2.5. Valoración de aspectos de la acción de gobierno de Alfonso II el Benigno (1328-1336)
Fue hijo de don Jaime II el Justo y de doña Blanca de Anjou, hija del rey de Nápoles. Recibió una esmerada y excelente educación e instrucción, tanto en el ejercicio de las armas como en las letras. Muy joven contrajo matrimonio con la condesa de Urgel, Teresa de Entença, de la que tuvo dos hijos: don Jaime que heredó el condado de Urgel y renunció al trono y don Pedro, futuro rey, conocido por el nombre de Pedro el Ceremonioso.
Los valencianos tuvieron que suplicarle, en dos ocasiones, que viniese a este Reino para cumplir con la obligación del juramento de los “Furs”.
Cuando se dignó venir a Valencia entró con un nuevo ceremonial que posteriormente imitarán sus sucesores. Al llegar a la desaparecida iglesia de San Julián, que se hallaba en la calle de Morvedre, se colocó el manto real, la corona y el cetro, y montado a caballo bajo palio, entró por la puerta de Serranos, precedido de un gran séquito: las cruces parroquiales, representantes de la clerecía y órdenes religiosas, los estandartes de los gremios, “consellers”, “jurats” y otras autoridades. En las primeras Cortes convocadas, juró respetar los “Furs”.
Alfonso II el Benigno de Valencia fue el primer monarca que residió una parte de su reinado en el Palau Real de la Almunia de Valencia, que estuvo ubicado en una parte de los actuales Viveros municipales y área circundante.
Entre los diversos documentos que registran la intitulación que diplomáticamente ostentaba el rey Alfonso IV de la Corona de Aragón y que recogen los nombres de los territorios en los que ejercía la soberanía podemos citar las obras: Aureum Opus Privilegiorum Civitatis et Regni Valentie, Aureum Opus de Xàtiva, Pergaminos de la Real Cancillería del Archivo Municipal de Alzira, Privilegios, Órdenes y Donaciones en los Pergaminos de Alfonso IV en el Archivo Municipal de Valencia y la Col.lecció Documental de la Cancelleria de la Corona d’Aragó (1291-1420).
Recojamos algún ejemplo de la intitulación y el orden diplomático de los territorios en donde poseía la “potestas regia”.
- “Alfonsus, Dei gracia Rex Aragonum, Valencie, Sardinie et Corcise ac Comes Barchinone” (1329).
- “N’Amfos, per la gracia de Deu rey d’Arago, de Valencia, de Cerdenya e de Corcega, e comte de Barchinona” (1333).
Se observa que el que tenía menos categoría diplomática de todos los territorios de sus posesiones era el “Comes Barchinone”, tanto en el año 1329 como en 1333 (1).
Don Alfonso era de carácter, más bien débil. Esta circunstancia, las presiones, ambiciones y titubeos le impulsaron a situaciones conflictivas que tuvo que afrontar con energía (2).
Los mayores problemas peninsulares de su reinado se centraron en los siguientes asuntos:
a) Los enfrentamientos con el reino granadino.
Alfonso el Benigno realizó una expedición con carácter de cruzada para combatir al reino moro de Granada que se había aliado con Marruecos, conflicto que se extendió entre 1330 y 1335 y que acabó en fracaso. En 1335, se sellaron las paces entre los reyes de la Corona de Aragón y de Granada. Estos hechos afectaron, particularmente, a la parte meridional del Reino de Valencia provocando cierto malestar por las incursiones de asedio y devastación.
b) Cuestiones sucesorias.
Al fallecer en 1327 su primera esposa, Teresa de Entença, el Rey contrajo segundas nupcias con Leonor de Castilla, hermana de Alfonso XI. Las pretensiones de dicha reina a favor de su hijo Fernando e intrigas palaciegas suscitaron tensiones y complicaron el reinado de Alfonso el Benigno, pero la influencia de sus mejores consejeros: Oto de Moncada y los hermanos del Monarca, Pedro y Ramón Berenguer, consiguieron que el infante don Pedro, nacido de su primera mujer, no perdiese los derechos al trono, en contra de la voluntad de Leonor que los pretendía para su hijo Fernando.
c) Los problemas internos del Reino de Valencia originados por desafortunadas decisiones tomadas que perjudicabann a los valencianos, personalizados en la actuación del “jurat” Francesc de Vinatea.
Los serios problemas internos suscitados por pretender enajenar la reina doña Leonor el patrimonio del Reino y la promulgación de la denominada “jurisdicción alfonsina” centraron esencialmente las mayores preocupaciones del Monarca en territorio valenciano.
La figura heroica de Vinatea, “jurat en cap de Valencia”, ha pasado a la historia como defensor de los “Furs” y de la unidad del Reino por defender ante el Monarca el cumplimiento de nuestra legislación foral y considerar que con algunas determinaciones tomadas se contravenía o quebrantaba el espíritu y letra de los “Furs”, atreviéndose a clamar justicia ante el Rey para nuestro Reino.
La Crónica de Pere el Ceremonioso describe la intervención de Francesc de Vinatea ante el Rey en los siguientes términos:
- “Anem, que pus que son fetes les ordinacions, yo m’ho aventurare de dir, que no hi planyere la mia vida, e, si em mata lo senyor rey, morre per llealtat, o, aixi, pus que yo m’aventur de dir-ho, be us podets vosaltres aventurar d’anar-hi!:
Y a continuación expuso clara y diáfanamente la solicitud de revocar el decreto que desintegraba las tierras del Reino de Valencia.
