El mismo día, viernes 20 de junio, hubo tres declaraciones sobre la corrupción del PSOE que me llamaron la atención. Son de sectores no políticos: una cantante, un líder sindical y los obispos españoles. El lector puede elegir alguna de las tres, o ninguna.
La cantante Ana Belén, con declaraciones entremezcladas con la publicación de su nuevo disco, afirmó: “No sé si podemos seguir apoyando a Pedro Sánchez, no lo sé”.
La trayectoria de Ana Belén en apoyo de la izquierda no tiene fisuras, como es bien sabido, y por eso mismo puede hacer reflexionar a ciertos sectores, porque no sabe si puede apoyar al presidente del Gobierno. A su vez, interesante es ese “podemos” de la cantante, porque no es una consideración exclusivamente suya, sino que se cuestiona el apoyo de cuantos hasta ahora han apoyado a Pedro Sánchez.
El líder sindical es Pepe Álvarez, secretario general de UGT, que consideró “ejemplar” la actuación del presidente del Gobierno ante el “escándalo mayúsculo” que supone el ‘caso Koldo’. Y arremetió contra todo aquel que pide elecciones anticipadas. Reconoció el lenguaje “asqueroso e insoportable” de los audios, de un machismo sexista que indigna.
Que el líder de UGT salga en defensa de Pedro Sánchez en estos momentos abochorna, sulfura, indigna. Es conocido el aumento de subvenciones que UGT ha recibido para que estén callados o hablen cuando interese al Gobierno, y sobre lo que le interese.
Álvarez debe mucho a Pedro Sánchez, pues ha aceptado la venta de UGT y de los derechos de los trabajadores al PSOE. No puede hablar, está deslegitimado. Es una prueba más de un sindicalismo opaco. No hay modo de saber cuántos liberados sindicales hay, horas, coste, rendimiento en su horario estresante como representantes de los trabajadores, por mencionar algunas cuestiones históricas.
UGT no es que sea correa de transmisión del PSOE, es que debe sus pulmones, su corazón y su estómago al PSOE, muy especialmente a Pedro Sánchez.
En la actual situación es descarado e insultante lo que ha dicho el líder de UGT. Podría haberse remitido a la presunción de inocencia, derivar a los jueces, que es algo que puede no estar lejano, pero Álvarez hubiera logrado no reírnos de él ahora. Sectario.
Tercera declaración interesante: los obispos españoles piden elecciones anticipadas, “que hablen los ciudadanos” ante la situación actual, apelando al bien común y la esencia de la democracia. Y avisando de que “la corrupción es una puerta de entrada peligrosísima a situaciones de autoritarismo de regímenes que dejan de ser democráticos”.
Poco tardó el ministro de la Presidencia y Justicia, Félix Bolaños, en acusar a los obispos de no ser neutrales. La moral de la Iglesia incluye la vida social: que piense un poco más Bolaños: el Papa Francisco no dejó de ser neutral cuando criticó la política de Trump sobre inmigración, el Papa León XIV no dejó de ser neutral cuando dijo que “el matrimonio es una unión estable entre un hombre y una mujer”. Cuando la Iglesia condena el aborto, la eutanasia, la explotación laboral, el racismo ¿deja de ser neutral?
Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
Escribe, también, en su web personal.