EL PARO JUVENIL

Ante la actual tesitura, que se alarga ya durante quince años, de que la economía española se encuentra hundida, y no deja de contraerse y reducirse, a instancias de las imposiciones del globalismo y su modelo neoliberal impuesto por Bruselas; en una situación en la que en realidad todos (?) los partidos políticos aceptan la tiranía del principio de eficiencia económica deshumanizado y prevalente a cualquier otro, sometiendo y haciendo girar a las personas en torno al mismo y no al revés, como debiera ser, pocas oportunidades o ninguna se puede ofrecer a la juventud, el sector laboral más desprotegido y que con más urgencia necesita un futuro.

Así, mientras nos distraen desde la televisión con el cambio climático o la violencia de género; se ha conseguido convertir, delante de nuestros ojos, a España, en un cadáver económico; con un mercado laboral en retracción constante, con muchas de sus empresas cerrando y las demás formulando ERE.

Y es, en estas circunstancias, cuando lo que menos se necesita, evidentemente, es más fuerza laboral, es decir, gente. Está claro que en este caso, los jóvenes, que tratan de incorporarse y de tener un trabajo que les permita aspirar a una perspectiva de proyecto vital, son los que más sufren esta situación. Por un lado, carecen de experiencia laboral, tienen menos conocimientos sobre cómo encontrar un trabajo y menos contactos para conseguirlos, además son muchos, y fácilmente tienen que acabar aceptando trabajos mal pagados y en condiciones inimaginables hace solo diez años, cometiéndose con ellos todo tipo de tropelías en forma de salarios bajos, jornadas interminables y escasas expectativas de mejora.

Un breve vistazo sobre la situación, a grandes rasgos nos permite constatar que:

 

En España se está en fase de destrucción de la industria

No nos referiremos a la industria siderúrgica, ya en su momento eliminada, citaremos los datos más recientes: en 2014, el sector industrial español se contrajo un 30%. Este hecho provocó la pérdida de trabajo de 750.000 personas. Lo cierto es que este empleo no ha vuelto a recuperarse y que a pesar de una leve mejora últimamente, el sector ha quedado reducido desde entonces en un 25%.

La realidad es que estamos viviendo un proceso de lenta desindustrialización, con altibajos pero con esa tendencia.

Esto implica una consecuencia muy clara: en las circunstancias actuales, si alguien consigue un trabajo en una empresa como Ford o en la Opel, se puede considerar un privilegiado, tal y como están las cosas.

 

Al mismo tiempo, en España se está en pleno proceso de destrucción del sector primario.

2El dato es que desde 1.985 se han perdido la mitad de todos los empleos en el campo. O lo que es lo mismo, en los últimos treinta años el campo español también ha perdido no menos de 750.000 empleos.

Por si esto fuera poco, las perspectivas de futuro son muy pesimistas dada la competencia ilícita que imponen las políticas de Bruselas, obligando a los agricultores a competir con productos producidos en Africa con mano de obra semiesclava y transportados en viajes de 20.000 kilómetros de distancia, sin importarles los destrozos permanentes sobre el medio ambiente que dicho trasiego intercontinental provoque.

Esto lleva a la consecuencia de que tampoco el campo puede considerarse un futuro para ningún joven. De hecho, está constatado que otros países que sufren las políticas de Bruselas, como Francia, tienen a sus trabajadores agrarios viviendo en un entorno desesperado, llegando a la situación de que esta constatado que cada dos días se suicida un agricultor en Francia y desconociendo las cifras en España.

 

Sector servicios:

3A más de todo lo anterior, los únicos empleos que se crean son en el sector servicios, al calor de las multinacionales, que sólo eligen grandes ciudades para instalarse, tales como Madrid o Barcelona (esta última condicionada últimamente por su conflictividad), pero que han acelerado, últimamente, su dinamismo económico, generando la mayor parte del empleo en España, convirtiendo a la capital en la opción laboral para muchos.

El fenómeno de Madrid, acaparando casi toda la creación laboral en España incluso afecta a las provincias vecinas a la misma, tales como Toledo y Guadalajara, viéndose éstas beneficiadas de la implantación de las multinacionales en la provincia vecina y favoreciéndose de esta proximidad en forma de creación de puestos de trabajo.

 

La emigración como única salida.

4En estas circunstancias, y después de casi un siglo de un supuesto “progreso” y avances, hemos conseguido volver a los años sesenta. En aquel momento dos millones de españoles tuvieron que hacer las maletas para buscarse la vida en el extranjero. Hoy, sesenta años después, se repite la historia, ahora son dos millones trescientas mil personas las que han tenido que salir de España.

