EL VALENCIANO, ¿lengua marica?

La sempiterna lucha entre filólogos para imponer la lengua de sus respectivos territorios ha empleado todo tipo de argucias para eliminar o postergar idiomas vecinos. El argumento más contundente desde la Edad Media hasta la Ilustración consistía en afirmar que un determinado idioma había sido usado por Adán en el Paraíso; es decir, que sería la lengua madre prebabélica. Es tema sobado y del que no se libraron filósofos-filólogos ingleses, holandeses y, también, valencianos del Barroco.

Igual de insólito fue el baremo sexual-lingüístico del jesuita Larramendi, presente en su tratado sobre ‘La antigüedad y universalidad del bascuenze’ (Salamanca, 1728). Guipuzcoano de agitada vida, fue profesor en Salamanca y cortesano de Mariana de Neoburgo, viuda del enloquecido Carlos II de España. El vehemente filólogo, confesor de la citada reina, tuvo que huir por acusaciones de comportamiento inadecuado. En la actualidad se le considera precursor de la ideología de Sabino Arana. 

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  • Ricart Garcia Moya es Llicenciat en Belles Arts, historiador i Catedràtic d'Institut de Bachillerat en Alacant.