Vientos de muerte

Lejos de mí pretender una valoración de la figura y legado que deja el Papa Francisco. Otros lo están haciendo, en mi opinión con desigual acierto, porque se ciñen a algún aspecto, y opinar sobre un papado exige profundidad, y no “a la carta”. 

De lo más interesante es escuchar o leer a cardenales que tendrán que elegir al nuevo Papa, el que juzguen más apropiado para la Iglesia en estos momentos. Será casualidad o no, o la providencia divina que ha propiciado unas últimas palabras del Papa Francisco el Domingo de Pascua, el día antes de fallecer. No tienen desperdicio.

Recuerdo que, en varias ocasiones, Joaquín Navarro Valls, durante 22 años director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, me afirmó que el Papa es la persona mejor informada del mundo. Ante mi reparo en aceptar esa afirmación, basándome en las potencias mundiales que tienen un gran presupuesto para las relaciones exteriores y la comunicación, se ratificaba en esa afirmación.

Aludía a la excelente escuela diplomática que tiene el Vaticano, las diversas fuentes de información que tiene el Papa de los países en que está la Iglesia Católica -¡los miles de obispos!– y que no tiene intereses económicos en valorar de un modo u otro lo que sucede en cada parte del mundo. Le llega todo al Papa y nadie le impone lo que hace, escribe o decide, como representante de Jesucristo en la tierra.

Recurro a este recuerdo personal para que valoremos en su medida las palabras últimas del Papa Francisco, el Domingo de Pascua, con un mensaje que no pudo leer.

El Papa Francisco habló de que existen “vientos de muerte”, y en su mensaje transmitió un mensaje de esperanza, ante el miedo generalizado que existe en la humanidad.

El Papa pidió el desarme verdadero, frente a la “carrera general al rearme”, “no ceder a la lógica del miedo”. En esto había muchos de acuerdo con el Papa. Pero también denunció el aborto y la eutanasia, la indigna crisis humanitaria en Gaza y el creciente antisemitismo. No conviene trocear los mensajes del Papa: con la abundante información y perspectiva sobrenatural que tenía, hay que reflexionar todo lo que dijo en su último mensaje. ¿Qué es lo más social de su último mensaje? Abro hilo.

Lo más sorprendente ante este panorama mundial fue su confianza en Dios. Apeló a ser todos “constructores de esperanza”, sin gestos grandilocuentes, sino pequeñas acciones nacidas del Evangelio. Esto tiene mucha enjundia, porque tendemos a desentendernos de la conquista de la paz, como si fuera algo exclusivo de Putin, Trump, Maduro… 

  • Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
    Escribe, también, en su web personal.