EL CAMINO DEL NUDO GORDIANO

Inciamos nuestro periplo en Gordio la que fue capital política y cultural de la antigua Frigia, situada a 70 km al suroeste de Ankara en la península de Anatolia. Cuenta la leyenda que al quedarse los frigios sin gobernante consultaron al oráculo de Sabacio y este predijo “debían coronar rey al primer hombre que llegase al templo de Zeus montado en un carro de bueyes”.

Así ocurrió. Un campesino llamado Gordias, lo logró. Coronado rey y como agradecimiento ofreció su carro a Zeus. El carro y el yugo fueron atados a una columna con un nudo tan intrincado que no se veían las puntas, al que se conocerá como el “nudo gordiano”.

Más tarde el oráculo pronosticó “quien desatara el nudo sería el dueño de Asia”.

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Avanzamos en el tiempo. El historiador romano Quinto Curcio Rufo en el libro III capítulo I de la historia de Alejandro Magno, nos traslada hasta el año 333 A.C. para describirnos el momento en que Alejandro, tras apoderarse de la ciudad de Gordio y tener conocimiento de la leyenda “el que desate el nudo que sujeta el yugo seria el dueño de Asia”, en presencia macedonios y frigios, resuelve en vez de desatar, cortar la coyunta, pronunciando la frase “nihil interest quomodo soluantur” o lo que es lo mismo “poco importa el modo de desatarlo”.

Continuemos nuestro camino, la siguiente etapa nos llevará hasta finales del siglo xv concretamente al reinado de Fernando II de Aragón que, lo fue antes de Sicilia (1468-1516).

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Es muy posible que Fernando se viera avocado, a crear su empresa personal sólida, cuando en 1473, a la edad de 21 años, se le nombró caballero del Toisón de Oro. Aunque tuvo una importante formación humanística por parte de su maestro francisco Vidal de Noya y tenía una pléyade de humanistas desde el turolense Juan de Sobraría Segundo, a los sicilianos encabezados por Lucio Marineo Sículo a los que consultar, se decantó por el gran humanista Elio Antonio de Nebrija, más tarde, en 1507, nombrado cronista de los Reyes Católicos. El Lebrijano sugirió a Fernando, rememorando a los clásicos y a sabiendas de su admiración por Alejandro, tomara el yugo y el nudo gordiano cortado, por divisa. Ingeniosamente Nebrija transforma la frase de Alejandro al cortar el nudo en el mote “TANTO MONTA” como expresión abreviada de la Sentencia “Tanto da cortar como desatar”. Con ellos Nebrija sintetiza el plan político de Fernando: poder obrar con libertad, sin trabas, salvo el consenso con su consorte.

Hay estudiosos que afirman que, en la elección del yugo, también tuvo influencia la costumbre galante de la época. Representar un objeto cuyo nombre comenzara por la misma letra inicial del nombre de la pareja, en nuestro caso “Ysabel” (que es como se escribía a fínales del s. XV).

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No hay que desechar que en su elección interviniera el pronóstico del oráculo “quien desatara el nudo sería el dueño de Asia”.  Ser señor de Asia llevaba parejo un anhelo de la Cristiandad Occidental, la reconquista de Tierra Santa y la toma de Jerusalén, quimera, que también pretendía el Papa Alejandro VI y al cual los Reyes Católicos se ofrecieron como sus más leales servidores. Con esa finalidad Ludovico de Corbaria Obispo de Montepeloso (Basilicata), exhortó a los Reyes a destinar las ganancias obtenidas en las Indias a la conquista de Jerusalén.

Representa el yugo un símbolo de castigo y doma para los súbditos rebeldes, pero suave para los sumisos.

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Por su parte la reina Isabel constituye su emblema con un número de flechas que, aunque Menéndez Pidal pone en boca de la reina “con mi divisa que son 11 flechas atadas por medio” sin embargo, vemos representaciones que oscilan entre 5 y catorce flechas dispuestas con las puntas abatidas. Su unión en un haz, podría guardar relación según el historiador Faustino Narganes Quijano con el pasaje clásico recogido por Plutarco:

“Sciluro, rey escita, hallándose a las puertas de la muerte, reunió a sus treinta hijos haciéndoles entrega de un haz de dardos o flechas, al objeto de que lo quebrasen. Como ninguno de ellos pudo partirlo, el rey fue tomando una a una las flechas del mismo, partiéndolas ante sus ojos, a la par que les manifestaba que al igual que acontece con tales armas, si permanecían unidos, serían invictos, pero si reinaba entre ellos la discordia y la disidencia, serían vulnerables y débiles frente a sus enemigos”.

Representa el emblema: la unión y fortaleza frente a desunión y debilidad, la firmeza de la colectividad unida.

Otros teóricos, como Juan Bautista Villalpando, las ven como el empeño justiciero, dirigidas a castigar a infieles, herejes y delincuentes.

