Opinión

La cultura de lo efímero

La crisis de las ideologías y creencias en nuestra sociedad occidental está produciendo, en la inmensa mayoría de la gente, una actitud ante la vida muy significativa: vivir de lo inmediato, de lo superficial y de lo cambiante, sin preocuparse por encontrar un sentido profundo y auténtico a la existencia. En contraposición a la vida orientada sobre principios firmes, que veíamos en otras épocas, el ambiente cultural que hoy vivimos se podría definir como ”la cultura de lo efímero”, por la fuerza determinante que hoy tienen las modas en las sociedades modernas. Porque se trata, en efecto, de una nueva filosofía práctica, de un nueva cultura, que nos permite entender el modo de ser y de comportarse de muchísima gente.

¿Hay una crisis de masculinidad?

Estos días los medios de comunicación nos están machacando sobre la brecha salarial entre hombres y mujeres, y desde la experiencia adquirida durante 35 años intentando conciliar mi vida familiar y laboral (cinco hijos y en estos momentos dos nietos), me están sorprendiendo casi todas las declaraciones que escucho, sin argumentos sólidos y en la línea de políticamente correcto.

Sin embargo, invadida por una triste sensación de no escuchar nada sensato y realista, ha caído en mis manos la entrevista que Cayetana Álvarez de Toledo le ha hecho a Jordan B. Peterson, y publicó en el Mundo el 13 de febrero.

¡Qué alegría! Un profesional valiente y con argumentos sólidos está poniendo el dedo en la llaga.

La dictadura catalanista

1.- Hechos reales como la vida misma. La ley reconocía a los padres el derecho natural de elegir el tipo de enseñanza para sus hijos -en castellano o en valenciano- . Bastaba con manifestarlo en los boletines de preinscripción de los colegios. Hecha la ley hecha la trampa. Las normas no se colocaban en la cartelera de avisos de aquel centro escolar hasta después de iniciadas las vacaciones de verano. Según las bases, el padre que no pedía la línea en castellano automáticamente el hijo quedaba matriculado en la línea del valenciano. Es un hecho real que sucedía en un colegio de Castellón, controlado herméticamente por una minoría fanática de profesores nacionalistas.

“El Bigotes” y las tertulias periodísticas

“El Bigotes” nos ha llamado “tontulianos” a los que intervenimos en tertulias periodísticas. Voy a concederle unos minutos a tal insulto.

Álvaro Pérez, “El Bigotes”, compareció el pasado martes ante comisión parlamentaria con motivo del “caso Gürtel”. Como contertulio, he de decir que estuvo maleducado. No voy a detallar las “lindezas” que expresó, porque no se merece la repetición.

“El Bigotes” no tiene cualificación para juzgarnos a los periodistas. Pero no sólo él es culpable de la retahíla de insultos: Pedro Quevedo, el presidente de la comisión, debía haberle cortado y que se ciñera al motivo por el que fue convocado. Muchas cosas suceden porque unos quieren hacer daño o insultan, y otros lo permiten: y eso nada tiene que ver con la censura, sino con el rigor, la buena educación y el cumplimiento de los propios deberes, en lo que suspendió Quevedo.

¿Por qué el Himno de España debe tener letra?

La valiente y asombrosa cantante Marta Sánchez sorprendió a toda España el sábado 17 de Febrero en el Teatro de la Zarzuela, con motivo de la celebración de sus 30 años de carrera musical, con una interpretación cantada del himno de España, con una letra muy personal. Su letra habla de su “amada tierra”, de “orgullo”, de los colores de la bandera de la nación, de “grandeza”, de “honor” y de dar gracias a Dios por haber nacido en España. Una letra muy válida para himno de un pueblo que desea cantar con orgullo su españolidad a través del mismo y al que sus acomplejados políticos despojaron de su letra, al considerarla propiedad del anterior régimen y no la sustituyeron por ninguna otra.

“Consum” tiene razones

Los supermercados Consum tienen un merecido prestigio, que los clientes reconocen. Nació en Valencia en 1975 con un supermercado, y ahora tiene más de 700 en seis comunidades autónomas – la mayoría en la Comunidad Valenciana y Cataluña, los restantes en Aragón, Murcia, Castilla La Mancha y Andalucía -, con más de 14.000 trabajadores. Cifras que dan idea de su importancia y de su línea de negocio.

