Los atentados terroristas del 17-A en Barcelona, y luego en Cambrils, han dejado 16 muertos y más de 100 heridos. Muchas cosas se han dicho y escrito desde entonces, pero el No tinc por es un deseo, porque estos atentados terroristas islámicos logran una parte de lo que pretenden, que es el miedo. El miedo es humano, no significa ser débil: puede paralizar, pero también puede impulsar reacciones que mitiguen o eliminen el miedo para evitar que se vuelva a producir algo similar.
Se ha repetido hasta la saciedad que no se puede garantizar una seguridad hasta el 100%. Desde luego, hay locos diseminados por todo el mundo también en España que integrados en Daesh se amparan en la religión para su violencia salvaje.
Estos atentados ponen de relieve que nadie puede sentirse seguro del todo, pero pienso que deben ponerse más medios en la prevención. Por ejemplo, tras los atentados se informó que uno de los autores había exhibido armas en Facebook: era algo que se sabía, y hay instrumentos legales para impedirlo, pero nada se hizo. Otro ejemplo es el de Nules, donde la comunidad musulmana expulsó a su imán por ser radical, pero esa persona se marchó a Madrid: si es radical, con la legalidad vigente se puede y debe sancionar y castigar, o expulsar del país, porque incitar al odio o la violencia no se puede permitir. Otro ejemplo es el número de mezquitas radicales que, según se ha afirmado, existen en Cataluña 100 -, y la pregunta es la misma: ¿por qué se permiten?
Se permiten radicalismos sin castigo, y se permiten precisamente por miedo, eso que se ha dicho en las manifestaciones que no tenemos. Hay miedo, hay complejos.
En España hay casi 2 millones de musulmanes, en la provincia de Castellón 49.000, es decir, uno de cada doce habitantes de la provincia. Las 25 mezquitas de la provincia convocaron una manifestación de protesta por los atentados, el pasado sábado, en la plaza María Agustina: sólo había un centenar. Esperaban más asistentes los convocantes, pero esa es la realidad. Y también es real que han aumentado estos días insultos por la calle a musulmanes, miradas y actitudes de rechazo, y desde luego no se debe extender a toda la comunidad musulmana, pero ellos en primer lugar y nosotros hemos de intensificar la prevención.
Insisto: la prevención han de garantizarla en primer lugar los musulmanes, pero todos hemos de ser valientes para colaborar, porque existe miedo: negarlo es irreal, y de hecho es la primera preocupación de los españoles.
Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
Escribe, también, en su web personal.