Sara Aagesen, vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, es ingeniera química. Esta madrileña ha sido cinco años secretaria de Estado de Energía. Son datos, de entrada, que me inspiran confianza cuando habla. Transmite credibilidad.
El único y gran inconveniente es su “jefe”, Pedro Sánchez, curtido en escondernos la verdad, dilatar toda investigación y planificar todo en función de sus intereses electorales. Tiene calculado al milímetro su itinerario hasta las elecciones generales de 2027. Sus socios lo saben y le exprimen sin cesar.
Pedro Sánchez maneja la opinión pública. No descartar el sabotaje frena muchas críticas a nuestro sistema eléctrico y la política eléctrica de este Gobierno: en el fondo, le interesaría que fuera un sabotaje, para salvar todo el entramado energético, que está diseñando al gusto de los que están imponiendo la “agenda verde” en Europa.
Por el contrario, basta escuchar a expertos en la materia y repasar la hemeroteca para comprobar que todo apunta a un fallo técnico, que había serios avisos de deficiencias y riesgos.
Como a Sánchez nunca le interesa la verdad sino sus intereses, por mucho que Aagesen lo prometa, me parece que el plazo de seis meses para aclarar lo sucedido se va a alargar hasta 2026, a las puertas de unas elecciones generales, y subrayando la mejora en controles y omitiendo las deficiencias notables de nuestro sistema.
Que nadie espere un giro de la política energética ni una vuelta a la energía nuclear. Eso es no conocer a Pedro Sánchez.
Aagesen comparecerá la semana próxima en el Congreso para rendir cuentas sobre el apagón del 28-A. Como ingeniera que es, estoy seguro que aportará los datos técnicos que transmitan seguridad o comprobaciones mareantes para los diputados, la gran mayoría ignorantes de cuestiones eléctricas. Le resultará fácil a la ministra.
Imposible que anuncie medidas, salvo anunciar algunas revisiones o incluso constituir alguna Comisión que alargue la investigación. Alargar a Pedro Sánchez, en síntesis.
Aunque es ingeniera, debería ya manejarse mejor en su oratoria. En el Senado dijo “Estamos trabajando para identificar las causas desde el rigor”. La preposición “desde” denota el punto, tiempo o lugar, de que procede. Vamos que ¡el rigor no es un lugar ni tiempo!
Para que no vuelva a suceder, ha prometido aprovechar las lecciones aprendidas. En sus palabras podía haber incorporado expresiones como “investigación rápida y profunda”, pues no se excluye la rapidez con el rigor, y urge conocer y remediar las deficiencias.
La Comisión Europea, según parece, también estima seis meses en arrojar sus conclusiones y recomendaciones sobre nuestro apagón. Con todos los respetos de quien no es experto en la materia, es muy distinto ser usuario que dictaminar recomendaciones desde el exterior: sencillamente, no es lo mismo.
Este Gobierno no asume ninguna responsabilidad, y si la tiene no cumple: basta repasar la DANA de Valencia el 29-O, los incesantes caos ferroviarios y ahora el apagón de luz del 28-A. Va habiendo siglas para un crucigrama de la incompetencia.
Aunque Aagesen tiene cara de no haber roto un plato y aparenta contundencia con promesas grandilocuentes, todo se alargará, difuminará y, en la medida de lo posible, se asignarán responsabilidades e inversiones a las compañías eléctricas, que supondrán un encarecimiento para el sufrido contribuyente. Y ni hablar de cambiar las energías renovables, lo cual ya ha adelantado Pedro Sánchez: interesante esa única precisión que ha hecho, muy significativa.
Por supuesto, ninguna dimisión: Beatriz Corredor, presidenta de Red Eléctrica de España, muda en estos días, seguirá. En este país la dimisión por incompetencia no se conoce, solo la eliminación política que Sánchez hace con quienes le pretenden poner zancadillas.
Vamos a ver si se cumple o no el guión que he descrito. Me anoto escribir sobre ello dentro de un año.
Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
Escribe, también, en su web personal.