Opinión

TRES PERLAS DIPLOMATICAS

En las últimas semanas, aparte del calor, los incendios y los millones de veraneantes que circulan enloquecidamente por nuestra geografía, algunos asuntos de orden internacional, materias en que parezco estar encasillado, han ocupado la atención de los medios informativos. Me atrevo a decir, a falta de mejor información que echarse a la boca.

El primer asunto fue el que podría titularse "La espada de Bolívar", la versión sudamericana del brazo incorrupto de Santa Teresa, que nuestro rey Felipe VI, tras haberse tomado la molestia de desplazarse a la entronización del primer líder colombiano de extrema izquierda, Gustavo Petro, habría ofendido al no levantarse a su paso; algo así como cuando Zapatero no honró a la bandera de los Estados Unidos a su paso en el desfile de nuestra Fiesta Nacional.

No fue una guerra civil

Me indigna sobremanera que, a la Guerra de Liberación contra el comunismo, desarrollada en España, en una de sus fases, entre 1936 y 1939, se le llame guerra civil, porque no fue una guerra entre españoles exclusivamente, sino que fue una guerra entre españoles y entre otros, nacidos, sí, en España, pero que estaban adheridos a organizaciones e ideologías subordinadas a intereses internacionalistas y antiespañoles. Es decir, los contendientes rojos no eran, y, desde luego, no merecían serlo, españoles, porque la nacionalidad no es una circunstancia político-administrativa, es algo más, además de eso. Cierto es que las fuerzas nacionales recibieron el apoyo de potencias extranjeras, pero éstas  no tenían ningún interés en trocear a España. Es más, el gobierno asesino del Frente Popular, en 1937, para entorpecer esa ayuda, entró en contacto con el III Reich y con la Italia fascista, a quienes se les ofreció la entrega de partes del territorio sagrado de la Patria, ofrecimiento rechazado. Por lo tanto, eterno agradecimiento a ambas naciones y a sus gobiernos de entonces.

Deberes sociales

Lo presencié el pasado lunes, y lo recuerdo ahora todavía con la respiración contenida. Un autobús urbano estuvo a punto de atropellar a un joven que iba en moto, en una calle paralela a un concurrido paseo marítimo. Había un Stop que se había saltado. Me fijé y era cierto, pero casi íntegramente tapado por una furgoneta aparcada. El joven conductor alegó que no se ve prácticamente nada, y era cierto. Un amigo que me acompañaba envió un mail al ayuntamiento para que señalizasen mejor ese Stop, que según parece se puso tras un accidente mortal hace años. El autobús no había infringido ninguna señal, pero casi le cuesta la vida a ese joven.

Ese mismo día observé varios tramos de accesos al paseo marítimo: traviesas levantadas, sueltas, que dificultan el paso normal y, desde luego, a personas en sillas de ruedas, andadores, o carritos de bebé. Las quejas son continuas. También me consta que se ha dicho al ayuntamiento, sin respuesta todavía.

Desierto demográfico o Tsunami demográfico: EL FUTURO YA ESTÁ AQUÍ

Es un tema tabú, del que no se habla en los canales oficiales, pero todo el mundo sabe, a estas alturas que España se ha convertido en un “desierto demográfico”. Es un hecho que se oculta y se camufla, sin hacer nada para remediarlo. Este hecho no es casual, si no la consecuencia de una serie de circunstancias que vamos a citar.

Hacerse la foto

Casi 30.000 hectáreas quemadas en la comarca castellonense del Alto Palancia, con el municipio de Bejís en el epicentro, y el ya famoso “tren al infierno”. Se dan avisos, muy razonables, de que no acudan ciudadanos a hacerse fotos, porque es peligroso y dificultan las tareas de extinción total.

En ese contexto, Pedro Sánchez se presenta en esa zona el pasado lunes, 22 de agosto, y con él todo el cortejo de asesores y cargos que le suelen acompañar, además de los cargos socialistas valencianos que querían también salir en la foto, como el presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, o el presidente de la Diputación castellonense, José Martí.

Lo comentaba un miembro de ese “cortejo”: “decimos que no vengan a hacerse fotos, y aquí estamos haciendo eso mismo, no sé si es lo más adecuado y si esto da votos o no”.

