En el capítulo anterior hemos visto que la geoingeniería tiene el carácter de ciencia; también que ésta ya se ha utilizado como arma de guerra en Vietnam en el pasado, provocando huracanes, tifones, vientos de casi trescientos kilómetros hora y tormentas cada tres días, devastando países enteros; una situación de escándalo en la que hubieron filtraciones a la prensa de documentos secretos, se descubrieron operaciones clasificadas y hubo una reacción de políticos norteamericanos, aterrorizados por lo que se descubría sobre el tema que llevaron a resoluciones del congreso, y acabando el tema finalmente, nada menos que en la misma ONU, que prohibió su utilización.
La conclusión es que queda acreditado que en el pasado no ha habido reparos en utilizar la geoingeniería como arma de guerra… ¿qué problema hay en utilizarla como ahora como “arma comercial”?.
Entran aquí varios factores que citamos sintéticamente, sin perjuicio de su posterior desarrollo:
1.- Aunque se nos oculte, en nuestro mundo existen intereses comerciales permanentemente en confrontación. Los intereses globalistas de los países del norte de Europa son totalmente contrarios a los del sur, entre los que nos encontramos. Un país como Holanda, vive de la reexportación de todo tipo de productos agrícolas traídos de cualquier parte del mundo, y le molesta otro como España que vive de la exportación de esos mismos productos producidos en suelo europeo.
2.- En esas alturas del poder, se juega con la ignorancia de la gente. El 90% de los mortales desconocen la misma existencia de la geoingeniería, no saben nada de los métodos para controlar el clima, ni se han percatado de que las estelas de los aviones cubren el cielo bajo el que viven puedan constituir ningún tipo de peligro.
3.- A parte de este desconocimiento y este desinterés, está el hecho de que todo ocurre dos o tres kilómetros por encima de sus cabezas, 2.000 o 3.000 metros de altitud, con lo cual, existe total impunidad; no ocurre en una calle ni en una población, ni en una carretera, ni en un solar, ni en un campo, ocurre en el cielo…y es evidente que la gente normal no tiene alas para poder estar allí y ver lo que pasa.
4.- El yoduro de plata o de plomo es el único método que se publicita como existente en esta ciencia. Y está muy claro que es imposible que una ciencia tenga un solo procedimiento en su arsenal; supuestamente un solo método y para una sola utilidad, en este caso para provocar la lluvia utilizando componentes químicos… esto es algo que no se cree nadie y que demostraremos como falso. Hay toda una legión de científicos bien formados trabajando en ello; mentes brillantes elucubrando sobre el tema desde hace demasiados años, más de medio siglo; con jornadas a diario, horarios generosos, con muchos medios a su disposición y… mucho dinero.
5.- Nada sabemos de estos mecanismos, que se sustraen al conocimiento de la opinión pública, incentivando la desinformación y el desconocimiento, evitando así cualquier comentario crítico a estas prácticas y allanando el camino para la respuesta a cualquier disidente simplemente tildándole de conspiranoico.
El hecho es que actualmente España es la 8ª potencia mundial en exportación de productos agroalimentarios. Y como tal potencia, molesta. Existen toda una serie de intereses contrarios a los españoles que chocan frontalmente con esta situación. Está el poder. Quien controla la alimentación controla a la gente. Están los intereses de los países del norte de Europa, como hemos dicho, totalmente contrarios a los nuestros.
Expuesto todo esto, hablemos de HECHOS. Uno de ellos es que actualmente en la zona del sureste español está lloviendo entre un 20 y un 75% menos que en los años setenta, o incluso hay zonas en las que no llueve nada. Esta manipulación se ha observado en muchos puntos de nuestra nación.
LA AVIONETA DE LA LLUVIA
Desde las instancias oficiales se intenta que este tema no se trate más que de una leyenda…sin conseguirlo: al revés, son tan numerosos los testimonios sobre la existencia de esta práctica que sólo citaremos algunos.
La mecánica siempre es la misma: todo consiste en lo siguiente, imaginemos que estamos en el campo, tenemos una cosecha en marcha y se acercan unas nubes que sabemos que traen agua; esto ha sido ya anunciado por los partes meteorológicos; sin embargo, de forma imprevista, cuando las nubes están cerca, se escucha a un avión que se sitúa sobre ellas, descargando unos productos. Lo cierto es que unos minutos después, las nubes se disuelven, pierden su tono oscuro y se convierten en inofensivas nubecillas blancas que o desaparecen o son ya inservibles para la agricultura.
Por referirnos a uno de tantos capítulos, nos referimos a lo que cuenta Ramón Ramos en el artículo de 7 de abril de dos mil dieciséis, se refiere a este tipo de aviones como “rompenubes”. En concreto, se refieren a los hechos del 4 de abril de 2016 en la comarca del Marquesado, en Granada; el pronóstico meteorológico hablaba de lluvias de 30 litros/m2. Las nubes eran negras y confirmaban el mismo. Sin embargo, a las tres de la tarde, un poco antes del momento previsto para la lluvia, aparece un avión que sobrevuela la comarca y las nubes. Según Luis Ramírez, el avión consigue que éstas pierdan su tono oscuro, tornándose blancas. Finalmente, las lluvias no se producen.