Es sorprendente que ahora desde Compromís se ponga el grito en el cielo porque ha dejado de etiquetar algunos productos en valenciano desde septiembre pasado. Y el 8 de febrero inician en Twitter algunos de Compromís una ofensiva contra esta decisión, lamentando que reduzca en algo el valenciano, y entre ellos el secretario autonómico de Empleo, Enric Nomdedeu, así como el presidente de las Cortes Valencianas, Enric Morera.

Un derecho natural inviolable

Grandes conflictos se avecinan en nuestro país, desde hace muchos años, en torno a cuestiones sobre laicidad y laicismo. Por eso conviene plantearse preguntas como: En un estado democrático, ¿Pueden los edificios públicos albergar símbolos religiosos?  ¿Pueden los colegios públicos tener crucifijos en las aulas? Y dentro del ámbito educativo, ¿Puede impartirse enseñanza religiosa en los colegios de titularidad estatal? ¿Pueden los profesores y los alumnos en esos colegios portar símbolos religiosos? ¿Pueden estos símbolos religiosos ser portados por ciudadanos particulares en las empresas privadas que exigen uniformidad en el vestuario? ¿Puede un crucifijo presidir las reuniones de una corporación municipal? ¿Puede un cuartel de la guardia civil albergar una imagen de la Virgen del Pilar? ¿Puede una reunión militar finalizar con el canto de la Salve marinera? ¿Puede un médico de la seguridad social negarse a practicar abortos?

¿Desaparece la infancia?

nenaLos profundos cambios que está experimentando nuestra sociedad se extienden a todos los ámbitos, y uno de ellos es el de la infancia. Los niños de hoy son, por supuesto, muy distintos a los de antes porque el contexto social y cultural es también muy distinto; pero de lo que no nos damos cuenta es de algo mucho más grave: en nuestra sociedad, el concepto y realidad de la infancia está desapareciendo. Por más que su edad nos diga lo contrario, los niños de nuestra sociedad ya no son niños, porque su forma de comportarse no se corresponde al estereotipo de la infancia que siempre hemos conocido. Lo propio de la infancia, su principal signo de identidad, es la inocencia, y es esto precisamente lo que está desapareciendo del alma de nuestros niños. El sociólogo americano N.

Urge promover una “ecología humana”

El 21 de noviembre de 2014, Juan Meseguer publicaba en ACEPRENSA un artículo titulado “Hombre y mujer: tan distintos, tan complementarios” que comenzaba así: “La familia fundada en el matrimonio es el ambiente idóneo para descubrir lo masculino y lo femenino, dos modos de ser que expresan la riqueza de lo humano. Así lo han defendido representantes de 14 confesiones religiosas en un congreso celebrado en el Vaticano del 17 al 19 de noviembre.”

Hacía referencia a un congreso muy interesante, del que muy pocos tuvieron conocimiento, y que me gustaría comentar, pues creo es un tema que en estos momentos conviene hablar de él.

La lista de ponentes en el citado congreso incluyó desde líderes religiosos como el pastor evangélico Rick Warren; Russell D. Moore, de la Convención Bautista del Sur; Nicholas Okoh, primado de la Iglesia anglicana en Nigeria; o el budista Nissho Takeuchi; hasta intelectuales como la antropóloga musulmana Iqbal Gharbi; la historiadora hindú Kala Acharya; o la socióloga de Harvard Jacqueline C. Ríos.

Encuestas para todos

Cada partido político se aferra a la encuesta que más le conviene. Tras las encuestas de las últimas semanas a nivel nacional, sólo Podemos está “socarrado” de verdad, y con unas cifras que no le permiten ilusionarse bajo ningún argumento sólido: Pablo Iglesias es el líder peor valorado, la caída en picado de intención de voto es llamativa, y lo más significativo en mi opinión es que es lo que palpamos en la calle, que ese populismo ha defraudado, porque su “varita mágica” es subir los impuestos y en donde gobierna con otros partidos de izquierdas es más que polémico e, incluso, inane o irrelevante, con astracanadas y polémica que sustituyen a su “utopía”.

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