Quejicas
Dos hechos recientes pueden ilustrar lo que pretendo expresar. Uno de ellos es el de un taxista en Valencia, venezolano, ingeniero, que trabaja 16 horas al día, para sacar adelante la familia: quien me lo contaba me expresó su inicial incredulidad, pero a la vez que pudo conocerlo y es real. Y lo más llamativo: que no se queja.
El otro hecho es el de una española, que ha escrito en redes sociales que, con tres carreras y tres másters, no tiene trabajo. No voy a defender que los estudios universitarios españoles sean ideales, coordinados con el mundo laboral, pero pensé que, si ha podido estudiar tres carreras, es porque alguien la ha mantenido, aunque no hay que descartar que ella se ha haya sufragado los gastos o una parte de ellos con trabajos variados. Tal vez hay más inmadurez en los padres que en los hijos.