una tecnología capaz de controlar el clima sin que este hecho sea del dominio público? ¿es posible que estos conocimientos se lleven en secreto pero que se estén utilizando ya desde hace tiempo?.

El tema no es nuevo. Para situarnos, nos remontaremos, abusando de la paciencia del lector, a tiempos de los romanos. Como es sabido, en época romana, Catón El Viejo finalizaba todos sus discursos con la frase: “y además, opino que Cartago debe ser destruida” (Ceterum censeo Carthaginem esse delendam).

La frase no era casual. Existía una determinación romana por acabar con Cartago. Todo había empezado en el año 157 a. C., Cartago había ya pagado las cantidades que en concepto de indemnización Roma le había impuesto después de la derrota de Zama, la famosa batalla de Anibal y sus elefantes, que Roma peleó a la desesperada, obteniendo la victoria finalmente; en ese momento de la historia, una legación del Senado de Roma visitó Cartago, entre ellos estaba Catón. Lo que más le impresionó no fueron sus defensas militares, ni su ejército, si no el esplendor comercial de aquel puerto soberbio, su posición estratégica en el Mediterráneo, el constante trasiego de mercancías, la opulencia de sus mansiones, la riqueza de las vestimentas, la demasiado evidente potencia de su economía.

3

Bastó esta visita para que Catón supiera que, a pesar de no constituir ya Cartago una amenaza militar, sí lo era comercial. Y para la poderosa Roma esto era inadmisible. Este hecho llevó, finalmente, a la destrucción de Cartago por Roma, el gran imperio de la época. Una vez vencida, en una batalla épica (recordada por el General Patton en la película del mismo nombre), en la que se luchó casa por casa, y en la que los cartaginenses dieron muestras de inconmensurable valor hasta su final, defendiéndose hasta el último hombre, prefiriendo los escasos supervivientes el suicidio antes que la esclavitud romana, incluida la misma esposa de Asdrubal junto con sus hijos; obtenida por fin esta victoria a sangre y fuego, los legionarios de Escipión se encargaron durante días de demoler la ciudad entera; después, no contentos con esto, roturaron el solar con sal para que ni en la ciudad ni en sus inmediaciones, nada pudiera germinar en el futuro…

Intereses comerciales, destrucción, utilización de la sal para impedir la fertilidad de la tierra.

¿Alguna similitud entre esto y los intereses comerciales de la Liga Hanseática (Holanda, Alemania) frente a los de las naciones mediterráneas?.

  • José Manuel Millet Frasquet es abogado.