Eso sí, desde los medios oficiales, se insiste en que nuestros jóvenes emigrantes tienen ahora un alto nivel de cualificación, no como antes, lo cual no quita el hecho de que sea una complicación tener que abandonar tu casa para poder vivir, pues no nos engañemos, los países de acogida no siempre son lo tolerantes y amigables con ellos. Y en cualquier caso, para muchos jóvenes emigrantes ni siquiera el tener formación o un título, garantiza el éxito en la consecución de un trabajo, evidentemente, máxime en una situación en la que Centroeuropa se llena con los supuestos “refugiados”, acogiéndolos a millones.

 

Porcentaje de paro juvenil en España

5La pregunta es: ¿Qué porcentaje de paro juvenil tenemos en España?. El dato es que el paro juvenil, en 2014 llegaba al 57’9%. Eso es casi el sesenta por cien. Un poco antes, en 2012, España ostentó el récord de la tasa más alta de desempleo juvenil en Europa. No es un dato que se mencione, pero el paro juvenil en España DUPLICA las cifras europeas. Normalmente se habla de aproximadamente un 50% de paro entre jóvenes en edad de empezar a encontrar trabajo.

Es interesante ver como se pretende, tal y como antes hemos referido, desde los medios oficiales, endosar a los jóvenes la responsabilidad de esta situación, culpabilizándoles a ellos de un entorno laboral hostil, y utilizando para ello distintos argumentos: bien hablando de su formación escasa o deficiente, o el desconocimiento de idiomas, o la falta de experiencia laboral; e incluso, rizando el rizo, hablando de un exceso de formación, y utilizando ésta como hándicap para conseguir un empleo cuando es claro que un exceso de formación debiera de ser siempre algo positivo.

 

Los ninis

Es lógico que si los jóvenes se quedan sin trabajo demasiado tiempo, pueden perder sus habilidades, o desalentarse y no buscar trabajo. Como fenómeno novedoso, y tal y como está el mercado laboral, aparece la figura actual del “nini”, es decir, el joven que no estudia, pero que tampoco trabaja.

Es decir, que no encuentra trabajo y que tampoco considera que unos estudios mejoren sus expectativas, así, que ¿para qué molestarse?. Simplemente, se queda en casa, aceptando la imposibilidad de tener un futuro, cualquier futuro, en esta situación. Según los estudios habría un millón de jóvenes en España en estas condiciones.

Imaginemos las consecuencias que a largo plazo un planteamiento como el que comentamos tiene en un joven. Es evidente que esto ocasiona todo tipo de problemas, como más adelante veremos.

Según estudios, la situación de los ninis en Europa supone una pérdida económica anual de 150.000 millones de euros, equivalente al 1’2 del PIB europeo. A ello hay que añadir que la situación es doblemente complicada en España dado que la tasa de desempleo juvenil es el doble en nuestro país.

 

Los minijobs

A más de los ninis, tenemos a gran parte de la juventud saltando de pequeño trabajo en pequeño trabajo. Bien trabajando sólo los fines de semana, o sólo dos días a la semana, durante cortos periodos de tiempo, consiguiendo un dinero que es, a todas luces, insuficiente para afrontar una vida y que sólo les llega, con suerte, para sus caprichos, mientras viven y les mantienen sus padres, en realidad.

Es pronto aun para tener datos sobre el impacto que tendrá sobre nuestra sociedad el ir dejando que gran parte de los jóvenes de esta generación y de las sucesivas se vayan perdiendo, convirtiéndose, finalmente, en marginados del sistema, en una especie de mendigos modernos, con baja autoestima personal, y todo tipo de problemas derivados de este hecho, mientras la sociedad es dirigida únicamente hacia la lucha contra el cambio climático y el enfrentamiento hombre-mujer.

También es interesante comprobar hasta qué punto gran parte de la juventud, es ajena a todos estos problemas a pesar de sufrirlos de forma inconsciente. Diríase que se encuentra totalmente alienada, sujeta a una dictadura progre del pensamiento único en el que se acepta como normal unas situaciones que distan mucho de serlo, y parecen haber sido sometidos a un lavado de celebro desde su infancia precisamente para llegar a este punto en el que se acepta de buena gana una situación miserable.

Es evidente que si no hay trabajo, no hay dinero. Y sin dinero, no hay futuro, nos pongamos como nos pongamos.

