¿Cambio climático o MANIPULACIÓN CLIMATICA? (II)

Se puede decir que a fecha de hoy el proyecto europeo, es decir, la UE, es un proyecto fallido, por mucho que la gente no sea consciente de ello. Y lo es desde que las naciones del norte, globalistas, imponen sus políticas al resto, esquilmando y destrozando sus economías. A parte de incumplir todos los principios que formaron esta Unión, se rompe así el principio de cohesión europea y se genera una cada vez mayor distancia entre un norte rico y un sur cada vez más pobre, con unas naciones (las del norte) que viven de un globalismo que consiste en ignorar las economías del sur y sustituirlas por las suyas.

Esto lo podemos ver con la agricultura española. Todos nuestros productos españoles son sustituidos por los importados por Holanda a través de su puerto de Rotterdam, el mayor del mundo occidental; de forma que, por ejemplo, después de un pequeño proceso de etiquetado, las naranjas sudafricanas se convierten en holandesas y son vendidas, rápidamente, en Europa, destrozando los precios de las autóctonas.

Las resistencias que a este proceso de destrucción económica puedan oponer los países del sur son ignoradas, lo cual es algo que vemos todos los días representados como estamos con una clase política inane.

Además, se introducen plagas desconocidas en nuestro país y luego se prohíbe el uso de los compuestos necesarios para eliminarlas (por ejemplo, lo que ha ocurrido con el cotonet); se practica el dumping que hemos citado con los precios y, además…se hacen denodados esfuerzos para que de una forma lo más rápida posible nuestro país se convierta en un desierto.

Si, hemos dicho DESIERTO. No se le escapa a nadie que en cuanto seamos un desierto, Holanda tendrá ya todo el mercado para corretear a sus anchas con su particular imperio globalista; y por otra parte la población española forzosamente se reducirá y la que quede sólo residirá en ciudades, con lo cual será más fácil de controlar. Las potencias hegemónicas actúan así.

Podemos pensar que son fantasías, sin embargo, desde los medios oficiales no dejan de intentar convencernos de que vamos a eso, a convertirnos en un desierto. Podemos examinar distintas publicaciones al respecto:

National Geographic en un artículo de Eva van den Berg, de 03 de mayo de 2017:

“Más de una cuarta parte de nuestro país está amenazada por la desertificación. La mala planificación urbanística, los incendios forestales y ciertas prácticas agrícolas aceleran la erosión del suelo.

Hacemos notar que según National geographic (interesante sería conocer las fuentes de financiación de esta institución) no solo nos desertificamos, si no que la responsabilidad es nuestra, y más concretamente, de nuestros agricultores y constructores.

 

En la misma línea, El Mundo, en un artículo de Jose María Robles de fecha 31/07/2017 

“Según sus previsiones, en 2090 las comunidades más secas habrán avanzado desde la esquina suroriental y el desierto se habrá comido la mitad de la Península Ibérica (de Alicante a Lisboa). Todo esto mientras se tambalea el compromiso del Acuerdo de París sobre cambio climático de no sobrepasar en más de dos grados los registros de la era preindustrial. Un objetivo nada al alcance, sobre todo con Trump en la Casa Blanca.”

Bien, hacemos notar que para El Mundo, el problema es Trump. El es el responsable de que vayamos a ser un desierto.

Ya tenemos varios responsables: los agricultores, los constructores y Trump, claro, curiosamente, nadie de izquierdas, ningún magnate globalista de los que explotan niños en Pakistán o India o China, contaminando sin ningún tipo de control, luego destroza el mar con los alquitranes de sus buques y cuando trae sus productos a Europa es recibido con palmas por todo el izquierdismos europeo como el gran héroe. Pero sigamos viendo:

Iberdrola, en un artículo de 24 de octubre de 2018 señala que “Un informe del Ministerio de Medio Ambiente de febrero de 2017 detalla que el 74% de la superficie española, es decir, 37’4 millones de hectáreas, son zonas en riesgo de desertificación”.

