Hoy, jueves, 14 de noviembre, comparece Carlos Mazón en las Cortes Valencianas. Como él ha dicho, va a aclarar todo lo sucedido desde las riadas del 29 de octubre, las manipulaciones y los bulos, y a partir de hoy formará un Consell adecuado para la reconstrucción de las trágicas consecuencias de la DANA.
Bien sabe Mazón que viene a ser su última bala. Cuestionado por su gestión, ya no tiene margen de error. O de verdad aclara lo sucedido y nombra un Consell sólido y convincente, o, para desgracia de los valencianos, se abrirá una fase política de incertidumbre máxima, pues Mazón no contempla la dimisión ni sería momento para convocar elecciones anticipadas, porque lo que necesita Valencia es una gestión eficaz, no continuar con la zozobra política ni asistir al espectáculo lamentable de acusaciones políticas.
A favor de Mazón figuran las declaraciones de Felipe González de que él mandó al Ejército a Bilbao y que él no hubiera dicho que Mazón pida toda la ayuda que necesite, que se le dará. Dos coscorrones en toda regla a Pedro Sánchez, pero insuficientes para los 130.000 manifestantes que el pasado sábado pidieron la dimisión de Mazón, y también de Sánchez, pero en segundo lugar. Tenemos curiosas amnesias en España.
Más de cien colectivos y entidades variopintas, vinculados a la izquierda y a entidades pancatalanistas, colapsaron las calles de Valencia. Había de todo, también violentos que incendiaron una puerta del ayuntamiento y provocaron disturbios: esta vez nadie ha tenido la penosa ocurrencia de atribuir la violencia a la “ultraderecha” como sucedió en Paiporta con Sánchez, pero no hay detenidos tras la violencia en Valencia, y sí los hubo en Paiporta. Se calibra de diversos modo la violencia: más que sospechoso.
La lógica de la izquierda y del Gobierno es bien conocida. Dejar todo en manos de Mazón, para que se queme, en vez de afrontar la gestión el Gobierno.
Sánchez, Mazón, la Confederación Hidrográfica del Júcar, Teresa Ribera, Salomé Pradas… Por desgracia, todos estamos familiarizados con esos nombres. Sin embargo, hoy por hoy el grado de responsabilidad política y/o penal de unos y otros admite diversos interrogantes, y puede haber sorpresas.
El Estado ha fallado: admitido por todos. ¿Quién o cómo se va a poner remedio, con más manifestaciones contra Mazón? Algo no cuadra. “The Economist” ha definido a España como una “especie de Estado federal bastardo” por la gestión de la DANA, y ha cargado contra Sánchez por decir que Mazón debía pedir lo que necesitara.
Las instituciones han fallado: admitido por todos. ¿Cuáles y cómo se va a poner remedio? No enviar más militares, no admitir ayudas de algunas comunidades autónomas, no admitir ayuda de El Salvador ¿de quién es responsabilidad?
Fallos reiterados en los avisos del martes antes de las inundaciones. Un agricultor me comentaba su perplejidad de que, habiendo llovido tanto en Chiva y otras localidades, cualquiera sabe que esa lluvia va a llegar a donde llegó. No hace falta ser ingeniero.
Mazón va a dar detalles; Miguel Polo, presidente de la Confederación Hidrográfica del Júcar, concejal socialista durante cuatro años en Titaguas (Valencia), guarda un silencio sepulcral, máxime desde que Manos Limpias le ha denunciado: Sánchez-Ribera-Marlaska-Robles se limitan a despejar balones, siempre para desgastar a Mazón.
Los voluntarios, la inmensa mayoría jóvenes, han dado una lección inolvidable: en vez de contribuir a la desesperación, la confrontación política o la violencia, son los héroes de esta tragedia. Ellos sí han estado, y están, a la altura.
Por los 215 fallecidos, por el millón de personas afectadas por las inundaciones, por los voluntarios, vale la pena depurar a fondo todas las responsabilidades, para que quede la verdad y el rigor, sin manipulaciones burdas ni bulos. Ni derechas ni izquierdas, ni políticos ni técnicos: la verdad tozuda de los hechos.
La tragedia está siendo una suma de incompetencias, política sectaria, errores concatenados, lentitud dramática. Llega la hora de reconocer errores, o asignarlos a quienes los han cometido. Nunca mejor dicho, caiga quien caiga.
¿Estamos los españoles preparados para reconocer la verdad, o dejamos que otros dicten sentencias por sectarismo, sea el que sea?
Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
Escribe, también, en su web personal.