No encontrar trabajo lleva, necesariamente, a otros problemas, de forma casi automática, el primero de los cuales es la falta de dinero, o sea la pobreza, y éste lleva a los problemas sociales, la marginación, la violencia, la delincuencia juvenil…..

A pesar de toda la alienación que sufren, es demasiado pedir que los jóvenes soporten la situación actual sin caer en problemas de todo tipo. Por ejemplo, el consumo de drogas ilegales entre los adolescentes se ha incrementado exponencialmente. Se habla de que uno de cada cuatro jóvenes consume algún tipo de sustancia en el último mes. Se citan sustancias legales, como el alcohol, también tabaco, derivados cannabicos y sustancias ilegales como la cocaína.

Lógicamente, también existe un incremento en los problemas mentales que les afectan, tales como depresiones, esquizofrenias, episodios psicóticos, paranoias… suponiendo el consumo de sustancias un agravamiento real en este tipo de afecciones.

 

Déficit cultural

Se detecta un déficit cultural en la juventud. No es que no lean libros, que también, es que el cine, como parte de la cultura, especialmente accesible a todos, actualmente se ha transformado en una sucesión de filmes repletos de explosiones, tacos, mala educación, palabras malsonantes, acción agotadora y referencias sexuales permanentes que acaban con la paciencia de cualquier espectador mínimamente formado; nada de diálogos trabajados, nada de argumentos sugestivos, nada de tramas brillantes. Acción pura y dura, al alcance de los celebros más limitados.

 

Descenso del coeficiente intelectual

Es un hecho constatado que el coeficiente intelectual está bajando, según varios estudios hasta siete puntos en cada generación, y a esta conclusión llega el periodista David Ruiz en un artículo en La Vanguardia en el que se señala que, si bien desde la Segunda Guerra Mundial los incrementos en el CI habían sido constantes, desde 1.976, sin embargo, ha comenzado un pavoroso declive que se cifra en 7 puntos de descenso por cada generación.

Así aparece en el Ragnar Frisch Center for Economic Reserach en el que se apunta, en un estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), que el deterioro podría deberse, como causa probable, al hecho de abandonar progresivamente la lectura de libros para pasar el tiempo con el móvil, el ordenador y la tablet.

El declive se observa igualmente en la misma moda actual. Observemos cuantos de los jóvenes destrozan sus cuerpos cubriéndolos con tatuajes y piercings. Como mínimo representa una falta de respeto hacia su integridad corporal, y es curioso que ellos no lo perciban así.

Por otra parte, compran ropa ya desgastada y rota, o con varias tallas menos de las que necesitan, dando una imagen deplorable, que sin embargo es moda, presentándose como los mendigos modernos que en realidad son, sin saberlo.

Llegamos al colmo de que no pueden permitirse coches, y aunque pudieran, su lavado de celebro al que han sido sometidos les hace estar demasiado concienciados de ser los destructores del planeta, de forma que, sin ninguna dignidad que perder ya, y en el colmo del ridículo van en patinete, como colegiales de primaria.

No pueden irse de casa de sus padres, y si lo hacen todo lo más pueden aspirar a un alquiler por que ningún banco les daría una hipoteca con los salarios que perciben; con lo cual, no es extraño que el mercado de alquileres esté disparado.

No es que no lean libros, sino que, al contrario son adictos al móvil. De forma que solo reciben la información que les llega a sus celulares, no sólo son totalmente inconscientes de estar en realidad totalmente manipulados, si no que este hecho parecen asumirlo complacidos, como si esto fuera el colmo de la modernidad.

Su cultura gastronómica es tan pobre como ellos mismos, y se ha reducido de la misma forma, de manera que sólo consiste en pizza y hamburguesas de grandes cadenas multinacionales en su dieta, nada de ir a un buen bar de barrio a comer algo decente.

Se puede decir que los jóvenes son todo un éxito de ingeniería social, una generación, o quizás varias, perdidas gracias a la manipulación y el lavado de cerebro sin protestas.

Conclusión

Todo esto nos lleva a un escenario en el que no existen, en realidad expectativas laborales decentes para las nuevas generaciones, que heredan un país económicamente devastado por una globalización impuesta con guante de acero envuelto en terciopelo, en situación de liquidación, en plena decadencia, con unas tasas de desempleo altísimas; las precarias condiciones del empleo real, llevan a una situación de empeoramiento generalizado para toda la juventud, provocando igualmente la situación de marginación de gran parte de la misma, impidiendo que puedan independizarse de sus padres, sin un futuro fuera del paraguas familiar.

  • José Manuel Millet Frasquet es abogado.