Título Original: Little boy
Dirección: Alejandro Monteverde
País: México
Año: 2015
Duración: 100 min.
Género: drama
Dirección: Alejandro López Monteverde
Interpretación: Jakob Salvati, Emily Watson, Kevin James, Tom Wilkinson, Cary-Hiroyuki Tagawa, Eduardo Verástegui, Ben Chaplin, David Henrie, Michael Rapaport
Guión: Alejandro Monteverde, Pepe Portillo
Producción: Santa Fé Films / Metanoia Films
Música: Stephan Altman, Mark Foster
Fotografía: Andrew Cadelago
Distribuidora: European dreams factory
Estreno en España: 30 de octubre de 2015
SINOPSIS
En un pequeño pueblo de California vive Pepper Flint Busbee, un niño de 8 años apodado ‘Little Boy’, debido a su baja estatura. El niño, que padece problemas de desarrollo, es constantemente ridiculizado y acosado por sus compañeros de clase y sus vecinos. Pero a él no le molesta ser más bajo que los otros niños, porque se siente feliz teniendo a su padre a su lado.
Sin embargo, el mundo de Little Boy se resquebraja cuando llaman a su padre para combatir en la Segunda Guerra Mundial. Él mantiene la esperanza, pero todo se desvanece cuando le dan la noticia de que su padre ha sido capturado y hecho prisionero de guerra.
Inspirado en el sermón del pastor de la ciudad que anuncia que con “fe del tamaño de un grano de mostaza se pueden mover montañas”, Pepper cree que puede conseguir lo imposible: poner fin a esa guerra y traer a su padre de vuelta a casa
Es una película predestinada a hacer el bien. La magia empezó en el casting del niño protagonista, que requería alguien muy especial, entre otras razones porque lleva sobre sus hombros todo el peso de la película (de todas sus emociones). Cuenta el actor Eduardo Verástegui, productor de esta historia, que tras ver a miles de aspirantes descubrió al fin una cara que atrajo su atención. Se acercó a ese niño, de nombre Jakob, y le invitó a realizar la prueba; pero Jakob no estaba allí por el papel, sólo acompañaba a su hermano, autista, a quien su madre solía presentar a los castings por mera terapia socializadora. Verástegui convenció a Jakob, y éste hizo la prueba. La bordó. El papel del pequeño Pepper Busbee era suyo. “Pero eso sería como traicionar a mi hermano”, protestó Jakob. Cuando descubrió que las lágrimas de su hermano no eran de rabia por el papel ‘robado’, sino de orgullo y agradecimiento, Jakob Salvati aceptó convertirse en little boy. De paso, el contrato salvó a su familia de un desahucio inminente. Otra maravillosa coincidencia. Es más, los productores decidieron contratar también al hermano de Jakob como doble. Así aseguraban algo más que el pago de la hipoteca de los Salvati. Es sólo una anécdota, pero da una pista del ambiente —un tanto capriano— que ha envuelto el rodaje de esta película mágica.
La historia de Little Boy tiene mucho de magia; y mucho de fe. Habla de creer en lo imposible, de sueños y deseos que se tienen que cumplir, sí o sí; de mover montañas con un grano de mostaza; de superar barreras infranqueables, como la xenofobia, como el odio, como el acoso escolar. Como la incomprensión. Y nos habla también de amor, del amor incondicional de un padre que sabe ponerse siempre a la altura de su hijo; del amor de un hermano mayor que acaba venciendo a su propio odio; del amor abnegado y valiente de una madre y del amor leal de una esposa que no sabe si es viuda. Y habla también de amistad, una relación que empieza torpemente entre el viejo Hashimoto y el pequeño Pepper y que acaba siendo un ejemplo de lo que debe ser una amistad de las buenas, sin condiciones.
Y, por supuesto, Little Boy habla de guerra. Porque la guerra, la Gran Guerra, aunque no está físicamente en el pequeño pueblo de los Busbee, lo empapa todo: de dolor, de pérdida, de rencor, de miedo.
Little Boy cuenta con un reparto de lo más solvente, tanto los veteranos Tom Wilkinson, Emily Watson, Ted Levine o Kevin James como los más jóvenes, con mención especial para el pequeño Jakob Salvati, en su sorprendentemente primer papel
Pero lo que realmente hace de Little Boy una película importante, es que su mensaje, que cala hondo. Fe, esperanza, amor. Bondad. Humanidad. Un cuento de adultos contado —con humor y perspectiva— por un niño de ocho años que cree “que puede lograrlo”, sea lo que sea. Por ejemplo, que reflexionemos con profundidad; o que esta película necesaria tenga el éxito que merece.