La inquietud radical humana

La filosofía sobre el hombre es el tema recurrente de la mitología griega, y en el Mito de Sísifo, título de un famoso ensayo de A. Camus, podemos ver una dramática alegoría de la inquietud y trabajos de la condición humana. Sísifo fue condenado por los dioses a perder la vista y a empujar perpetuamente un peñasco gigante montaña arriba hasta la cima, sólo para que volviese a caer rodando hasta el valle, desde donde debía recogerlo y empujarlo nuevamente hasta la cumbre, y así indefinidamente. Tal es la condición humana: con el fin de alcanzar la ansiada paz y felicidad, hacemos de nuestra vida un esfuerzo y sacrificio constantes hacia esa meta; pero nunca lo logramos, y nuestra inquietud jamás queda saciada. El ser humano es radical y constitutivamente un ser inquieto, esto es, un ser cuyos pensamientos y deseos se orientan a una meta inalcanzable en este mundo, y aunque seamos conscientes de ello, estamos condenados a seguir anhelando y trabajando hacia ese objetivo.

Patxi López y Pedro Sánchez son pasado

Para resolver la crisis de liderazgo en el PSOE, hace falta un nuevo líder, que no esté vinculado a la fase que puso fin la gestora socialista. Sería una contradicción, aunque los militantes tendrán la palabra.

Patxi López ha anunciado que se presentará a la secretaría general. Se espera que Pedro Sánchez deshoje la margarita: por ganas, seguro que se presentaría; por apoyos, cada vez tiene menos, y hasta un político con la ambición y tenacidad de Sánchez puede sentirse agotado para una más que seguro fracaso, si se confirman los movimientos y declaraciones de estos días.

La bona llum

Mai podré comprendre a l’Ajuntament…

¡Ya veus!… Casi tota la vida soportant una pereta arcaica, proyectant una llum somorda que a dures penes era suficient per a no entropeçar en el carreró, i de colp en menys d’una dotzena d’anys hi ha que vore la cantitat de canvis que m’han fet aguantar…

A tot açò… ¿M’he presentat? No, ¿veritat?… Be. Tampoc considere que siga molt necessari perque estic segur de que vosté i yo ya nos coneixem… ¿Que no?… ¡Ya ho crec que sí! ¡La de vegades que m’haurà vist al passar pel carrer de la Nau, sempre penjat en el mateix lloc!… Sí home sí, eixe. El farol del cantó. ¿Quin atre tenia que ser?

Periodistas honrados

Ayer celebramos los periodistas nuestro patrón, San Francisco de Sales. Una fecha que sirve para acordarnos de las exigencias morales de nuestra profesión, que no son pocas, como también sucede con otras muchas profesiones. Inevitablemente, me acordé de la perla de Donald Trump sobre los periodistas, a quienes nos ha calificado como los seres más deshonestos del mundo. Si nos atenemos a las palabras del nuevo presidente de Estados Unidos, los periodistas al menos somos los primeros en algo, porque desde luego no lo somos por salarios, empleo de calidad, ni en tener un horizonte profesional claro, pues cunde crecientemente el desasosiego entre mis colegas, al comprobar la crisis de los medios de comunicación y la incidencia de las nuevas tecnologías.

Contrastes (1ª parte)

En mi reino nunca se pone el sol” (Carlos V, Emperador y Rey de España)

España ha sido siempre un país de contrastes. Así, hemos pasado de ser un gran imperio “en el que nunca se ponía el sol” a un Estado actual debilitado en sus funciones y enfrentado ante 17 mini-territorios autonómicos, por los que el astro rey pasa deprisa con escaso tiempo de luz y calor a través de grandes nubarrones que nos dejan fríos al pensar en el futuro de nuestro país y de sus gentes.

La crisis de la evangelización

La presencia activa de la Iglesia en el mundo contemporáneo ha sido, como ya es fama, el gran principio inspirador del Concilio Vaticano II. Es decir, el Concilio quiso una Iglesia comprometida de la cabeza a los pies en el gran desafío de la evangelización de nuestro mundo. Por eso fue eminentemente un Concilio pastoral. Todos los cambios operados en la Iglesia, tanto de mentalidad como prácticos, no han tenido más fin que obtener un mayor dinamismo evangelizador y una mayor pureza en la presentación del Mensaje. Y es obvio que, a la hora de evaluar la actuación de la Iglesia, se ha de tener bien presente esta intención programática. ¿Cuál es el resultado obtenido? ¿Hay, en verdad, más dinamismo apostólico que antes, se lleva el Mensaje a los hombres de hoy con más profundidad y eficacia?. He aquí una pregunta muy seria a la que debemos responder con realismo y sinceridad, dejando aparte disquisiciones y posturas.

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