Gracias, Juan
El pasado sábado, 25 de junio, falleció Juan Urios. Una caída en una calle de Castellón. Vino desde Oropesa para resolver cuestiones ordinarias, como siempre activo. Su fallecimiento me produce una mezcla de lógico dolor, uniéndome a Paqui y a toda la familia, con una alta dosis de gratitud. Es de esas personas que, cuando les tratas, sabes que tienes la suerte de haberle conocido y tratado. Bromeando, y teniendo en cuenta la diferencia de edad, le decía: “Juan, de mayor quiero ser como tú”. Sonreía… y disentía.
La brevedad de estas líneas tiene la ventaja de que obliga a seleccionar mucho, pues la vida y actividad del coronel Juan Urios Ten han sido muy ricas y dilatadas. Se sentía orgulloso de su familia, y lo mostraba continuamente. Fruto de su gran corazón, con esa pasión por su familia, fue agrandándolo con los años, o al menos esa es mi impresión. Ya retirado desde hacía años, su jornada diaria estaba repleta de actividad, con sus compañeros militares, escribiendo y con diversas iniciativas de solidaridad. No pensaba en él. Se ocupaba, además y en primer lugar, de la familia, pero su dedicación era generosa a compañeros y familias que necesitaban ayuda, y se la daba con generosidad y señorío. Te dabas cuenta de que, como sucede con los iceberg, conocías una parte muy pequeña que afloraba de su abnegada dedicación a los demás.