Renfe descarrila
Los retrasos de los trenes son continuos, demasiado frecuentes en España. Nuestros impuestos nos otorgan el derecho a un mejor servicio, y no hay excusas.
Por ejemplo, un AVE Madrid-Barcelona que el pasado lunes, 26, salió con 45 minutos de retraso. Soy comprensivo: puede ser un problema de salud repentino del maquinista, pero una empresa de tal calibre tiene que tener una solución mucho más rápida.
Son tantas las deficiencias que tenemos el riesgo de resignarnos, quejarnos en casa y con los amigos –y hasta “calcular” los retrasos como algo inevitable para llegar puntuales al trabajo-, pero no poner más medios entre todos.
Renfe tiene 15.000 trabajadores, que se dice pronto. Ante un mastodonte de esta dimensión, es evidente que la cúpula directiva ha fallado estos años y falla ahora. Hay que ser más honrados y valientes y poner al frente a directivos con experiencia y cualificados, no “colocando” a colegas de partido político. Pedro Sánchez es el principal responsable. El presidente, Álvaro Fernández Heredia, está noqueado.