Lo que está ocurriendo en el Reino Unido hubiera requerido alguna reflexión hace un par de días, antes de que falleciera Isabel II. Y es que después de muchos vaivenes, por fin el partido conservador, en el poder hasta el año próximo, despedía definitivamente a Boris Johnson y decidía que la ex Ministra de Exteriores Liz Truss (46) ocupara el Primer Ministerio al menos hasta que en 2023 las elecciones generales decidan si los laboristas desbancan a los tories o si estos consiguen continuar cuatro años más en Downing Street.
Pese a su juventud, Truss (pronto nos acostumbraremos a que se pronuncia Tras) posee una larga experiencia política en Gabinetes de Cameron, May y Johnson. Convencida de las virtudes del Brexit, tiene a Thatcher como modelo y deseamos por el bien de su país que triunfe en su cometido y logre sacar al Reino Unido del atolladero en que se encuentra, con una gran crisis económica, una enorme inflación, centrifuguismo nacional, con Escocia y el Ulster deseosos de mantenerse en la Unión Europea y convocar un nuevo referéndum.
El martes 6, Truss se presentó ante la Reina Isabel, como es preceptivo, igual que lo hizo Johnson para despedirse de la Monarca. Ambos encuentros tuvieron lugar en Balmoral debido al delicado estado de salud de la Reina que le impedía hacer los 800 kms que separan su residencia de verano del palacio de Buckingham.
Dos días más tarde, Isabel II fallecía a los 96 años habiendo regido el destino de su país durante 70 largos años, lo que le permitió coincidir con 13 Presidentes de los Estados Unidos -el primero de ellos fue Eisenhower- y con 15 Primeros Ministros británicos —desde Churchill a Truss-.
No todo fueron glorias en el larguísimo reinado de la Monarca ya que en esos años el Imperio Británico cambió de rostro, aunque milagrosamente lograra mantenerse como soberana de 16 países de la Commonwealth, algunos de ellos tan importantes como Canadá, Australia y Nueva Zelanda. Habrá que ver si su sucesor consigue mantener ese estatus y el prestigio a nivel mundial que logró su señora madre.
Porque Isabel II no solo era la decana de los monarcas del mundo sino que conservaba un aurea de prestigio que la convirtió en la Reina modelo y por excelencia de las otras monarquías europeas, la sueca danesa, noruega, belga, holandesa, luxemburguesa y española.
De su reinado se recuerdan y han sido novelados y filmados, lances muy delicados: las tiranteces en su matrimonio, los divorcios de casi todos sus hijos, particularmente sonado el de Carlos y Diana, la muerte trágica de ésta, el escándalo con Andres acusado de mantener relaciones con menores, el Meganexit. Carnaza para la prensa amarilla.
1992 fue aquel annus horribilis del que probablemente otras monarquías no habrían logrado sobrevivir pero del que Isabel II, gracias al buen consejo de Tony Blair, logró salir indemne y mantener la Corona viva hasta que ayer, la cedió a su primogénito Carlos (73), carente de la estima nacional de su madre y también de su hijo Guillermo.
Pero el Reino Unido es un país especial. Tiene un gran respeto por su Historia y por sus Instituciones, en especial la Monarquía, lo que garantiza la continuidad de una y otras. Isabel II poseyó la vocación de servicio y la prudencia que le hizo reaccionar sabiamente a etapas muy difíciles de la Historia europea: el fin de la II Guerra Mundial, el ingreso en la UE, el consiguiente Brexit, la guerra de Putin. Y también el ser capaz de reinar sobre personas tan dispares como Churchill -su gran mentor-, Wilson -muy próximo a ideas comunistas-, Blair, Johnson. Hace falta poseer un gran temple para sobrevivir a todo ello y resistir durante 7 décadas pese a haber alcanzado la corona por la muerte prematura de su padre Jorge VI y la renuncia de su tío Eduardo.
Descanse en paz. Isabel II tiene un puesto brillante reservado en la Historia.
Jorge Fuentes Monzonís-Vilallonga es Master en Ciencias Políticas y Económicas y Derecho.
Diploma de Altos Estudios Internacionales. Embajador de España en Bulgaria en 1993.
Primer Embajador de España en Macedonia en 1995.
Embajador de España en Bruselas WEU en 1997, entre otros cargos.