Eran las 5.52 horas del día 3 de Diciembre de 1967, en un quirófano del Groote Schuur Hospital de Ciudad el Cabo (Sudáfrica), el doctor Christian Neethling Barnard exclama ¡Jesús, esto va a funcionar! Louis Washkansky, paciente de 54 años y con una cardiopatía terminal está a punto de convertirse en historia al recibir el corazón de una mujer de 25 años, Dense Anne Darvall, fallecida en un accidente de circulación unas horas antes. Se trata del primer trasplante de corazón que se realiza entre humanos. Louis sobrevivió 18 días a la intervención muriendo por una neumonía. En España, el primer trasplante cardiaco con éxito se realizó el 8 de mayo de 1984 en el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau de Barcelona, sobreviviendo el paciente nueve meses. Hoy en día el trasplante de corazón se efectúa en 17 hospitales de todo el país, siendo más de 8000 personas las que se han beneficiado en España de un trasplante de corazón desde entonces.
Tras más 50 años, hoy en día el trasplante cardiaco es una técnica quirúrgica consolidada y su abordaje supone un enfoque multidisciplinar. En este procedimiento intervienen lo que denominamos el “equipo de trasplante”, que incluye a cardiólogos, cirujanos cardiacos, anestesiólogos, médicos intensivistas, infectólogos, patólogos, inmunólogos, así como el equipo de enfermería, psicólogos, fisioterapeutas y asistentes sociales, que trabajando coordinadamente, logran que esta apasionante aventura llegue a buen puerto.
El trasplante cardiaco es un procedimiento quirúrgico que consiste en extraer un corazón enfermo que no puede ser curado con fármacos o cirugía convencional y reemplazarlo por un corazón sano de un donante. El procedimiento más común es tomar un corazón de un donante (aloinjerto) recientemente fallecido e implantarlo en el paciente receptor. Cuando el corazón del propio paciente es extraído y se implanta uno nuevo se denomina trasplante ortotópico, que es la técnica que se utiliza en la actualidad.
No todos los pacientes con un corazón enfermo son candidatos al trasplante cardiaco, en general existen unos criterios médicos que indican si un paciente es subsidiario de trasplante o no. De manera consensuada por la comunidad científica se establece que, el paciente candidato a ser receptor de un corazón sano debe encontrarse en insuficiencia cardiaca avanzada o terminal que no responde al tratamiento médico intenso y además no existe un tratamiento quirúrgico alternativo adecuado a su patología, por lo cual la expectativa de vida de estos pacientes se encuentra muy reducida, siendo por lo general inferior a un año. Además de los puntos anteriores, la edad también constituye un criterio de aceptación, siendo recomendable que la edad de los pacientes no sea superior a 65 años. Por otra parte, existen ciertas enfermedades (SIDA, cáncer) y circunstancias (adicción al tabaco, alcohol o drogas) que son consideradas contraindicaciones para el trasplante cardiaco, ya que se ha demostrado que no es útil en estos casos.
Así como existen unos criterios para ser receptor de un corazón nuevo, también existen criterios de selección para ser donante de órganos. La donación de órganos está regulada en la legislación española por la ley 30/79 del 27 de Octubre de 1979, si bien esta ley nació relativamente tardía comparada con la legislación internacional, aportó principios como los de altruismo, gratuidad y confidencialidad así como el consentimiento presunto a la donación. El donante debe fallecer en un hospital debido a un paro irreversible de las funciones cerebrales o cardiorrespiratorias, sin que exista posibilidad alguna de recuperación, sólo así se podrá mantener el cuerpo de forma artificial desde la muerte hasta el momento de la extracción de órganos. Gracias a la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), se pone en marcha toda una serie de mecanismos que permiten identificar al paciente más idóneo para recibir el nuevo corazón.
El rechazo y la infección son las complicaciones más temibles del trasplante cardiaco. El rechazo del corazón implantado se produce debido que el sistema defensivo inmunitario del receptor no reconoce como propio al tejido trasplantado, desarrollándose de manera inmediata una respuesta inflamatoria e inmunitaria que puede llevar a destruir el nuevo corazón. El rechazo a un corazón nuevo puede ocurrir entre un 15-20% de los trasplantes. Para evitar el rechazo existen unos fármacos que se denominan inmunosupresores, los cuales son capaces de “engañar” al sistema defensivo del paciente para que reconozca el nuevo corazón como propio. Estos fármacos se administran de manera inmediata tras la operación. La infección es el otro gran enemigo del trasplante, debido a que si se produce una infección en este periodo, en el que los fármacos inmunosupresores hacen que las defensas del paciente estén bajas, su curso pueda ser potencialmente mortal. De esta manera el paciente se encuentra en un medio de aislamiento estricto para evitar que sufra alguna infección, siendo necesario a veces administrar antibióticos.
Tras la intervención, el paciente empieza una nueva etapa, teniendo que tener ciertas precauciones durante los primeros meses, sobre todo para evitar las infecciones. Paulatinamente el paciente se incorporará a la vida normal en unas seis semanas. Aunque hay gente que considera que el trasplante cardiaco supone cambiar la cardiopatía terminal por la “enfermedad del trasplantado cardiaco”, no cabe duda que los pacientes diagnosticados de insuficiencia cardiaca avanzada estarían abocados a una muerte temprana sin el trasplante cardiaco. Según el Registro Español de Trasplante Cardiaco de 2006, la mortalidad precoz, es decir la muerte del paciente en los primeros 30 días tras el trasplante, es del 14%, cifra ligeramente superior a la media de los últimos años (12%). En cuanto a la supervivencia, en España se estima que de los pacientes trasplantados al primer año sobrevive un 80 por ciento.
La causa más frecuente de fallecimiento después de la intervención es la infección, seguida del fallo agudo del nuevo corazón. Actualmente, el record de supervivencia supera los 33 años después de la operación.
Dr. Fernando José Reguillo Lacruz
Especialista en Cirugía Cardiovascular, Ldo. en Medicina y Cirugía por la U.L. de Valencia, Doctor en Medicina y Profesor de Ciencias de la Salud por la U. Complutense y experto en Gestión de Servicios de Salud entre otras especialidades.