“Datos alarmantes son los que publica un estudio de la revista ‘Science’, que desvelan que el Sáhara avanzará hacia el norte tomando un tercio de la superficie de España.”

“Para ello, claro, la clave está en que no llueva, y si lo hace, que la lluvia sea tan torrencial que sea imposible de utilizar, así lo manifiesta la propia Iberdrola: “Es evidente la necesidad de agua, pero no vale de cualquier manera. Aunque los días de lluvia se han reducido, éstas cada vez son más torrenciales y catastróficas, lo que provoca inundaciones y también desertifica el suelo deteriorando su calidad”.

¿Existe alguna relación entre la lluvia y las estelas que vienen dejando de forma extraña los aviones que nos sobrevuelan?

Cualquiera que haya estado atento al cielo en estos duros meses de confinamiento, en incluso después, desde el 15 de marzo hasta el 15 de junio, aproximadamente, se habrá podido dar cuenta de que los aviones a los que hemos aludido en el capítulo I, han dejado de pasar; así que las estelas han desaparecido de nuestro cielo y, sorprendentemente, la naturaleza ha vuelto a su ciclo natural.

¿Resultado de todo ello?: el mes de marzo de 2020 ha sido el más lluvioso desde que hay registros, con precipitaciones un 95% por encima de lo normal, según una noticia de “Tiempo.com”, contrastando de forma escandalosa con febrero, que ha sido en este 2020 extraordinariamente seco (tengamos en cuenta que en esas fechas seguían pasando aviones),

En realidad, en marzo se han batido récords de precipitaciones en Badajoz, Castellón, Logroño, Murcia, Castellón y Teruel.

En abril, el día 15 ya había llovido un 55% más de lo normal, siendo calificado como el mes más lluvioso desde que hay registros en distintas comunidades autónomas.

Como dato, la noticia de “La Vanguardia” de fecha 21/4/2020: el mes de abril ha sido el más lluvioso de su historia. Y así lo acreditan los datos del observatorio Fabra: en 107 años de historia, recabando datos, nunca había llovido tanto. Sigue relatando la noticia que estas lluvias, muy abundantes, ha tenido muy ocupados a los bomberos por los incidentes habituales en estos casos tales como árboles caídos, derrumbes de carreteras afectadas por desprendimientos de piedras, inundaciones de plantas bajas, elementos de fachadas en mal estado y peligrosos, humedades de todo tipo...

“Abril de 2020, que sí fue “aguas mil”, terminará con lluvias”, acaba diciendo una información de Europa Press de 27 de abril.

Sin embargo, todo esto no acaba aquí. En mayo, en una publicación de “El Mañana”, se califica a este mes como “el más lluvioso en 25 años”, y concreta que “cae la suficiente lluvia en cada manzana…como para llenar una alberca semiolímpica y hasta le sobrarían 490 mil litros…”

Según el Diario Digital de Castellón, en una publicación de 19 de junio del presente año 2020: “se despide la primavera más lluviosa en toda la provincia de Castellón…”

En este artículo se califica a esta primavera como la más lluviosa “desde que hay registros oficiales”, con una media de precipitaciones en torno a los 370 litros por metro cuadrado, y con localidades que han superado dicha cifra llegando a los 500 l/m2. Eso sí, el artículo acaba pronosticando, como no podía ser menos, un verano seco.

Estos tan sólo son artículos al azar, pero acreditan a las claras un hecho para cualquier que lo analice, uno especialmente escandaloso: los aviones pasan y deja de llover. Dejan de pasar y nos sobra el agua. Hay estelas artificiales en el cielo…sequía y más calor. Se deja a la atmósfera a su ritmo, agua abundantísima y descenso térmico.

Bien, pues nos tememos que las cosas están volviendo a sus artificiosos cauces. Malas noticias, los aviones hoy, 15 de julio de 2020, después de cuatro meses sin hacerlo, han vuelto a pasar, el cielo se ha vuelto a llenar de estelas. Los legionarios de Escipión vuelven a roturar con sal el solar patrio.

  • José Manuel Millet Frasquet es abogado.