EL MERIDIANO DE TOLEDO
Con el descubrimiento de América en 1492, para fijar el rumbo, se hizo acuciante la necesidad de determinar la posición de los barcos en alta mar, ya que el no hacerlo podía comportar importantes retrasos que podían acarrear el peligro cierto de graves enfermedades, como el escorbuto.
Los científicos españoles se pusieron en la labor, y en 1535, Alonso de Santa Cruz presentaba instrumentos y cartas náuticas así como un instrumento para medir la longitud por las distancias de la Luna y los planetas, siendo que en su “carta abierta por los meridianos desde la Equinocial a los Polos” fue capaz de apreciar el fenómeno de la deformación que sufría la figura de la Tierra al ser trasladada al plano.