Puigdemont amenazó ayer a Sánchez con cambiar el voto de investidura si no “corresponde”. Ojalá haya pronto elecciones generales, como pide la mayoría de los españoles.
Pedro Sánchez prometió convocar elecciones “pronto”, y luego el pronto se convirtió en agotar la legislatura hasta 2020. Ha llegado a La Moncloa y se encuentra feliz, por lo que hará lo que esté en su mano para llegar a 2020, con el riesgo para España de que siga cediendo a pretensiones independentistas o las que le pidieron o piden los restantes siete partidos que hicieron posible la investidura.
El tenista Rafael Nadal, ante la situación que se creó, expresó muy claro su deseo: “Yo quiero votar”. Es una persona normal, que suele expresar lo que el sentido común dicta a la mayoría, en este caso ante el Gobierno más débil que ha tenido España, con un PSOE en sus horas más bajas en ese momento, pero que encontró el común denominador de echar a Rajoy para recibir el apoyo de la mayoría del arco parlamentario.
El octopartito es una suma aritmética parlamentaria, no resultado de unas elecciones, con unos pactos que habría que saber hasta qué punto comparten los votantes de los ocho partidos.
Con ocho partidos en el Gobierno, todo es inestable, una suma creciente de concesiones y unos temores generalizados ante lo que puede venir.
Por todo ello, me sumo a quienes piden unas elecciones generales ya, aunque algunos como Puigdemont las mencionen indirectamente para presionar a Pedro Sánchez y que ceda a las pretensiones independentistas catalanas, es decir convocar un referéndum legal.
Si se celebrasen pronto, en otoño, las elecciones –a lo que puede verse obligado el Gobierno-, sería muy interesante ver los votos que obtiene el PSOE, pero también Ciudadanos y cómo afecta el “efecto Casado” en el PP, o incluso Podemos, por poner algunos ejemplos.
Desde diversos partidos que gobiernan se ha valorado negativamente la elección de Pablo Casado como presidente del PP, calificándolo como mala noticia para España, regreso al pasado y a poner en entredicho derechos y libertades ciudadanas, tal vez porque Casado ha anunciado con claridad que quiere defender la vida y la familia, la enseñanza concertada y la unidad de España sin fisuras.
Sin embargo, si dicen que les parece malo para España, hay que preguntarse si no es malo para su propio partido desde el que critican a Casado. Me parece que sí aciertan al afirmar que la elección de Casado es una mala noticia para Ciudadanos y para Vox. Habría que verlo en unas elecciones.
Aunque la convocatoria de unas elecciones genera un gasto considerable, la salud democrática de España se beneficiaría convocándolas. Porque además sería señal de que Sánchez no cede a las pretensiones de los independentistas.
Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
Escribe, también, en su web personal.