Un servidor de ustedes, entiende que es elector toda aquella persona que figura en el censo electoral, lo cual le otorga el derecho a depositar una papeleta electoral en una urna, teniendo en cuenta que ese no es el único modo de votar, puesto que hay electores que deciden no depositar su voto de la forma antedicha, es decir, que se abstienen, pero su abstención también es una forma de votar. Manteniendo su derecho a exigir y opinar, puesto que son contribuyentes y conviene no olvidar que las políticas que desarrollen quienes lleguen al poder tras las correspondientes elecciones, no son pagadas de su bolsillo particular, sino con el dinero que sale de todos los contribuyentes, depositen la papeleta o no.
Al fin y al cabo votan todos, insisto. Además, habrá que tener en cuenta los motivos por los que dejan de asistir, el día de las elecciones, a emitir el correspondiente voto en la urna. Unos, no sabemos cuántos, se abstendrán por desidia, pero otros, de los que también ignoramos el número, sin duda alguna, lo harán por desconfianza en la clase política. O porque ven que, en España, no hay una democracia, sino una partidocracia, sin verdadera separación de poderes. O porque los diputados votan siguiendo el mandato imperativo de la dirección del partido (por cierto, el mandato imperativo está expresamente prohibido por la Constitución), con lo cual, el votante emisor de papeleta pierde todo tipo de control sobre las actuaciones político-parlamentarias de quien ha recibido su papeleta, es decir, casi se le exige que entregue un cheque en blanco a los políticos. Además, el incumplimiento del programa electoral no supone, para el quien incumple, ningún tipo de asunción de responsabilidad efectiva y real. Otra cosa sería que quien deja de cumplir sus compromisos electorales acabase en prisión por estafar al cuerpo electoral. Otro motivo para dejar de votar mediante papeleta podría ser el de las inmunidades (a veces, impunidades) de los parlamentarios, centrales o autonómicos, sazonadas tales impunidades con la salsa de que, cuando llega el momento, son juzgados por tribunales de reclutamiento bastante, por ser caritativo, politizado.
Ciertamente, quien no emite la papeleta por desidia, o porque le da la gana, está en su derecho.
Pienso que la abstención tendría que ser tenida en cuenta, porque ignorarla es ignorar a los contribuyentes que no utilizan lar urnas y, por lo tanto, privarles de un derecho. Y no me vale decir que lo que tienen que hacer es votar, porque lo que no se puede hacer es, en nombre de una libertad democrática, que ni es tan libertad ni tan democrática, quitarle derechos a quien utiliza la libertad para hacer lo que cree conveniente. Y no olvidemos que, si no se tiene en cuenta la abstención, los políticos se apoderan abusivamente de una opinión, que, mucho me temo, no es precisamente favorable, ni a ellos ni al sistema.
Otrosí digo: ignorar la abstención es asumir una representación no otorgada y, por lo tanto cobrar por un trabajo que no les ha sido encomendado, impidiendo a quien paga evitar el abuso de que está siendo víctima.
Me permito hacer la siguiente propuesta: si la abstención es, pongamos por caso, de un 40%, que se reduzca la masa salarial de los electos en un 40%. Y que me llamen populista.