Las quejas son tan cuantiosas ante esta sequía artificial, que Asaja toma cartas en el asunto, tal y como relata el artículo:
“La organización ha iniciado una recogida de firmas que aspira a reunir las 500.000 necesarias para promover una iniciativa legislativa que prohíba por ley estas intervenciones ‘rompenubes’ que alteran los ciclos hidrológicos, agravando la sequía y dañando los cultivos.”
Las denuncias también se producen ante la Guardía Civil por los agricultores afectados, de forma que desde la Benemérita se articula un dispositivo rápido para que estas actuaciones se puedan denunciar a través de la llamada a una línea de teléfono creada ad hoc solo para este problema:
“No obstante, la Guardia Civil tiene a disposición ciudadana, especialmente para los agricultores, un teléfono de emergencias 062 para que les informen si encuentran alguna evidencia de estas prácticas con el fin de poder constatar e investigar estos fenómenos.
La consecuencia directa de estos hechos es la inexistencia de lluvia, la desertificación y el abandono del campo, por lo que igualmente estos hechos provocan la creación, en este caso, de la Plataforma en Defensa del Medio Ambiente y la Naturaleza del Marquesado (Granada) y Río Nacimiento (Almería). Estamos hablando de una extensión de más de 30.000 hectáreas de terreno. En esta zona, como ocurre en tantas otras de España, están habituados al sonido de un avión cuando hay aviso de tormenta, volando entre las nubes. Es un hecho de que en esta zona no llueve desde hace ya cinco años, según relata el Presidente de AVA Manuel Del Pino.
Luis Ramírez, Presidente de la Plataforma en Defensa del Medio Ambiente y la Naturaleza del Marquesado, manifiesta que esta situación se viene dando desde hace ya unos 15 años. Las consecuencias son desastrosas: desde hace seis años no recogen cereales, dado que no hay agua, los olivos producen cada vez menos y solo los almendros aguantan mejor esta situación de sequía. En este mismo orden de cosas, COAG de Almería, incluye en su página en Facebook un capítulo para todos los que quisieran denuncias estos hechos denominado Denuncias de avionetas antilluvia; siendo su fin el de que todas las personas que tengan vídeos o fotografías de estas aeronaves las compartan públicamente.
Entre todos, se intenta presionar a las autoridades, que, evidentemente, niegan el fenómeno, alegando su inexistencia, y su carácter mitológico.
Según señala Asaja, “la posible intervención en la fase atmosférica del ciclo integral del agua está recogida en la Ley de Aguas y en el Reglamento del Dominio Público Hidráulico con la finalidad de evitar precipitaciones en forma de granizo o pedrisco que causen daños”.
Sin embargo, en este caso, se actúa en sentido contrario, impidiendo que llueva, y generando sequía, daños, desertificación. Asaja se lamenta de que el Gobierno no aclara nada al respecto.
Instancia creada para que pueda presentarse en los Ayuntamientos:
DIATOMITA
Como hemos citado, el desconocimiento sobre los métodos que se utilizan a fin de generar sequía son secretos, como todo lo que concierne a la geoingeniería. Es evidente que en la medida en que el público los conozca, serán controlables, algo que se intenta evitar. Impunidad.
Tanto AVA como COAG, como los mismos agricultores navegan en un mar de oscuridad sobre lo que está ocurriendo y siempre se encuentran ante el negacionismo de los entes oficiales.
En medio de esa ignorancia se cita siempre el yoduro de plata como sustancia que se utiliza para poder “sembrar las nubes”. Sin embargo, en los hechos que se relatan, vemos que no se trata propiamente de una “siembra”, si no, más bien, al contrario, de una destrucción. Y es evidente que no se puede utilizar el mismo método para una cosa que para la otra. Por otra parte, la explicación de que es posible hacer que llueva en un sitio, para impedir que lo pueda hacer en otro es también complicado y requiere de una previsión y unas molestias que ya vemos no se toma por quien quiera que esté haciendo esto, pues el avión disuelve las nubes cuando estas están a punto de descargar.
La respuesta es más sencilla, existe en nuestro maravilloso planeta un material llamado diatomita, este mineral, pulverizado en la atmósfera, tiene el efecto inmediato de atrapar el vapor de agua y la humedad, impidiendo que llueva.
Fue este el material que empleó China para impedir que lloviera durante la celebración de los juegos olímpicos de Pekin, cuando se lanzaron casi 3.000 kg de DIATOMITA a la atmósfera, utilizando para ello aviones, cañones y lanza misiles estratégicamente situados en las afueras de la capital. Esta actuación fue ya en su momento muy criticada dado que se le asocia con la desertización.