En estos días de sufrimiento por la pandemia del coronavirus, va creciendo simultáneamente una ola de rabia entre los ciudadanos especialmente contra el Gobierno. La rabia se concentra en la falta de prevención, la comunicación falsa y la gestión muy deficiente, por las manifestaciones del 8-M, las palabras de Fernando Simón de que a España llegaría sólo algún caso aislado diagnosticado -¡dichas el 31 de enero!– la falta de material sanitario para médicos-enfermeras-residencias, y un largo etcétera que no es preciso ni mencionar. El Gobierno llega tarde y mal, y desde luego no sirve la excusa de que es un problema mundial: se puede hacer peor, pero es difícil. La incompetencia y el sectarismo explican en gran medida lo que está pasando, y entre todos hemos de contribuir a que las consecuencias no sean tan mortales ni perjudiciales para nuestras familias y empleos como su ineptitud es capaz de prolongar y aumentar.
Algunos hablan de “guerra”, o incluso de Tercera Guerra Mundial. No lo es: es la mentira encarnada en un Gobierno. Quien votó a Pedro Sánchez o Pablo Iglesias no quiso ver su incompetencia y sectarismo, y ahora lo pagamos. Se cumple que “la primera víctima cuando llega la guerra es la verdad”, frase del senador estadounidense Hiram Johnson en 1917, para quien piense que es guerra, o para los que pensamos que es una catástrofe humanitaria que se podía y debía gestionado mucho mejor. Se nos ha mentido, y se nos miente: no se ponen los medios para saber cuántos son los contagiados, y todos conocemos casos de parientes o amigos que se les aconseja cuarentena sin pasar el test. ¿Cuántos hay contagiados, de verdad, en España? Probablemente el doble o el triple de los que dice el Gobierno cada día. Han mentido, mienten y van a seguir mintiendo, si lo consentimos los ciudadanos. ¡Y Tezanos llamándonos “carroñeros” a los que criticamos al Gobierno, el colmo!
Miles de empresas cerradas, ERTEs, un crack que puede llevarnos a 1-2 millones de parados más. Mientras, los diputados autonómicos valencianos se han subido el sueldo en marzo: ¡indignante! Los empresarios piden que haya un reparto de sacrificios, que englobe en primer lugar a políticos, funcionarios y empresas públicas. En vez de bajarse los sueldos, algunos podemitas braman contra Amancio Ortega, insólito. Ximo Puig gasta 11 millones en traer de China material sanitario ¿y no tenemos unas empresas textiles en Valencia, capaces? Todos hemos de contribuir a paliar tan nefasta gestión, que tiempo habrá para querellas y castigo en las urnas.
Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
Escribe, también, en su web personal.