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Pocos han estudiado los emblemas yugo y flecha y el mote “tanto monta” como un conjunto. Sólo podemos significar al catedrático salmantino Francisco Maldonado de Guevara que, tras consultar a destacados emblematistas. Considera ese conjunto como un mensaje político: Una advertencia a la nobleza sediciosa, “los que sean insumisos a su autoridad no dudarán en ser duros con las armas (flechas) para los que no acepten el grado de sometimiento (yugo)”

De nuevo avanzamos al año 1532, en él, nuestro lema “TANTO MONTA” se torna poco edificante “el fin justifica los medios” acuñada por el filósofo y político italiano Nicolás Maquiavelo y extraída del capítulo XVIII de su obra “El príncipe”, aunque otras versiones apuntan a que la frase fue manuscrita por Napoleón Bonaparte en la última página de su ejemplar del Príncipe.

“En las acciones de todos los hombres, pero especialmente en las de los príncipes, contra los cuales no hay juicio que implorar, se considera simplemente el fin que ellos llevan. Dedíquese, pues, el príncipe a superar siempre las dificultades y a conservar su Estado. Si sale con acierto, se tendrán por honrosos siempre sus medios, alabándoles en todas partes: el vulgo se deja siempre coger por las exterioridades, y seducir del acierto. Ahora bien, no hay casi más que vulgo en el mundo; y el corto número de los espíritus penetrantes que en él se encuentra no dice lo que vislumbra, hasta que el sinnúmero de los que no lo son no sabe ya a qué atenerse”

Llegamos al último tramo y nos situamos a finales del siglo XIX el vulgo, amplia la divisa a “TANTO MONTA, MONTA TANTO” para darnos a entender un gobierno dual entre Isabel y Fernando y aunque no tiene ningún valor heráldico, seguimos utilizándola cuando queremos demostrar relación de igualdad entre personas o entidades.

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Al igual que “tanto monta monta tanto” sigue vigente en nuestros días, no menos actual es la maquiavélica “el fin justifica los medios”. La tenemos presente en las actuaciones de nuestros gobiernos que, parece conducirnos a una España descafeinada y una Valencia catalanizada y para lograrlo no importan los medios: se miente sin pudor, se buscan los mejores compañeros de viaje, se educa al pueblo con medios de información dirigidos, se cambian los valores personales y sociales, se toman decisiones aplicando dobles varas de medir y leyes del embudo  (como la última del Alcalde Ribó respecto a la Copa América) y se actúa, especialmente, en las aulas. No hay más que ojear los anexo II de los Reales Decretos 217/2022, de 29 de marzo, por el que se establece la ordenación y las enseñanzas mínimas de la Educación Secundaria Obligatoria y del Real Decreto 243/2022 de 05 de abril por el que se establece la ordenación de las enseñanzas mínimas del bachillerato.

Mientras los nacidos en los cincuenta y sesenta reconocerían fácilmente los emblemas expuestos a continuación, nuestros alumnos que cursan la ESO o Bachillerato en sus visitas a ese palacio, iglesias o universidad, los relacionarán con el franquismo o simplemente los desconocerán, ya que no los llevarán por el camino del nudo gordiano, ni por otros transitados por sus antepasados, en los que consiguieron gestas, que creíamos inolvidables.

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Las circunstancias catastróficas que se llevan encadenando durante los últimos dos años y pico, unidas a las decisiones adoptadas, nos están situando ante un escenario donde sería perentorio que los emblemas de la rosa y la gaviota dejaran sus rencillas seculares, para otros tiempos, y desde el “tanto monta monta tanto” firmaran su Concordia de Segovia y tomarán decisiones consensuadas, pero todos sabemos que eso no ha ocurrido nunca, ni ocurrirá. Los partidos políticos actuales parecen empresas rivales operando en el mismo sector, no entidades que trabajan al servicio de los ciudadanos.

El pueblo, más pronto que tarde, tendrá que enfrentarse, de nuevo, al nudo gordiano. Deberá, con su voto, decidir si seguimos en un España difícilmente gobernable, dependiente de minorías tóxicas o bien cortar el nudo y dar la fuerza necesaria a quienes, puedan intentar revertir la situación actual.

¡Quedamos a la espera de la decisión del pueblo soberano!

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BIBLIOGRAFÍA

-El Emblema de la Reina Isabel La Católica (Paulino Ortega LaMadrid)
-Empresas o Divisas de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón (Sagrario López Poza)
-La emblemática de los Reyes Católicos (Faustino Narganes Quijano)
-Alejandro. El Nudo Gordiano y Fernando El Católico (Juan Gil Fernández)

PÁGINAS WEB

-https://www.rah.es
-https://www.ucm.es>ddiconografiamedieval
-https://www.cervantesvirtual.com

  • Ángel García Muñoz