El descendiente valenciano del dios Jano
Jano era un dios raro, con dos caras; una miraba hacia delante, la otra, hacia atrás. Sus muchas cualidades -orador, inventor, protector de Roma- propiciaron que el pueblo romano diera su nombre al primer mes del año. Después, cuando el Imperio se desmoronó, del lanuarius latino surgieron corrupciones (yanair, ianer, janer, jianer...) que fueron eliminándose hasta adoptar cada colectividad una forma propia. En nuestro Reino de Valencia, tras siglos de fluctuaciones morfológicas que abarcaron desde janer a chiner (de 1600, por ejemplo, tenemos: "a set dies del mes de Jiner", en el manuscrito del Loreto de Muchamel) se generalizó giner, como apellido y mes.