Pensamos que después de las cumbres de la OTAN, de la ONU y de la UE, después del Congreso del PP y del comité federal del PSOE, tras los escándalos de Torre Pacheco y de la financiación singular, llegaría el tiempo en que los jueces comenzarían a poner las cosas en su sitio; y parece que así va a ser, aunque comenzando por donde menos esperábamos: por liberar a Bolaños de las cargas que se le investigaban y por sacar del fondo del cajón un asunto del que nadie se acordaba, que ocurrió hace siete años durante el gobierno de Rajoy y que puede sentar en el banquillo nada menos que al entonces Ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, por aprovecharse de su cargo para aprobar leyes que beneficiaban a empresas gasísticas relacionadas con su despacho privado, Equipo Económico.
Nada que objetar si la investigación resulta certera y se desvelan graves casos de corrupción. Resulta sospechoso sin embargo, que este asunto salte en el momento en que toda España esperaba novedades judiciales referentes a Begoña, a David, a Ábalos, a Cerdán, al Fiscal general y a bastantes más. Y también lo es que se haya escogido como sujeto paciente a quien se buscó durante su mandato ministerial, no pocos enemigos dentro y fuera de su partido por haber aplicado una política tributaria sumamente rígida e impopular, subiendo los impuestos cuando se nos había prometido lo contrario y poniendo en el objetivo fiscal figuras muy populares de nuestra sociedad.
Insisto en que los jueces deben cumplir su trabajo al mejor ritmo que les sea posible y, por supuesto, sin discriminar políticamente a los posibles inculpados. Veremos en qué queda el caso Montoro y esperamos también con interés todos los otros casos mencionados y pendientes.
Las sentencias deben llegar en su momento, imaginemos que dentro de siete años se investiga a María Jesús Montero o a Pedro Sánchez. La sociedad estaría bastante mejor servida si el poder judicial actuara con mayor sintonía temporal y aunque más vale tarde que nunca, las anacronías crean disfunciones políticas graves.
Confiemos no se reabran cuestiones de los tiempos de Suarez, González o Aznar. Otro asunto sería que Zapatero se viera imputado. Seguramente en este caso, no sería necesario remontarnos hasta los años 2004-2011 en que 'malgobernó' España. Bastaría con ceñirse a las hazañas desplegadas en los últimos años, de la mano de Maduro y de algunos otros de sus amigos bolivarianos.
Imagen: La Prensa Gráfica, Página 12
Jorge Fuentes Monzonís-Vilallonga es Master en Ciencias Políticas y Económicas y Derecho.
Diploma de Altos Estudios Internacionales. Embajador de España en Bulgaria en 1993.
Primer Embajador de España en Macedonia en 1995.
Embajador de España en Bruselas WEU en 1997, entre otros cargos.