Incendios y ecología

Los incendios forestales que sufrimos afloran muchos aspectos morales: antes, durante y después de los incendios. La limpieza de los bosques para evitar incendios y daños tan grandes como el vivido en Bejís y la comarca del Alto Palancia tiene un componente moral. La reacción de los vecinos ha aflorado altas dosis de generosidad, valentía y solidaridad, en medio del dolor y la tragedia. Las reacciones en el ya famoso tren conducido por Sonia el pasado martes tienen, en medio del pánico, también connotaciones morales: uno de los viajeros se cuestionaba la actitud de los pasajeros que salieron del tren olvidándose de mayores, alguna persona impedida, niños.

¿Un nuevo orden mundial?

Sin remontarnos a tiempos lejanos y a un mundo dominado por imperios como el mesopotámico, helénico, romano; español, francés o británico, entramos en la edad contemporánea y en el siglo XX con un orden mundial que se ha regido, después de las dos grandes guerras -que muchos politólogos consideran  fue tan solo una que se extendió desde 1914 hasta 1945- por las normas recogidas primero por la Sociedad de Naciones y más tarde por la Organización de Naciones Unidas (ONU).

La importancia de la Carta de la ONU radica en su propósito de universalidad y de incluir, por lo tanto no solo al mundo occidental -Europa, Estados Unidos y Australia- sino también al resto del mundo, es decir, a Asia, África y Sudamérica.

De este modo, países de cultura milenaria como China, Japón, Corea, India e Indochina aceptaran las normas acuñadas para el mundo entero y están dispuestos a asumir junto con la vieja Europa y las superpotencias del momento, unos propósitos y principios que ya entonces tendían a ser utópicos confundiendo deseos con realidades.

ORIGEN DEL NEGACIONISMO

¿Que piensa un megarrico?, alguien al que el dinero le sobra, que tiene todo y no necesita nada. Quizás el mundo se le quede pequeño, y se sienta molesto de tener que compartir el planeta con tanta gente. Desde su privilegiada atalaya puede caer en la tentación de pensar que la gente se reproduce mucho, son incultos y sucios, y que él no es como ellos, merece más. Como se suele decir, en estos temas “llueve sobre mojado”. Desde periódicos como “El País”, la caja de resonancia de estos megamillonarios, nos vienen lanzando, repetidamente, desde hace años, avisos de corte malthusiano: el hombre es una plaga para el planeta, nos vienen a decir. Si tenemos en cuenta que este periódico es el de estas élites, no iremos muy errados si tenemos a tal comentario como propio de éstas.

Los incendios se apagan en invierno

Todavía estoy impresionado por las imágenes del incendio en Bejís, provincia de Castellón: los bomberos luchando contra las llamas a escasos metros, sufriendo el cambio de orientación del viento.

Mi admiración y mi respeto hacia la tarea de los bomberos, y a cuantos intervienen en la extinción de los incendios que hay por toda España. Incluso más: cierta petición de perdón, porque les toca a ellos arriesgarse con frecuencia por la dejadez política y ciudadana. Así lo siento.

En los pueblos se sabe y se repite, y más cuando hay incendios cercanos o lejanos, que los incendios se apagan en invierno, no en verano. Eso exige una labor continua de limpieza de bosques y caminos, en invierno. Si no se hace, es evidente que una chispa, una colilla, una chuletada o un rayo bastan para provocar pavorosos incendios. Si se limpiaran los bosques y caminos forestales, y según la sabiduría popular, habría menos incendios.

Agosto en Castellón

Eso de que en agosto apenas pasan cosas, que Castellón se vacía, los pueblos alternan viajes a lugares de playa con estancias para participar en fiestas patronales o simplemente variar el descanso, es algo muy relativo. Para empezar, pocos pueden disfrutar de un mes entero de vacaciones , el mes por excelencia que es agosto: los Juzgados se paralizan, la UJI se cierra, servicios administrativos paralizados o disminuidos. Sí, muchos funcionarios siguen teniendo ese privilegio, que muchos no compartimos: hay trámites que, incomprensiblemente, hay que demorar a septiembre, y hablo de casos reales, que generan un perjuicio considerable al ciudadano. El “vuelva usted mañana” de Mariano José de Larra se convierte en “vuelva usted en septiembre”, y no se resuelve con la tramitación telemática en muchos casos, no seamos ingenuos.

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