Ilustres bastardos e hijos naturales
Nada tengo en contra de la monarquía. De las antiguas sería injusto juzgarlas ateniéndonos a los parámetros actuales. La nuestra se ha convertido en monarquía parlamentaria y bastante tiene con lidiar los desafueros que se le plantean casi a diario. Pero sucede que, en buena medida, España ha sido una monarquía y las vidas de sus reyes es legítimo que intentemos desbrozarlas, con mejor o peor fortuna.
Sin duda a lo largo de la historia de España son muchos los hijos a los que se podría aplicar el adjetivo de hijo natural o bastardo. Es verdad que actualmente está en desuso pues las nuevas formas, y normas sociales, de convivencia han cambiado sustancialmente. No era así en tiempos remotos. La condición de hijo natural o de bastardía cercenaba en gran medida la posibilidad de acceder a los derechos hereditarios. En el ámbito privado se podía recurrir a variadas figuras jurídicas para no desamparar al hijo, o hija, ilegítimo.