“E, oint aquestes paraules, lo senyor rey, nostre pare, dix a la reina:
- ¡Ah, reina, aço voliets oir!
E ella, tota airada, plorant, dix:
- Senyor, esto non consenteria el rey don Alfonso de Castella, hermano nuestro, que ell no los degollase todos.
E lo senyor rey respos:
- Reina, reina, el nostre poble es franc, e no es aixi subjugat com es lo poble de Castella, car ells tenen a nos com a senyor, e nos a ells com a bons vasalls e companyons.” (3)
En su reinado se suscitó la cuestión de la “jurisdicción alfonsina” (4). El Rey urge la necesidad de la unificación jurídica en todo su territorio regnícola. Consideró que los “Furs” de Valencia debían aplicarse como “lex universalis et unica dicti regni editus promulgatus ac datus fuisset in generali curia dicto regno (...)” para evitar discordias que originaban la diversidad de derecho. Con este objetivo otorga fueros nuevos en las Cortes de 1329-1330 y prerrogativas en al ámbito jurisdiccional para que pudieran renunciar, optativamente, al fuero de Aragón y acogerse a los nuevos fueros dictaminados. Con el tiempo estas disposiciones van a suponer la unificación jurídica para el Reino de Valencia. El contenido de los fueros dimanados de las únicas Cortes celebradas en su reinado fue decisivo para la historia del Reino por la cantidad, variedad y transcendencia de los fueros otorgados.
Durante algunas décadas pervivió el fuero de Aragón, pero paulatinamente fue sustituido por el de Valencia. El rey Alfonso el Benigno no resolvió “ipso facto” la dualidad de derechos en el Reino de Valencia, pero sí redujo progresivamente el problema, quedando sin trascendencia este asunto al final del siglo XIV. Este hecho consagraba el privilegio de la unidad del Reino (5).
Campo cultural. Su reinado no tuvo gran significación. Rubió i Lluch afirmó que los registros de su cancillería no ofrecen ningún interés literario. El estudioso de su figura, el historiador alemán Heinrich Finke apunta la reclamación que hizo de la crónica de su abuelo y de un libro de ejemplos que había dejado en préstamo, así como el interés mostrado por dos manuscritos ilustrados, uno de astronomía y otro de materia jurídica. En el aspecto universitario señalaremos que en 1322, siendo infante, confirmó las ordenaciones promulgadas por su padre Jaime II relativas al Estudio General de Lérida.
Valoración de la personalidad del monarca. La versión que se ha ofrecido sobre la personalidad de Alfonso el Benigno no es unánime. Los aragoneses Jerónimo de Blancas, en el siglo XVI y Giménez Soler en el XX muestran una visión bastante negativa de su acción de gobierno. Heinrich Finke, basándose en el análisis de ciertas reacciones, manifestó que no se puede admitir que fuese un monarca débil e indeciso como mantuvieron Giménez Soler y Miret i Sanz. Sin embargo, todos los autores reconocen que el rey Alfonso el Benigno estuvo condicionado, en sus decisiones, por la actitud e influencia de sus respectivas mujeres, Teresa de Entença y, posteriormente, por Leonor de Castilla.
NOTAS Y BIBLIOGRAFÍA
1. GÓMEZ BAYARRI, J.V., Intitulaciones de los Reyes de la Corona de Aragón. Monografías (Anejos de Anales). Núm. 13. RACV. Valencia, 2017, pp. 155.
2. Cfr. MARTÍNEZ FERRANDO, J. E., Jaume II. Alfons el Benigne. Barcelona, 1963, pp. 279-358, y MOSCARDÓ I CERVERA, F. Biografíes dels Reis de Valencia. Valencia, 1957, pp. 77-87. GÓMEZ BAYARRI, J. V., Reyes forales Medievales del Reino de Valencia. Valencia, 2000, pp. 143-161. Cfr. ROCA TRAVER, F.A., Alfonso II el Benigno. Rey de Valencia, Valencia, 2003.
3. Cfr. CARRERES ZACARÉS, S., Vinatea. Valencia, 1936. MILIÁN I BOIX, M., “Francesc de Vinatea, l’heroi defensor dels Furs del Reialme de Valencia”. pp.403-409, y “Señores del castillo de la Todoleda. (Siglos XIII al XV)”, pp. 411-425. Homenaje a Mosén Milián. Vol. II. Castellón, 1987.
4. Cfr. ROMEU ALFARO, S., Los fueros de Valencia y los fueros de Aragón: “Jurisdicción Alfonsina”. AHDE. Madrid, 1972, pp. 75-115.
5. Para una reseña biográfica de este monarca, cfr. ROCA TRAVER F.A., Alfonso II el Benigno. Rey de Valencia. Valencia, 2003. GÓMEZ BAYARRI, J. V., Reyes forales medievales del Reino de Valencia. Valencia, 2000, pp. 143-161. SIMÓ SANTONJA, V.L., Les Corts Valencianes 1240-1645. Valencia, 1997, pp. 107-119.
Imagen de cabecera: Alfonso II de Valencia. Salón de los Reyes del Palau de la Generalitat Valenciana
José Vicente Gómez Bayarri es Licenciado en Filosofía y Letras, Doctor en Historia,
Catedrático de Geografía e Historia, Académico de número de la RACV y Medalla de
Plata de la Ciudad de Valencia.