Europa en Washington

Después del capítulo primero del proceso negociador de paz en Ucrania, desarrollado en Alaska entre Trump y Putin el pasado día 15, Trump invitó a acudir a la Casa Blanca, a lo más selecto de la política europea, los líderes de Francia, Alemania Reino Unido, Italia, Finlandia, así como la presidenta de la Comisión europea y el secretario general de la OTAN, todos ellos escoltando al presidente Zelenski. No fue invitado Sánchez lo que no sorprendió a nadie. Si llamó la atención la ausencia del Primer Ministro polaco Tusk, como también lo hizo la presencia del finlandés Stubb.

Pero, en fin, hay que reconocer que Trump se está esforzarse en acercarse hacia un proceso de paz. Ha acertado al comprender que se trataba de entablar contacto con las partes, Rusia y Ucrania, y de hacerlo manteniendo la conciliación entre las partes.

Quizá con Putin se pasó de amable al recibirlo en Anchorage con alfombra roja, piropos, abrazos y la máxima consideración como en los mejores tiempos de la Guerra Fría en que en el tablero internacional solo contaban Washington y Moscú; China aún no había aparecido como gran potencia y la Unión Europea se estaba aún construyendo.

En Alaska no se avanzó gran cosa ni estaba previsto hacerlo, pero Putin volvió a casa con la impresión de que Trump iba a apoyarle en el mantenimiento de los territorios ocupados en Donbas y Crimea y en la no inclusión de Ucrania en la OTAN.

Respecto a Zelenski se trataba sobre todo de corregir los desaguisados cometidos en el pasado febrero en aquel mismo escenario del Despacho Oval, rodeando esta vez al líder ucraniano de lo más selecto de la Unión Europea y de la OTAN, piropeando igualmente al ucraniano en todos los sentidos: ni sombra de insultos sobre la necesidad de elecciones o sobre dictaduras, manteniendo en el más estricto silencio al impertinente vicepresidente Vance, incluso pidiendo al periodista que afeó su atuendo en febrero y que ahora aprobó el vestuario escogido para la ocasión.

La cumbre de Washington tuvo algo de grotesco para las autoridades europeas que se encontraban allí como convidados de piedra. Y, sin embargo, el proceso avanzó al ritmo adecuado con lo que Ucrania y Europa siguen envueltos en el proceso confiando en que el resultado puede ser satisfactorio y que solo será posible avanzar a ritmo moderado. Cuando proceda, se dará un tercer paso en que se encuentren Putin y Zelenski, con la mediación constructiva de Trump.

No hay fecha para este tercer encuentro. Quizá antes deba hablarse a un segundo o tercer nivel entre las partes y solo ir a una tercera cumbre cuando las ideas estén más sedimentadas, posiblemente dentro de algunas semanas. Suiza o Hungría se empiezan a mencionar como sedes de ese encuentro.

Hay que reconocer que, si este proceso sigue adelante y las partes son capaces de ponerse de acuerdo, Trump se habrá marcado un gran tanto. La cesión de territorios por Ucrania parece inevitable.

Como alternativa a la renuncia a la integración ucraniana en la OTAN, Trump propone una garantía de seguridad norteamericana para Ucrania. Una formula menos segura que la integración en la Alianza y que podría desmontarse con facilidad si Washington cambiara de opinión o de presidente.

Este proceso de paz avanza por buen camino y Trump parece encontrarse cada vez más cerca de su anhelado premio Nobel. A Obama le salió mucho más barato. Casi gratis.

Imagen: Ángel Metropolitano

  • Jorge Fuentes Monzonís-Vilallonga es Master en Ciencias Políticas y Económicas y Derecho. 
    Diploma de Altos Estudios Internacionales. Embajador de España en Bulgaria en 1993. 
    Primer Embajador de España en Macedonia en 1995. 
    Embajador de España en Bruselas WEU en 1997, entre otros cargos.