Rajoy ha logrado, con los Presupuestos Generales del Estado 2017, convertir a los levantinos en levantiscos, es decir, sublevados, amotinados y turbulentos, incluido el PP valenciano.
En los presupuestos de 2017 sólo aumenta en la Comunidad Valenciana la inversión para cárceles, toda una ironía o un mensaje, según se mire. Los últimos de toda España en inversión son los valencianos. La inversión en infraestructuras será la menor desde el inicio de la crisis.
Ayer las Cortes Valencianas aprobaron una declaración institucional ante la marginación a los valencianos en los Presupuestos Generales del Estado 2017, expresando el absoluto rechazo a las inversiones previstas para la Comunidad Valenciana, que han caído un 33%, y son sólo el 6,9% del total estatal. La declaración lleva la firma de los 5 partidos del hemiciclo, incluido el PP, y convoca a los diputados y senadores de todos los partidos a una reunión el 25 de abril, Día de las Cortes Valencianas, para coordinar acciones.
Se pide que las inversiones se equiparen al peso de la población de la Comunidad Valenciana en el conjunto del Estado, lo cual es de justicia.
Isabel Bonig, elegida presidenta del PP de la Comunidad Valenciana en el congreso del pasado fin de semana, pidió justicia a Rajoy, alertando de que, en otro caso, podrían surgir nacionalismos en una comunidad autónoma como la valenciana que está sufriendo los intentos de nacionalismo-independentismo. Rajoy ha alimentado con los presupuestos de este año que empiece a cuajar el Madrid nos roba, entonado por Cataluña durante décadas, y premiados este año con una lluvia de dinero.
En el PP valenciano están atónitos. Valencia ha sido un granero de votos para Rajoy, para el PP, y Bonig ha ido logrando que el partido remonte, lastrado durante años por la corrupción política. ¡Vaya ayuda de Rajoy, que no castiga al PP, sino a los valencianos en su conjunto! Rajoy estuvo en el congreso el pasado fin de semana y alentó a que el PP recupere el poder en tierras valencianas, pero más difícil no lo puede poner con los presupuestos aprobados. O piensa que tiene votos cautivos o piensa que los valencianos son sumisos y no plantean nunca problemas, pero ha empujado al PP valenciano a la sublevación.
Mónica Oltra ya avisó de una rebelión social por la marginación de Rajoy. Ayer los socialistas valencianos anunciaron todo tipo de acciones políticas y sociales para devolver al cajón de la vergüenza los presupuestos de 2017. La mayor bofetada que han recibido los valencianos desde que tienen memoria, dijo el portavoz socialista en las Cortes Valencianas, después de años de quejarse todos de infrafinanciación, que va a generar movilizaciones.
Y los socialistas coinciden con Bonig: es una burla que hace apología del independentismo, pues es evidente que los valencianos pagan más que reciben.
Rajoy ha logrado unir a PP, Ciudadanos, Podemos, Compromís y PSPV, precisamente en rechazar los presupuestos de este año. El PP valenciano ha de jugar sus cartas y su identidad, porque de lo contrario se le avecina una hemorragia de deserciones y pérdida de votos, a nivel autonómico y a nivel estatal, y Rajoy lo comprobará en sus carnes.
Los levantinos convertidos en levantiscos, mérito indudable de Rajoy. Bonig no se lo cree todavía, y en el PP hay mutismo, remitiéndose a las palabras de su presidenta, recién elegida, pidiendo justicia. Sólo falta que Montoro o Rajoy aparezcan en Valencia alardeando de que va a ser un año de récord de recaudación de impuestos: ya no se atreverán. Quien siembra vientos recoge tempestades.
Bonig no tiene peso todavía en Madrid, ni en el Gobierno ni en su propio partido. Se lo ha de ganar, comprobando que su propio partido sigue considerando al PP valenciano como apestado y que en los presupuestos se ha humillado a la Comunidad Valenciana. Ahora tiene ocasión de mostrar que el la Thatcher de Vall d´Uixó, su ciudad castellonense natal, expresamente admiradora de la Dama de Hierro.
Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
Escribe, también, en su web personal.