La Plataforma por la Escuela Pública ha presentado este jueves un informe que marca el camino a seguir en el pacto de Estado por la Educación.
Hoy día 1 de Febrero ha pasado más de un año desde que comenzó a trabajar la subcomisión parlamentaria para elaborar el pacto de Estado por la Educación, aunque apenas se han producido avances debido a la parálisis política. El objetivo de esta comisión se antoja una hazaña: elaborar un pacto educativo de consenso que sirva de base para una nueva ley orgánica que sustituya a la polémica LOMCE. La comunidad educativa reclama acuerdos que incluyan a los agentes sociales y políticos, “para que el sistema educativo sea más estable y no dependa de los cambios de gobierno”. Por ello, la Plataforma por la Escuela Pública ha elaborado un decálogo a seguir para alcanzar “La educación que queremos”
El informe consta de diez puntos
El primero hace referencia a las finalidades de la educación. El segundo a la consideración de la educación como un derecho fundamental y universal de ciudadanía que debe ser garantizado por los poderes públicos.
El tercero a la garantía de la equidad y la inclusión de los valores transversales. Le siguen la promoción de la igualdad de las personas, la garantía de la educación laica, la exigencia de una escuela democrática y participativa, la construcción de un currículo alternativo al existente, en octavo lugar afirma el informe que la inversión educativa garantiza el derecho a la educación que queremos, para terminar con una referencia al ejercicio de la docencia y al La estabilidad en las políticas. “La educación debe entenderse como un proceso de mejora continuada.
En este sentido, hay que tener capacidad para reflexionar colectivamente y hacer un diagnostico preciso y riguroso de la situación actual de la educación en nuestro país que permita realizar propuestas de mejora eficaces y continuadas en el tiempo...”
Tras su lectura atenta observo muchas palabras claves ausentes en dicho informe que seguramente impedirán el deseado pacto, sobre todo la no referencia a la palabra libertad.
Invito al debate de algunas intuiciones que pueden ser claves del reto educativo de todos deseamos, y no aparecen en el informe. Y lo hago porque en el punto decimo en informe invita a la reflexión, a realizar un diagnostico riguroso…
Voy a aportar mi granito de arena
No es políticamente correcto, pero ¿alguien se atreve a llevar a cabo una estadística sobre la incidencia de la desestructuración de la familia y el fracaso escolar? Invito a la plataforma a su realización.
Vivimos en una cultura relativista disfrazada de tolerancia, pluralismo y misericordia. Y yo pregunto: ¿el relativismo no es mezclar sin agua? ¿El relativismo no es antagónico con la vocación educadora?
Si la clave de la educación son las actitudes, es decir, lo que multiplica los conocimientos y las habilidades. ¿Qué puede fundamentar el cultivo de actitudes de generosidad, alegría…?
Otra cuestión: ¿Educamos en lo esencial?
El desprecio de la filosofía, historia, religión… ¿no nos separa de lo esencial de la educación? ¿Lo importante ocupa el lugar que le corresponde?
Vivimos en una cultura de permanente confrontación entre la verdad y la caridad y a mala es la verdad. Si fuera cierto que “la verdad os hará os libres “, ¿estamos educando para la esclavitud o para la libertad? Otra confrontación en la que estamos inmersos está entre la razón y el corazón, aquí el guapo es el corazón. Y una confrontación entre justicia y misericordia en la que la justicia es la perversa.
Podríamos continuar con otros aspectos clave, este tema es inabarcable, por ser humano.
Sí, comencemos el debate para llegar al consenso
Mª Ángeles Bou Escriche es madre de familia, Orientadora Familiar, Lda. en Ciencias Empresariales y profesora