LA BANDERA AJADA
Corría el 2005 cuando Daniel, un vecino, colocó en su balcón un mástil y subió hasta su parte alta, la Bandera de España.
A los pocos días lo encontré en la calle, se divisaba la bandera que, ondeaba al viento y le pregunté ¿Daniel porque precisamente ahora, colocas la bandera en tu balcón? Me contestó “veo que España toma mal camino”. No se equivocaba.
Durante años la bandera siempre lució espléndida, en cuanto apreciaba que sufría algún girón o perdía color, rápidamente era sustituida por una impoluta. Sin embargo, hace algo más de un año, la bandera fue perdiendo prestancia y poco a poco se fue deteriorando, sin que fuera repuesta. A Daniel se le puede perdonar su olvido, ha tenido una extraordinaria disculpa, su mujer enfermó gravemente y necesitó de toda su atención, de hecho, ya camina solo, por el valle de lágrimas que es su vida. Seguro que Daniel, aunque, rebasa los ochenta, sacará fuerzas de flaqueza, recuperará la ilusión por vivir y volverá a acordarse de la bandera de su balcón.
Cuando la observo, veo en ella, la que nos representa a todos y la imagino en un estado pareció. Durante décadas, ha ido difuminando sus colores, han aparecido pequeños girones y otros desgarros de mayor entidad, que han hecho que parte de ella, haya desaparecido y en un repaso somero, como fotogramas, recuerdo su progresivo deterioro.