Revolución de la gratitud

Las personas mayores no ocupan mucho espacio en las páginas de los periódicos ni en las televisiones ni en redes sociales. Prima la política. En la provincia de Teruel tal vez los tenemos más presentes por el envejecimiento creciente en los 135.000 habitantes de la provincia. No son destinatarios principales de la publicidad.

Ya se habla de tercera y cuarta edad, a partir de los 80 años, por el alargamiento de la esperanza de vida. Abuelos y mayores se sienten muchas veces marginados por las nuevas tecnologías, los planes veraniegos de las familias, las prejubilaciones en bancos y empresas, el afán extendido de ser y permanecer siempre joven, que es imposible. 

El pasado 26 de julio, fiesta de San Joaquín y Santa Ana, se celebró un año más la Jornada Mundial de los Abuelos y Mayores, Con este motivo, me llamó mucho la atención el mensaje del Papa León XIV, llamando a los ancianos a renovar el mundo.

También a quienes no sean católicos o no practiquen el catolicismo, aconsejo leer ese mensaje. Tiene unas reflexiones muy interesantes sobre los mayores.

Basándose en textos de la Sagrada Escritura, el Papa fundamenta la esperanza de los ancianos, y el valor de los ancianos para la inexperiencia de los jóvenes, reconociendo que “la fragilidad de los ancianos necesita del vigor de los jóvenes”.

Los abuelos han de ser para nosotros motivo de gratitud y de coherencia. Nos han dado todo, empezando por la vida a nosotros o a nuestros padres. Sin embargo, el Papa pone el dedo en la llaga al hablar de la soledad y el abandono, la indiferencia incluso, que aprisionan a los ancianos. Marginados y olvidados: es algo real, muy doloroso.

Ante esta situación, el Papa pide un “cambio de ritmo”, asumir la responsabilidad por parte de toda la Iglesia, para llevar a cabo una “revolución” de la gratitud y del cuidado. ¿Cómo? Visitando a los ancianos con frecuencia, creando con ellos y para ellos redes de apoyo, entretejiendo relaciones. En definitiva, reaccionar ante lo que presenciamos.

Obsérvese cómo el Papa pide también a los ancianos que se movilicen. Según sus posibilidades, las personas mayores han de valorar cómo pueden aprovechar esa etapa de su vida, en beneficio de la familia –no solo cuidando nietos en fines de semana o en vacaciones– y de la sociedad. No están “amoratizados”, pueden tener 30 años más.

Pienso que hay ancianos o mayores de mentalidad y de tono vital a los 61 años, y hay personas activas y con iniciativa a los 80. La ancianidad es algo más que el mero cómputo de años, aunque físicamente se hacen notar. Es cuestión de mentalidad, de sentirse y ser útiles, sin hacer del paseo del perro o la compra del pan la actividad central del día.

Conozco –como todos– personas admirables que se vuelcan con sus mayores, con otros ancianos, que viven solos, o están enfermos. También sabemos todos que, en las residencias de mayores, hay quienes no reciben ninguna visita. Una concreción puede ser dedicar unas horas a pasear, de vez en cuando, a algún anciano de una residencia de mayores o en su domicilio. Dedicarle algo de nuestro tiempo y afecto.

  • Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
    Escribe, también, en su web personal.